Capítulo 39

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| Problemas y más problemas |

Nos fuimos de regreso a la base. Azael venía peleando con su papá por el celular, en cuanto a los demás, seguíamos sin poder creer que se hayan robado todas las joyas que hemos recuperado hasta el momento, era muy difícil poder hacerlo, las teníamos protegidas. Eso solo me hace recordar en lo que nos habían dicho.

No quiero creer en nada de eso, pero con esto que nos acaba de pasar, es muy probable que sí. Azael y yo ya habíamos dejado ese tema de lado, pensamos que solo eran mentiras o una mala confusión. Lo único que nos queda es no bajar la guardia, el traidor esté muy cerca de nosotros, más de lo que quisiéramos pensar.

—¿A qué hora llegará tu padre? —pregunta, Alan.

—Estará aquí en diez minutos —Avisa. Azael un seguía mirando la pantalla de la tableta.

—Teníamos muy bien vigiladas las joyas, ¿¡cómo es posible que se la hayan robado!? —grita desespero Kai.

Azael lo miró, más cabreado que nunca.

—¡No lo sé! ¡Es lo que yo también quisiera saber!

—Estoy llegando a pensar que Carl tuve que con el robo —opina mi hermana.

—No, mi padre me dijo que él aún sigue en vigilancia. No ha tenido contacto con nadie desde la última vez que lo vimos.

Ya estábamos en la base, el padre de Azael había llegado casi al mismo tiempo que nosotros. Con él venían varias personas, entre ellas miembros de alto mando de los países de primer mundo.

—¿¡Cómo es que dejaron que se las llevaran!?

Al ver a su padre, Azael casi se le deja ir encima, si no fuera porque Elián y Alan se lo impidieron.

—Nos emboscaron –el señor Kingston, estaba igual de cabreado y consternado que su hijo —Abigaíl y tu madre entraron al área, los oficiales al verlas no hicieron nada, pensaron que venían por parte de ustedes.

Hijas de puta...

—¿¡Abigaíl y mi madre se las robaron!?

—Si, al parecer tuvieron ayuda. No pudimos ver bien el rostro de las personas con las que venían, tenían un traje demasiado raro, era una organización casi similar a la nuestra...  En sus trajes tenían las iniciales de S.S.A.

Tiene que ser una broma.

Azael pasó ambas manos por toda su cara.

—Esos.malditos.cabrones. Nos han estado amenazando desde que comenzó toda esta mierda.

—¿Saben algo más de esa organización fantasma? —un chico rubio se acercó.

—¿Y tú quien eres? —pregunto a la defensiva.

—Mucho gusto, soy el teniente Rusev, soy parte del escuadrón de inteligencia.

—No necesitamos ayuda en esto —Elián deja caer la mochila —este no es un maldito caso de una investigación policial.

—No somos cualquier tipo de policía.

Joyas de Guerra ©Where stories live. Discover now