II

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Miércoles, 11 de septiembre.

Esperaba a Dalia en la puerta del colegio mientras que salían los chicos del turno mañana.

— ¡Míaaa! —Elián me saludó desde lejos, caminando, despreocupado. Le sonreí.

— ¡Hey! ¿Qué onda? Hace días que no te veo. —le respondí casual.

— Ah, sí. Bueno, es que estuve con gripe, así que no vine a clases por algunos cuantos días. —explicó.

— Uh, es bueno que hayas vuelto. Pasaron algunas cosas interesantes, pero después te las voy a contar. —solté una risita y tapé mi boca con mi mano.

— ¡Ay, no seas mala! Adelantame algo. Sabés que la intriga me consume si me dejan con la duda. —presionó curioso.

— Bueno, resulta que... ¡Lauty quiere que sea la cantante de su banda! —dije con un hilo de voz.

— ¡NO! ¡Me estás cargando! —exclamó emocionado con sus ojos enormes.

— ¡No te estoy cargando! —comenté con una sonrisa gigante.

— ¡Te felicito amiga! —me abrazó con fuerza— ¡Te lo súper merecés! ¡Sos una persona increíble y te merecés lo mejor!

— ¡Muchas gracias! ¡Estoy tan contenta! —grité llena de ilusión y luego nos volvimos a separar.

— Ah, pero una cosa. No tengas miedo. —me tomó de las manos— Necesitás perder el pánico escénico. Porque tenés mucho potencial y si te asustás, solo te paralizás y no dejás salir tu verdadero talento. ¿Está bien? Yo sé que vos podés. —me aconsejó con honestidad.

— Yo sé que puedo. Voy a poder. —declaré y suspiré.

— Bueno, yo me voy porque tengo que pasar a buscar unos apuntes en casa de un amigo. —soltó mis manos para alejarse un poco— Cualquier cosa que necesites. Acá estoy. ¿Ok? —avisó dando un paso hacia atrás en dirección a la puerta de salida.

— Dale, cualquier cosa, estamos a un mensaje. —sonreí en forma de agradecimiento. Elián se marchó y me giré para caminar hacia la escalera. De repente me choqué con el pecho de un chico— ¡Uy! Disculpame, no vi que venías. —levanté la mirada y noté que era Lautaro— Ah, hola. —saludé nerviosa.

— ¿Estás bien? Te vi distraída. —comentó con cierta preocupación.

— Em... sí. Sí, obvio, genial. Hoy estoy un poco colgada... debo estar cansada. —rodeé mis ojos.

— Tengo algo que contarte. —anunció con la curiosidad plasmada en su rostro pálido y sus ojos miel.

— ¿Qué cosa? —le imité la expresión.

— Pero, jurame que no vas a decir nada a nadie. —dijo expectante. Asentí.

— Lo juro. Bueno... a Dalia me imagino que sí se lo puedo contar. —expliqué.

— Obvio, Dalia no creo que sea una amenaza, pero igual tenés que tener cuidado. No todos son como Dalia. —advirtió.

— Bueno, contame. —presioné impaciente.

— Me acabo de cruzar con Bruno. —hizo una pausa. Lo miré expectante— Y me dijo que tenga cuidado con vos porque no sos de confiar y me contó lo de Maite. —hice un "O" con mis labios, sorprendida. Jamás imaginé que justo Bruno diría de mí semejante cosa.

— ¿Y vos qué le dijiste? —interrogué.

— Yo le dije que no diga eso de vos, porque sos una buena chica. —respondió.

Dramas ParalelosWhere stories live. Discover now