Dramas Paralelos

La Fiesta

Martes, 14 de enero.

Fuimos con mamá a la peluquería. Yo estaba muy ansiosa por teñir mi pelo por primera vez. Quería hacerme unos mechones de color azul eléctrico.

Tardamos unas dos horas, por suerte no había nadie adelante de nosotras. Así que nos atendieron enseguida. Mientras que la peluquera me secaba el pelo una vez terminado el look, Ciro me envió un mensaje.

Brujita, ya estoy llegando.

¿Vos ya estás lista?

Me muero por ver esos mechones azules <3

Sonreí con discreción y le contesté...

Sí, sí. Ya estoy lista.

También estoy yendo.

— Así está genial. Muchas gracias. —agradecí levantándome del asiento. La chica me sonrió.

— Quedaste divina. —ella opinó y le devolví la sonrisa.

— Má, me voy, ¿Sabés? Ciro me está esperando. Nos vemos. —informé y saludé a la peluquera con un beso en la mejilla— Gracias.

— Chau, suerte. —me dijo abriéndome la puerta. Salí con paso rápido. Caminé unas cuadras hasta que por fin llegué a la plaza. Él estaba sentado en la hamaca de siempre. Me sonrió cuando me vio y corrí hacia él saltando a sus brazos.

— ¡¡¡Hoolaa!!! —lo abracé. Realmente lo había extrañado mucho en los días que no nos vimos. Debido a que me fui una semana a la casa de papá.

—¡¡¡Te extrañé muuchoo!!! —expresó abrazándome muy fuerte. Enterrando su cara en mi cuello.

— ¿Y yo? Ni te imaginás. Tengo mucho para contarte. —comenté emocionada.

— ¡Uy, ya quiero saber, quiero saber! —expresó con el mismo entusiasmo— Pero me parece que te olvidaste de darme algo. —fingió estar ofendido. Le mostré una sonrisa maliciosa.

— Pero vení y no te hagas el interesante. —estampé mis labios en los suyos con ternura.

— ¿Solo eso me extrañaste? —movió su cabeza con desaprobación. Enredó sus manos en mi pelo y me besó apasionadamente. Las mariposas en mi estómago se hicieron presentes. Luego de algunos segundos nos separamos por la falta de oxígeno.

— ¡Waw! —exclamé sorprendida y solté una risita.

— A ver ese look... —me hizo dar una vuelta— Ya parecés Hayley Williams con ese contraste de colores y ese corte. —se mordió sus labios ligeramente. Le mostré una mirada tímida y acomodé un mechón detrás de mi oreja.

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Viernes, 24 de enero.

— ¿Una fiesta? ¿Hoy? —pregunté escribiendo algo en la computadora.

— Sí, nos invitaron a los dos. —Ciro respondió.

— Amor, ni siquiera saben quién soy. —hablé distraída.

— Tranquila mi vida, ellos saben quién sos, porque cuando los veo se quejan de que les taladro la cabeza hablando de vos. —explicó y soltó una risita. Dejé de escribir para mirarlo sentado a mi lado— Siempre hay una primera vez, ¿no? —me mostró una sonrisa pícara.

— Pero no me vieron, no hablaron conmigo. —repliqué.

— Brujita, todo va a salir bien. —su mirada expresaba confianza.

— Bueno, me voy a cambiar. —informé levantándome.

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Llegamos a dicha fiesta. Yo vestía una campera de jean desabrochada que dejaba ver la remera negra corta con letras coloridas que tenía debajo, un short gris oscuro gastado con unas sandalias altas, pelo planchado y ojos delineados. Era el cumpleaños de Nanny, su amiga de la secundaria.