1: Calcifer

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Florence y Jeremy entraron con Eddie a la casa de ellos, había sido una opción bastante arriesgada, pues el chico podría ser un asesino en serie, y Florence sí que sabía de asesinos en serie, se había visto todos los slashers de los 80's, y aunque...

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Florence y Jeremy entraron con Eddie a la casa de ellos, había sido una opción bastante arriesgada, pues el chico podría ser un asesino en serie, y Florence sí que sabía de asesinos en serie, se había visto todos los slashers de los 80's, y aunque tenían un terror básico y bastante absurdo, pues las veía como compañía, pues hasta cariño le tenía a Michael Myers, Freddy Krueger y otros más. 

No tenía muchos amigos en el pueblo, salvo Bo, su mejor amigo y Jodie, e incluso ellos se reían de sus gustos extraños, aún así, eran sus amigos y ella se salvaba de ser un ente inexistente.

— Creo que sería bueno que te bañes—Jeremy puso sus manos a ambos lados de su cintura—Ven conmigo— Tomó a Eddie del brazo y lo condujo hasta el baño, el chico estaba en  shock, no entendía qué pasaba y tampoco sabía lo que estaba sintiendo, sentía miedo, no encontraba justo el precio que tuvo que pagar, él quería estar en su tráiler esperando a su tío Wayne, no con personas extrañas en una casa extraña, con aparatos extraños—Ten, acá hay toallas y puedes tomarte el tiempo que quieras— Jeremy le sonrió y Eddie no le respondió nada, no atinaba a hablar de forma fácil.

Eddie se quitó la ropa, estaba desnudo y tocaba su cuerpo, estaba helado, vio su abdomen con cicatrices de lo que había pasado, su playera del Hellfire club estaba destrozada casi por completo, se metió al agua de la bañera y atinó a reconocer el shampoo y el acondicionador, siempre había usado ambos productos,  su cabellera lo demandaba a hacerlo. Hundió su cabeza entre sus rodillas, no era el mismo que recordaba, no era el mismo de antes,  sentía como una nevera dentro de su cuerpo, sus latidos eran mínimos.

— Edward Munson— Ese es mi nombre, pensó. Cerraba sus ojos, recordaba sus últimos momentos vividos. Murciélagos extraños de otra dimensión, Steve, Robin, Nancy, los niños...pensaba en eso, ¿Dónde estaba? Suspiró.

El agua que antes estaba cristalina, ahora parecía agua de charco. El chico se miró al espejo, no tenía barba, es como si hubiera estado congelado desde el último momento que recordaba, como si el tiempo no le hubiera afectado más allá de la suciedad en su piel.

Sacó el tapón de la bañera, no quería dejar rastros de su suciedad, se miró con completa desnudez en el espejo, todo estaba como antes, salvo esas cicatrices, pero que estaban sanas dentro de todo, sus tatuajes seguían ahí, y su rostro igual.

Alguien llamó a su puerta y él de inmediato se cubrió la mitad inferior con la toalla, dejándola como una falda, sin pensarlo abrió su puerta y estaba la chica.

— He venido a buscar tu ropa, creo que necesitas lavarla—Florence no tenía presupuestado ver al desconocido sin playera, evitó ver su rostro, tenía vergüenza. Eddie depositó su ropa en la cesta y la chica notó la camisa destrozada y con rastros de sangre seca.

— ¿Va a la basura?— la chica preguntó sin querer ofenderlo.

— No, pues quiero conservarla— Eddie le sonrió con amabilidad a Florence. Ella sólo asintió.

Fuel ~ EDDIE MUNSONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora