II

6 0 0
                                    

— Chicas, ¿Quieren gaseosa? Nadie tomó de acá, por eso les ofrezco. —un chico muy amable se acercó a nosotras para ofrecernos un vaso grande de Sprite.

— Bueno, dale. Muchas gracias. —dijo Dalia con una sonrisa genuina. El chico se dio la media vuelta y se marchó.

— ¿Qué opinás de Lautaro? —interrogué de repente.

— Parece un chico copado. ¿Por qué? —ella respondió casualmente.

— No, por nada... —bebí un poco de la gaseosa que nos regaló el chico.

— Te gusta. —soltó una risita.

— ¡Ay, no, nada que ver! —negué mirando por la ventana.

— Dale Mía, te conozco. —presionó y yo rápidamente miré hacia la escalera del sitio, ubicada justo atrás de mi amiga. Lautaro estaba diciéndole algo a su amigo. Dalia se giró un poco en su lugar para imitarme.

¡Es una suerte que yo los haya visto subir!

— Bueno, chicas, acá traemos de todo un poco. Coman lo que quieran. —él hablaba mientras venía caminando en nuestra dirección con hamburguesas, gaseosas, papas fritas, patitas de pollo y aderezos junto con Máximo.

— ¡Uyy, qué ricoo! —mi amiga expresó mirando una de las bandejas mientras que se acercaban.

— ¿Y esa gaseosa? —preguntó Máximo sonriendo divertido.

— Ah, nos la regaló un chico que se acaba de ir. —ella explicó.

— Tengan cuidado, capaz que la escupió o le puso veneno para ratas. —Lautaro comentó con sarcasmo.

— ¡AAAH! ¡COCHINOOO! —ambas lo retamos al unísono. Máximo se tentó de risa al ver nuestras caras espantadas.

— No, no. Seguro que el chico era re buenito y solo la dejó entera para ustedes porque son chicas lindas. —dijo serio— O puede que tenga alguna cucaracha pegada en la tapa. —agregó.

— No vamos a creer eso. —negué mirándolo con aburrimiento.

— No lo crean, pero no se quejen cuando sientan alguna patita adentro de sus bocas. —acotó con malicia.

— Mejor la voy a tirar, ya vengo. —Dalia se levantó de su silla y caminó hacia un tacho de basura que estaba por ahí.

— ¡Qué malo que sos! —solté una risita.

— Solo fui honesto. —comentó despreocupado mientras se acomodaba en su asiento al lado mío.

Mi amiga volvió a sentarse frente a mí junto a la ventana y Máximo a su derecha. Comenzamos a comer mientras que charlábamos de cosas casuales...

~~~

Transcurrió una hora y media...

Una vez que terminamos de comer nos fuimos hacia la plaza que no quedaba muy lejos.

— ¡Hey! ¿Cómo va todo? —Máximo saludó a un chico rubio de ojos verdes de la estatura de Lautaro aproximadamente, que justo pasaba por al lado de nosotros.

— ¡Hey! ¿Todo bien? —el chico le respondió y se quedaron hablando. Nosotros seguimos caminando para ir a sentarnos. Una vez que nos sentamos volvió Máximo con su compañía.

— Chicos, él es mi amigo Ciro, pero todos le decimos Mike. Va a estar un rato con nosotros porque los demás con los que organizaron la salida todavía no llegaron. No les molesta, ¿No? —el chico alto explicó tratando de integrarlo.

Dramas ParalelosWhere stories live. Discover now