Capítulo 13

33.1K 1.5K 336
                                    


《Un viejo conocido》

Sentía los rayos del sol sobre mi cara, empiezo abrir mis ojos lentamente y noto que Azael ya se había levantado de la cama porque se escuchaba el sonido de la regadera. Minutos después sale y veo que solo tiene una toalla cubriendo la parte de su abdomen, nada más, solo eso, ya lo demás estás a vista de mi merced y vaya que era una muy buena vista la que tenía en frente de mí, estaba tan embobada viéndole que no me di cuenta que él me estaba viendo.

—¿Disfrutas lo que ves? — Y sí que lo estoy disfrutando, pero me hago la desentendida.

—Ni siquiera te estaba viendo.

—Aja.

—¿Qué haremos el día de hoy?

—Ni idea, ustedes ya verán lo que van hacer porqué tienen todo el dia de hoy libre.

—Ok.

—Por cierto —me mira dudoso. —¿Ya no te duele el estómago?

—No, gracias por lo de ayer.

—No tienes de que agradecer, si necesitas algo más ya sabes que puedes contar conmigo.

Salgo de la cama para buscar algo de ropa y meterme a bañar, al entrar me empiezo a quitar toda la ropa y me doy con la sorpresa de que ya no andaba en mis días, al menos ya puedo estar un poco más relajada en lo que queda del resto del día.

Al salir de la ducha me pongo ropa básica, pans, una blusa blanca, tenis y un molote todo mal hecho, así como yo, mentira. Bajo a recepción y veo que algunos ya están comiendo, mientras que los demás apenas están bajando para desayunar. La comida dentro de lo que cabe se veía muy apetitosa pero no podía decir lo mismo de una sopa verde toda viscosa que estaban sirviendo, parecía vómito de bebé, pero bien que la estaban disfrutando.

—¿Y qué haremos hoy? — pregunta Kai con la boca llena de comida.

—Tal vez ir al parque o la feria.

—La feria suena divertida.

—Entonces a la feria será.

Terminamos todos de comer y nos dirigimos a la camioneta para tomar rumbo a la feria, afortunadamente el clima estaba
fresco y nublado, es mejor así a estar con un calor infernal con el que casi no puedes hacer nada. Tardamos media hora en llegar al lugar y estaba repleto de gente y de niños corriendo por donde quiera, cada quien se dispersó, a mí me tocó irme con Alan, Elián y Ariadne.

Primero nos decidimos por subirnos a un tipo carrusel enorme y al bajar todos terminamos mareados pero eso no nos
Impidió seguir y hasta apenas voy cayendo en cuanta que este era el parque donde vinimos mi familia y yo hace unos años, donde había ocurrido ese vergonzoso accidente. Pero bueno, nos decidimos ir a la montaña rusa y ya todo el equipo estaba haciendo fila, solo nos estaban esperando a nosotros para poder ingresar, iba todo relajado, pero de repente siento a alguien posarse detrás mío.

—Hola. — Saluda un chico alto, castaño y de ojo verde, muy guapo por cierto.

—¿Hola?

—Perdón por llegar así como así, pero no estaba muy seguro si eras tú, pero ya veo que sí.

—¿Te conozco? — Su cara se me hacía familiar pero no recuerdo de dónde.

—Sí, bueno no tanto, pero nos conocimos hace unos años en esta feria y en esta misma montaña rusa.

Nonono por favor díganme que no es el.

—Soy el chico al que vomitaste al bajar de la montaña.

Joyas de Guerra ©Where stories live. Discover now