SESENTA Y CUATRO

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1943

"La amistad que había entre tu padre y yo era magnífica, éramos inseparables, cómplices de travesuras y locuras. A pesar de las órdenes de tu abuelo respecto a que no podían socializar con personas de menor clase social supimos hacernos buenos amigos, de vez en cuando mi padre les trabajaba y no era poca la fortuna que tenía mi familia en esos buenos tiempos. Fue ahí donde conocí primero a Jorge y tiempo después a tu madre, Mónica. Al verla quedé flechado, me impresionó su belleza y su dulce forma de ser, siempre tan noble y dispuesta a ayudar a los demás, parecía de carácter suave pero sabía hacerse escuchar cuando era necesario, además de tener el corazón más grande que nunca había visto –suspiró–. Los sentimientos así de puros no pueden ocultarse, ja, fueron numerosas las ocasiones que aproveché para hacerle saber que la amaba y que deseaba compartir mi vida con ella, siempre me rechazó gentilmente, diciendo que ya guardaba en su corazón a algún hombre, del cual yo estaba profundamente celoso sin saber de quién se trataba. Jorge únicamente me esquivaba cuando quería hablar acerca de Mónica, entendía que podía estar celoso o querer protegerla, algo común de los hermanos mayores, pensaba.

"Conforme pasó el tiempo y mientras más convivimos, me fui dando cuenta de lo que ocurría entre ellos, decidí entonces tratar de sacar a Mónica de mi corazón pero no tuve éxito, simplemente me conformé con tener su amistad, llenar el vacío con el aprecio de su amistad sincera. Jorge nunca me guardó resentimiento por las cosas que le expresé en cuanto a sentimientos, siempre fuimos tan amigos... Y entonces pasó, tus abuelos se enteraron y decidieron separarlos en un intento desesperado por arreglar y ocultar los hechos. Dos años estuvieron lejos el uno del otro, el paradero de Mónica era desconocido para mí también y durante ese tiempo acompañé a Jorge en su pesar tratando de hacerle sonreír nuevamente.

"Fue un tiempo difícil, de problemas familiares, Epifanio se había quedado solo en la hacienda con su hijo, mientras mandó a su esposa y a su hija lejos de casa. Un hombre que se queda solo no es bueno, por naturaleza somos malos, Jorge no toleraba ver a tu padre metiendo a tanta mujer del pueblo o de los alrededores a la misma cama donde una vez durmiera tu abuela, pero los que conocimos a Epifanio en sus mejores años sabíamos que era un hombre al que no se le podía cuestionar nada. Además cuando uno está enamorado deja pasar cosas, refiriéndome a tu abuela, quien no ignoraba los hechos.

"Nunca supe bien cómo pasó lo demás, pero Mónica logró escapar de casa un día, vino a verme, vino a pedirme que le ayudara a entrar a la hacienda para dejarle un mensaje a Jorge con el fin de que fuera a verla, le dije que era mejor si me dejaba la nota, que yo se la daría... pero creo que no confió en mí lo suficiente, insistió en no revelar su ubicación a nadie más que a su hermano, acepté, siempre la quise y siempre la querré, la ayude a moverse sin problemas hasta la hacienda, Epifanio no estaba en casa así que bastó con distraer a los criados el tiempo que calculé suficiente para que ella pudiera hacer lo que tenía que hacer. Regresé a casa y ella estaba ahí esperando, cubierta con su rebozo , ocultando su rostro para no ser reconocida, pero fue inutil porque yo reconocí al instante que era la mujer con la que quería pasar el resto de mis días, externé una vez más mis emociones hacia ella y una vez más fui rechazado y relegado al papel de amigo íntimo.

"Me besó tiernamente la frente y partió de nuevo a su encierro. Tiempo después supe la noticia, como todos en el pueblo, de que ella estaba embarazada. Mi corazón dio un vuelco y me sentí desfallecer, ahora sí lo nuestro sería algo imposible de concretar. Ese mismo día, horas después, ambos tocaron a mi puerta para pedir asilo, en verdad no tenían nadie más a quien acudir, por prohibiciones de su padre no se habían relacionado con nadie del pueblo y no contaban con dinero ni experiencia para empezar de nuevo. Nadie se atrevió a emplear a Jorge, Mónica tuvo un embarazo un tanto delicado lo cual la imposibilitó de trabajar. Supliqué a mis padres quienes finalmente accedieron a darles cobijo por un breve tiempo.

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