El Conflicto

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Miércoles, 3 de julio.

Entré al patio por la puerta principal, todos los adolescentes caminaban por todas partes, otros estaban sentados en un cantero donde había un árbol enorme lleno de flores rosadas. Subí por las escaleras para ir al pasillo, cerca de mi aula. Dalia me avisó que tenía que ir al médico y que por eso iba a faltar. Cuando estaba caminando...

— ¡Mía Lee Estilo Punk! —una voz femenina gritó mi nombre de usuario en facebook desde atrás mío. Me giré un poco para ver quién me llamaba. Una chica pálida, ojos verdes, pelo negro y medianamente alta con una enorme espalda, me estaba siguiendo con pasos lentos— Bueno... si es así como te llamás... Mía Linares —habló en fuerte para que la escucharan todos, con cierto desprecio. ¿Qué le pasaba?

— Sí, así me llamo. Pero no hace falta que grites. —le contesté con fastidio.

— Sí, si, como sea... No es tan importante. ¿Así que yo estoy gorda? ¿Por qué no me lo decís en la cara? ¿Sos piola por facebook? Mirate... sos una flaca anoréxica sin gracia. —dijo con una sonrisa triunfante.

— Claro, eso es lo que te encanta decir por ahí, ¿No? —hablé iracunda. Mi corazón palpitaba a toda velocidad, cerré mis puños, estaba en modo de defensa— ¿Por qué no te metés en tu vida en vez de joder la mía?

— ¡Decímelo en la cara lo que dijiste! —gritó con rabia.

— ¿Querés que te lo diga? ¿Adelante de todos? Okay. —respiré para calmarme— ¡ESTÁS TAN GORDA QUE TU SIGNO DEBERÍA SER LIBRA Y MEDIA! —grité a todo pulmón.

Los chicos que pasaban y los que estaban charlando a nuestro alrededor estallaron de risa. Risas por todas partes. La chica enorme corrió a toda velocidad en mi dirección. Di un paso hacia atrás. Sentía que estaba frente a un toro enfurecido. Dos milímetros antes de que su puño golpeara mi cara, un brazo la detuvo. La miré cargada de odio.

— ¡JAAA! ¡Libra y media! ¡Es muy bueno! —un grupo de chicos comentó atrás nuestro riéndose a carcajadas— ¡Grosa Míaa! —gritó para mí.

— ¡Hey, hey! —gritó una voz masculina no muy gruesa, doblando el brazo de la chica hacia atrás— ¡¿Qué pasa con ustedes?! ¡¿Maite vos te volviste loca?!

— ¡Soltame, Bruno, SOLTAME! —ella intentó soltarse de su agarre. Todos los demás estaban contemplando la situación. Algunas risas continuaban en el fondo— ¡Dejame! ¡DEJAME QUE A ESTA TURRA LA VOY A MATAR! —gritó desquiciada.

— ¡¿Te calmás?! ¡Calmate! —él trataba de hacerla volver a la realidad. Se volvió ciega por la ira. Realmente estaba fuera de sí.

— ¡Conmigo no te metas, porque yo no me meto con nadie! —le grité dando un paso hacia atrás.

 — ¡ANDATE MÍA! —Bruno me ordenó luchando por sostenerla. Le obedecí y me fui al baño— ¡Y vos terminala! ¡Ya está! —escuché a lo lejos.

~~~

Varios minutos más tarde sonó el timbre para volver a clase.

Ingresé última al curso. Abrí la puerta, el profesor ya había llegado. Todos ya estaban ubicados en sus asientos. Maite se sentó en el fondo como siempre y Bruno, sentado de espalda al frente hablando con ella. Pero, al escucharme, él volteó hacia mí y pude ver que ella estaba llorando.

Di un portazo con fastidio con la mirada fija en Maite. Sabía que le estaba inventando alguna escena para que Bruno se enojara conmigo. Incluso, ya imaginaba lo que pasaría después y el odio me consumía por dentro, pero mi orgullo no me dejaría demostrarlo.

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