III

5 0 0
                                    

Sábado, 21 de septiembre.

Era una tarde gris, pero no parecía que iba a llover como tanto anunciaban en los noticieros y en la radio. Emocionada le envié un mensaje a Lautaro.

Hey, ¡Feliz Primaveraaa! Parece que no llueve hoy. ¿Qué vamos a hacer? :)

Estaba en línea, yo esperaba expectante su respuesta. Luego de unos minutos de que vio mi mensaje... Se desconectó, inesperadamente.

Fruncí el ceño, extrañada y pensé... Ok, me contestará más tarde. Quizás esté ocupado. Así que abrí una ventana para entrar en YouTube, Dross Rotzank ya había subido una actualización la semana la noche anterior. Terminé de verlo y comencé a leer un poco sobre el análisis de los sueños, el tema era súper atrapante.

Dos horas después...

Lautaro Schneider: Hola Mía. ¿Sabes qué? Mejor, cancelemos la salida. No puedo ser amigo de alguien que finge ser lo que no es. Creí que eras diferente.

¡¿Qué?!

Me quedé completamente en shock. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué me decía eso? ¿Qué había hecho yo? La verdad que no entendía nada, pero lo iba a averiguar de alguna forma.

Mía Lee Estilo Punk: No entiendo de qué hablás, ¿Qué pasó? ¿Por qué me decís esto?

Se desconectó y varios minutos después se volvió a conectar.

Lautaro Schneider: No voy a entrar en detalles porque traicionaría a una persona. Solo te puedo decir que ya sé lo que hiciste.

Mía Lee Estilo Punk: ¿Qué persona? ¿Por qué decís que la traicionarías? ¿Qué hice?

Lautaro Schneider: Mejor lo hablamos en el colegio. No me gusta hablar estas cosas por acá. Que tengas buen fin de semana. Adiós.

Mía Lee Estilo Punk: Está bien. Gracias, igualmente. Adiós.

Mis ojos se cristalizaron. Me quedé mirando la pantalla. El sentimiento de impotencia me invadió. Sabía que algo extraño estaba pasando, pero no lo entendía. Yo trataba de ser buena con todos. ¿Quién trataría de dañarme así? ¿Quién tendría tanta maldad? ¿Por qué lo haría? ¿Qué ganaría con hacer esto?

~~~

Lunes, 23 de septiembre.

Caminando hacia el colegio, nerviosa. No paraba de pensar en su posible reacción al verme. En los posibles escenarios. En las cosas que le podrían haber dicho sobre mí, sus amigos o personas cercanas a nosotros, los chicos de su grupo eran un tanto... antipáticos, pero, ¿Serían capaces de dañar a alguien porque sí? Algo me gritaba que ellos no habían sido. ¿Y entonces quién?

¿Maite?

¿Bruno?

Las noticias se corren. De cualquier modo me pude haber enterado. Acordate. Sos una de los más populares.

Un viejo recuerdo pasó por mi mente. Quizás fue alguien que no es cercano a mí y dijo cualquier cosa. Finalmente, Lautaro caminó hacia mí al salir.

— Hola Mía. —él me saludó serio.

— Hola Lautaro. —respondí tajante.

— ¿Cómo estás? —preguntó de mala gana.

— Yo genial, ¿Y vos? —dije con ironía.

— Lo que pasó fue que "alguien", no voy a decir "quién", porque claramente no soy como vos. —me atacó sin escrúpulos.

— Y ya empiezan las acusaciones sin fundamento. —rodeé los ojos con fastidio— ¿Y yo qué se supone que hice ahora? ¿Y quién es ese "alguien"? Seguro que fue Bruno. De repente "me odia". Cuando hasta hace poco yo era "su mejor amiga". —comenté con cansancio.

— ¿Y encima me lo preguntás? Me prometiste que no ibas a decir nada de lo que te dije de Bruno y lo primero que hiciste fue correr a gritarlo a los cuatro vientos. —hizo una pausa. Lo miré y me quedé totalmente paralizada— Al final... Bruno tenía razón. —escupió iracundo, ignorando mi expresión de sorpresa.

— ¿Qué? —solté con incredulidad.

— No te hagas la desentendida. Ni siquiera sos buena mentirosa. —su rostro reflejaba la angustia y la rabia que él sentía por toda esta situación.

— No. No. Yo no... —un flashback pasó por mi mente...

— Ah, entonces era verdad lo que decían todos. Él gusta de vos y le da bronca que ahora te juntes con Lautaro.

— ¿Vos decís que es por eso?

— Es obvio que es por eso, Mía. Si no... ¿por qué lo haría?

— Bueno... lo haría también porque Maite me detesta y porque es una manipuladora de cuarta.

— También. Pero nadie hace nada porque se lo dicen, sino porque uno mismo quiere hacerlo.

— ¡Mía! ¿Me estás escuchando? —Lautaro agitó su mano frente a mis ojos.

— Sí. Yo... a la única que le conté esto fue a Dalia... —fruncí el ceño, pensativa— No, ella no pudo haber sido, no es así. —respondí para mí misma mirando al suelo. Nuevamente levanté la mirada.

— ¿Qué? —me miró extrañado.

— Nada. Solo... pensamientos en voz alta. La cosa es que... Yo no le dije a nadie. —me defendí.

— ¿Y entonces cómo es que todos lo saben? Incluso Bruno me acaba de insultar. —explicó desconcertado.

— ¿Y yo cómo lo voy a saber? ¿Tengo cara de adivina ahora? —lo miré con impotencia y me quedé en silencio algunos segundos. Suspiré, sintiéndome inútil— ¿Sabés qué? Si me vas a acusar y si vas a pensar tan mal de mí. Entonces prefiero que no me hables más. Chau. —caminé con paso rápido y entré al patio, dejando a Lautaro atrás con sus pensamientos.

~~~

Dramas ParalelosOnde histórias criam vida. Descubra agora