CUARENTA Y SEIS

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Tiempo actual

No he podido concentrarme bien en ninguna clase y eso realmente me preocupa, estamos cerca de los exámenes finales y necesito estar al cien si quiero pasar todas las materias.

Es difícil de explicar, pero es como si mi mente no estuviera aquí conmigo, pasa un segundo y me despisto por completo, tengo que esforzarme mucho para mantenerme concentrada y enfocada en lo que los profesores están diciendo.

Mamá dice que es por estrés y papá piensa que no estoy durmiendo lo suficiente. Y bueno, me han comprado unas pastillas que ayudan a la concentración y a la materia gris, pero parece que no me están haciendo efecto.

Daniel ha notado mis constantes distracciones y también se ve preocupado por mí. En realidad, él ha estado actuando demasiado extraño desde que fue el cumpleaños de los trillizos, parece estar más pendiente de lo que hago y si ve que necesito ayuda para lo que sea no duda en ofrecerse y trata de ser lo más útil que puede. Incluso a veces descuida sus propias obligaciones por ayudarme.

En verdad es muy lindo que se preocupe por mí de esa manera pero ya le dije que no es necesario, aun así ha insistido demasiado así que simplemente le pedí que cuando me viera distraída me trajera de vuelta a la realidad y lo ha hecho de maravilla.

Yo creo que lo que me pasa es por falta de organización, tal vez deba parar por un momento con la investigación familiar y dedicarme por completo a mis estudios. Porque, aunque sea de manera inconsciente, estoy pensando constantemente en que tengo que encontrar a mi familia y en que aún hay demasiados cabos sueltos que necesito atar para seguir investigando ya que siento que estoy en un punto fijo sin saber por dónde continuar.

Por el contrario que a mí, a Daniel le está yendo estupendo, ha avanzado muchísimo en su investigación: ya tiene casi siete generaciones. Por lo que me ha contado, su hermana le ha estado ayudando un poco con algunos datos, eso lo hace feliz ya que se llevan muy bien y me ha dicho que se divierten mucho juntos. Ojalá mi relación con los trillizos fuera así de pacífica.

–Ana –un gentil empujoncito en el hombro me devuelve a la realidad.

–Gracias, Dani –susurro.

Abro mi cuaderno y me apresuro a copiar algunos datos importantes que veo en la pizarra.

Estos viajes mentales me van a costar el semestre.

*

1943

Trotaron detrás de Francisca cerca de treinta minutos. Ella les iba platicando animadamente un poco de su vida.

–Mi madre murió cuando yo nací, así que mi padre me ha intentado educar como cree mejor. Eso es dejándome todo el tiempo al cuidado de nodrizas y nanas, lo cual me da la ventaja de hacer lo que yo quiera la mayoría del tiempo. Mi padre se pasa el día entero en sus haciendas y vigilando a los indios que tiene a su cargo, ya son pocos los lugares en los que los naturales se dejan explotar y este es uno de los últimos, es como si este lugar se hubiera congelado en el tiempo veinte años atrás. Pero bueno, mi padre viene queriendo casarme desde... oh, desde siempre. Ahora dice que tengo una buena edad, pero yo no quiero casarme. Mi única diversión real es hacerme pasar por un vendedor de periódicos, obviamente más de medio pueblo sabe que soy yo pero me dejan ser, nadie se mete conmigo tampoco porque saben quién es mi padre. Cuántas veces ha intentado frenarme, me ha quemado como tres disfraces, solo por eso aprendí a coser y cada vez soy más buena en esto de las transformaciones. Incluso los engañé a ustedes.

–Oye Franc –habló María entre jadeos, asombrándose por la buena condición de Francisca–. ¿No te da miedo que te envíen a la hacienda?

Recordaba las palabras amenazantes de Venustiano de la Peña.

¿Quién eres?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora