CUARENTA Y DOS

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Tiempo actual

Creo que la fiesta de los trillizos será un éxito, ya tenemos casa llena y aún faltan algunas horas para que comience. Casi todos mis tíos y primos han llegado desde la mañana para ayudar a mamá a preparar la comida y limpiar el jardín, papá pidió permiso en el trabajo para salir antes y estará aquí pronto.

Daniel llegó alrededor del medio día, mamá nos puso a cargo de la decoración así que ya llevamos un buen rato inflando globos.

–Así que esta en la venganza de Ana –comentó entre risas.

–No seas cruel, no haría algo así, ¿o sí?

Me avienta un puñado de confeti a la cara.

Cuando se acerca la hora en que los invitados empiecen a llegar damos un último chequeo para ver que todo esté en orden.

La mesa de regalos luce hermosa, el pastel en el refrigerador ya está listo, las velas para el pastel están en su lugar también, la comida calientita lista para ser servida, las mesas para niños y adultos acomodadas en el jardín, los globos alrededor de la puerta y en la entrada de la casa se ven fabulosos, el sonido ya está instalado y por último lo que no puede faltar: Una gran piñata rebosando de dulces está guardada en el cuarto de mis padres, esperando el momento adecuado para salir y brindar un momento de diversión.

–Después de estar en tu casa, me cuestiono qué tanto quiero tener hijos –comenta Daniel mientras se queja de dolor de espalda.

–Yo no te mandé a jugar luchitas, si ya sabes cómo son no sé porque te sigues metiendo a sus juegos.

–No tendría necesidad de hacerlo si tuvieran una buena hermana que jugara con ellos.

Estaba a punto de darle un golpe en el hombro pero apareció una de mis tías y nos regañó, alegando que no deberíamos estar solos y apartados de la familia. No la odien, compadezcan a sus hijos.

Después de un rato los amiguitos de los trillizos van llegando y poco a poco la mesa de regalos se va llenando, principalmente por los regalos que mis tíos les han traído.

Ya había comentado un poco de esto antes pero lo volveré a mencionar, mis padres nunca me han tratado diferente o me han hecho sentir diferente por ser adoptada, he sido parte de su familia y una hija real para ellos... cosa que no sucede con el resto de la familia. No, no me compadezcan, la verdad es que me da igual, yo soy feliz sabiendo que tengo a mis padres que me aman y a los trillizos aunque digan que no me soportan.

La familia no suele reunirse de esta manera cuando se trata de mi cumpleaños, y si llegan a venir no traen regalos tan ostentosos, ni siquiera en Navidad. Lo hacen más por obligación, cosa que se nota dramáticamente en contraste con el trato que le dan al resto de los sobrinos. A mí la verdad me tiene sin cuidado pero mamá y papá han discutido con sus hermanos en varias ocasiones e incluso nos hemos retirado temprano de una cena navideña para evitar disgustos.

En esas ocasiones sí que me he sentido mal porque sé que ellos también aman a su familia, pero realmente yo he hecho de todo para que ellos me aprecien, para ganarme su cariño... bueno al menos antes cuando era más pequeña, ahora de verdad ya me da igual, incluso algunos primos no me saludan al llegar. La única que no discrimina y me ama como sangre de su sangre es Mamá Ligia, incluso me ha llegado a decir que me quiere más que a sus demás nietos.

Así que ya saben cómo me siento en una fiesta familiar, mamá solía estar a mi lado siempre y si ella no podía papá ocupaba su lugar, nunca me dejaban sin supervisión para evitar algún disgusto o una mala palabra o cara por parte de mis tíos o primos. Pero hoy las cosas son diferentes, estoy con Daniel y parece que tenemos una fiesta aparte.

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