Capítulo 23

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《Eres hermosa》

Me sentía un poco mal por dejar a Clara sola, ya teníamos todo planeado para el día de hoy, pero nos había llegado un mensaje de que tendríamos que salir de urgencias. Aleen y yo le pedimos a Azael que si nos dejaba faltar a la misión, pero nos contó que todos necesariamente tendríamos que estar ahí, más yo porque tendría que estar de francotiradora.

Al llegar a la casa nos encontramos con Clara platicando con un chico, pensamos que era un amigo de ella, pero Elián nos dijo que era el hermano menor de Alan, Ivar.

—Clara —Aleen y yo nos acercamos a ella. —en verdad lo sentimos mucho.

—Descuiden.

—Por favor no te enojes con nosotros —intento tomar su mano pero la aparta.

—Ya mejor déjenle así.

—¿Qué podemos hacer para que no estés enojada?— Aleen también intenta tomarla de las manos, pero le hace lo mismo de apartarla.

—Me lo prometieron.

Y comenzó a llorar.

—Mierda, no llores.

—Se suponía que este día solo era para nosotras.

—Pero aún tenemos tiempo de salir.— por más que quiero acercarme no me deja.

—Te llevaremos a donde tú nos pidas.

—No.

—Entonces te compramos lo que nos pidas.

Con eso último que dijo Aleen los ojos de Clara se iluminaron.

—¿Todo lo que yo quiera?

—Sí.

—¿Cuál es el límite?

—Sin límite de compra.

—Que esperan —se para rápidamente de la silla —vámonos.

—¿Puedo ir con ustedes?— Gael venía entrando a la cocina —También necesito comprar algunas cosas.

—Claro que puedes venir.

Los cuatro nos subimos al auto de Gael, Clara había escogido ir al centro comercial más caro de todo el país, y cuando me refiero a caro, es caro.

Y sé perfectamente que ese pequeño diablillo por venganza nos terminará vaciando las tarjetas de crédito de las dos.

Gael estacionó el auto, Clara fue la primera en entrar al centro comercial. Aleen iba detrás de ella mientras que yo iba con Gael a paso lento.

—¡Aleen, Clara!— ambas se detienen.

—Mande.

—Tomen mi tarjeta.

—¿No irás con nosotras?

—Le acompañaré a comprar por sus cosas.

—Está bien, nos vemos en la salida.

Gael me pidió acompañarlo a comprar algunas sudaderas, si les soy sincera, las sudaderas de hombre son mucho más hermosas que las de mujer. Me siento más cómoda con ellas.

—Me llevaré estas 10 sudaderas.

Todas eran de color, rojo, azul oscuro, negro, gris, blanco, verde oscuro, café, naranja. Tiene un muy buen gusto este hombre.

Pero bueno, Aleen me había mandado mensaje de que tardarían un poco más porque Clara estaba arrasando con todas las boutiques, prácticamente estaba vaciando nuestras tarjetas, aunque estas no tuvieran límite.

Joyas de Guerra ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora