Mentiras Venenosas

80 0 0
                                    

Pocos días después...

¿Por qué? ¿Por qué esto a mí? ¿Qué es lo que hago para provocar la ira del destino? ¡¿Por qué a mí?!

Salí de la universidad, subí al colectivo y ¿con quién me encontré? Jah, con Felipe. Hacía dos meses y medio que habíamos terminado. Pero aún no lo comprendía. Estaba harta de verlo cada semana tocando la puerta de mi casa, cansada de que me persiguiera por todo el instituto en mis horarios libres, agotada de escuchar que pelearan por mi culpa, simplemente no quería saber más.

Yo estaba de pie y se acercó para saludarme, le devolví el saludo de la manera más seca que pude y caminé hacia el fondo. Varios minutos después, un asiento se desocupó justo delante de él, me senté sin importar lo que hiciera. Una vez que bajé y él llegando a la esquina donde debía girar en la dirección contrario, ¿a dónde iba? Acababa de pasar la avenida del barrio...

Lo volví a cruzar, iba con paso rápido, estaba desquiciado, pude percibir el odio que expresaba su mirada, lo que me recordó a mi pasado, aquella noche... aquel lugar desolado... mi oscuro pasado...

¿Qué es lo que quiere este imbécil ahora?

~~~

Él iba a ir a pelear con quien alguna vez fue mi mejor amigo. Entonces, lo seguí hasta que por fin logré que se desviara del camino. Caminé largas cuadras y parte de la avenida que está al otro lado.

¡Dios! Pero, ¿Qué es lo que estoy haciendo?

Mi cara estaba enrojecida y húmeda por las gotas de sudor, pero continué caminando a paso acelerado detrás de él... nada me importaba, ni que de a ratos mirara hacia atrás por encima de su hombro, ni que le fuera a decir algo a mi madre o a mi abuela sobre esto. Sabía que él creía que yo estaba con esa persona, por eso quería encargarme de mantener el control de las cosas que alguna vez me involucraron.

Cuando lo vi desaparecer retomé mi camino anterior para volver a casa. Llegué completamente empapada. La lluvia comenzó cuando estaba llegando. Me saqué los zapatos y el abrigo. Me senté en una silla del comedor y tomé un respiro profundo. Luego, me fui a dar una ducha. Y al ir a tomar algo fresco en la cocina...

— ¿Así que seguiste saliendo con él? —mi madre pronunció con voz autoritaria.

— ¿Que? —solté con incredulidad sosteniendo un vaso de agua.

— ¿Ahora no escuchás? ¿Volviste a salir con Dante? —mamá preguntó con tono amenazador.

— ¡¿Que?! ¡No! ¿Quién te dijo eso? —respondí inocente.

— Felipe hoy... Hoy vino a casa para decirme eso —vaciló.

— ¿Y vos le creés? ¡¿Vas a creerle a Felipe?! —sin darme cuenta me encontré elevando la voz, impotente.

— Yo pensé que... —se interrumpió— No me respondiste.

— No tengo nada que explicar porque no tengo nada que esconder —dije con firmeza.

— Sea lo que sea... te voy a estar vigilando.

— Vigilame tranquila, no vas a descubrir nada porque no hay nada —finalicé pronunciando cada palabra lentamente.

— Me lo vas a ocultar, ¿No es así? Como siempre lo hacés. Tu vida está repleta de secretos... Mía solo quiero protegerte... si vos me decís la verdad... juro que voy a entenderte —afirmó tratando de convencerme.

— Ya veo... —solté irónicamente y bebí un poco de agua.

— ¿Estás con Dante? ¿Te va a buscar a la universidad? —insistió.

— No. Hace dos meses que ya no lo veo. Además... no sería tan estúpida como para citarlo en la universidad, donde está Felipe sabiendo todo el drama que hubo. —expliqué dejando el vaso sobre la mesa.

— Me dijo que los vio juntos allá.

— Está enfermo. Eso nunca pasó, tal vez lo hace para ensuciarme.  —suspiré con tristeza— Dante... tiene novia ahora.

— ¡Jah! Por lo visto mucho no le importaste —ella dijo con ironía.

~breve silencio~

— Má... Ya no quiero hablar del tema —bajé la mirada, mis ojos se cargaron de profundas lágrimas.

— Te dije que ese tipo no valía la pena y no me escuchaste. —continuó— Solo estoy tratando de evitarte sufrimiento, no quiero que la historia se repita. No quiero que te pase como me pasó a mí con Darío.

— YA NO QUIERO HABLAR DEL TEMA, ¿ESTÁ BIEN? —grité y volví a mirarla— ¿Por qué dicen lo que no es? —mi voz se quebró— Si estuviésemos juntos lo sabrías, lo sabría todo el mundo porque lo gritaría... yo lo amo —una lágrima resbaló por mi mejilla.

— No pensé que ibas a reaccionar así. —dijo con tono culpable.

— ¿Ah no? ¿Y cómo esperabas que reaccionara tu "hija perfecta"? —expresé con cierta ironía y caminé con paso rápido al comedor. Crucé la sala y subí corriendo las escaleras hasta mi habitación y cerré de un portazo dejando a mi madre atrás. Apoyé mi espalda sobre la puerta y solté un sollozo cargado de odio.

~~~

Dramas ParalelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora