31: La fiesta en los maizales

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Los días que han pasado tras su partida, no han podido ser más amargos

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Los días que han pasado tras su partida, no han podido ser más amargos. Florence a veces pasa por fuera de la librería de los Donaldson, y lo ve con sus playeras de bandas de metal, no quiere que Eddie la vea y que piense que es una loca obsesionada con él.

Pero en el fondo le preocupa cómo pudiera estar. Lo observa de reojo, ve su piel, sus labios, le interesa saber cómo está saciando su sed de sangre. Es día miércoles, ella sabe que Eddie se junta con esos niñitos a Jugar Calabozos y Dragones, y sabe que su turno está por acabar, cuando ve a esos tres chicos con sus respectivas playeras del Hellfire Club cruzando la calle desde la librería, salen con sus mochilas, enérgicos, comentando sobre la partida y sobre lo cool que Eddie se les hace, porque sí, para ellos, es su máximo líder a seguir. Florence sigue su camino, ha ido por comida para los patos.

Ella sigue su camino por la vereda, y sin querer, se encuentra frente a frente con Dustin. No le desagrada, pero muy dentro de su corazón, sabe que, si Eddie ha tomado aquella decisión, ha sido por él, y quizá es egoísta de su parte, pero no puede evitar sentirse horrible por haber terminado aquello con Eddie.

— ¿Florence?— Dustin la reconoce, ella quiere pasar desapercibida, se ve obligada a saludarlo.

— Hola señor Henderson...—responde, mirando al piso.

— ¿Cómo estás?— pregunta . Pues muy dentro de él, sabe que extraña a Eddie y viceversa. Pues, ha visto cómo Eddie está cabizbajo en casa, ya lleva dos semanas con ellos. 

— Bien— responde algo distante. Se ve tentada a preguntar por Eddie, pero no lo hace, no quiere hacerlo, aunque por dentro, quiere estar con él y volver a esos días donde simplemente iban al lago a darse besos y toquetearse bajo el agua.

— Florence, siento que estás molesta conmigo por lo de Eddie. Sabes que puedes ir a verlo, sin problemas. Yo no quería causar un problema entre ustedes dos, pero, creo que debes saber que hay cosas que simplemente no pueden ser — Dustin intenta ser amable con ella, darle a comprender su punto de vista y que ella pueda aceptarlo de buena manera.

— No quiero discutirlo con usted, pero bueno, ya que Eddie ahora está en su casa, yo no tengo nada que ver — responde mirando a sus zapatillas y pasa de largo— Que tenga una buena tarde, señor Henderson— ella sigue su camino, va hasta la camioneta de siempre, y vuelve a casa. Conduce escuchando a los Misfits, y todo le recuerda a él, desde aquellas miradas de reojo, hasta esas escapadas por caminos tan escalofriantes pero que ellos ocupaban como su mejor lugar para coger sin ser descubiertos, salvo por Hopper una vez, pero eso nunca más pasó.

Jeremy está en el trabajo, y la casa ha quedado sola, estar sin Eddie es diferente, la noche es silenciosa, y ha sido tanta su soledad que ha invitado a Dixie, uno de los patos, y se siente como Misty con Psyduck, pero miserable. Y cree que haber dejado a sus ''amigos'' por ser creerse la niñera y stripper personal de un vampiro, no le sirvió de nada, porque ahora está sola, llorando después de haberse tragado un litro de helado.

Fuel ~ EDDIE MUNSONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora