Capítulo 35

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《Desconocido》

Se nos habían presentado demasiadas complicaciones, Walis hace unos días que no viene para los laboratorios y eso ya me estaba preocupando. Lo único que me dijo es que había enterado de algo y tenía que ir a verificar si era verdad o no.

Ya sabía perfectamente que no se trataba de algo bueno, su forma de hablar y de actuar la delató demasiado. Intente decirle que yo podía ayudarla, pero aun así se negó, mejor optó por aislarse esos días.

—¿Qué crees que esté haciendo, Walis?— pregunta mi compañero, Linder.

Nos encontrábamos acomodando los frascos faltantes con otros tipos de sueros, no tan letales como él orna.

—Nada bueno, creo yo —paso mis manos por mi rostro—, lo único que se es que cuando llegue nos dará malas noticias.

—¿Cómo estás tan seguro de eso?

—La última vez que la vi, no sea veía para nada bien. Su cuerpo estaba demasiado tenso y su mirada estaba perdida, recibió una llamada... No me dijo nada más y se fue sin decir nada al respecto.

—De seguro fue por algún problema familiar o yo qué sé —rueda los ojos.

—Estoy muy seguro de que no fue por eso, al recibir la llamada se fue corriendo directo a su oficina a buscar unos documentos.

Linder y yo, nos quedamos viendo uno al otro, a diferencia de mí, él ya se notaba muy agotado y desesperado.

—Solo lo sabremos cuando llegue.

Y como si fuera un tipo de invocación, la Doctora Walis apareció.

—Por fin apareces —Linder eleva sus manos en ovación.

—Las noticias que les tengo no son para nada buenas —deja su maletín en el escritorio.

—Te dije.

Vuelve a rodar los ojos.

—¿Ahora qué noticias nos traes?— se deja caer en el respaldo de la silla.

—Creí que solo era una broma o una mala confusión... Pero no fue así, es real, todo este tiempo nos hemos estado equivocando.

Encendió la pantalla y de ella mostró unas imágenes de dos bebés.

—¿Bebés? —respondo, rascándome la cabeza por la tremenda confusión que tenía en este momento.

—No son simples bebés, ellos también poseen el suero en su cuerpo.

Silencio, es lo que se formó en el laboratorio, Linder y yo nos quedamos quietos.

—Imposible —procedo hablar—, los únicos con el suero con Azael y Perséfone, nadie más... Estoy demasiado seguro de eso, nosotros mismos fuimos los que le hicimos los estudios a todos esos bebés y ninguno pudo sobrevivir.

A menos de qué... No puede ser...

—Walis —Linder se acercó a ella—, ¿estás segura de lo que estás diciendo? Muy probable y sean paranoias tuyas o que solo estés malinterpretando la información.

—Creí que solo era información falsa y que alguien solo nos estaba jugando una broma pesada, pero no fue así —mostró más imágenes—. Miren, me llego esa dirección de correos hace unos días, en ella había demasiados vídeos de dos personas con la misma edad de Perséfone y Azael, el que me llamó la atención fue este —le da play al video —tienen las mismas habilidades como las de ellos dos, la única diferencia es que a esas personas los están entrenando únicamente para destruir a Azael y a Perséfone, saben que ellos tienen el suero y le darán uso para matar a cualquiera que se ponga en su camino.

Joyas de Guerra ©Where stories live. Discover now