II

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¿No iba a ser bajo la lluvia?

Ok, eso es muy cliché.

Sus labios finos rozaron los míos y fue cuando cerré mis ojos, disfrutando el momento...

Una imagen de Dante cruzó por mi mente y me alejé bruscamente, interrumpiendo el beso.

— ¿Qué pasa? —susurró con la voz ronca. Lo miré a los ojos y separé mis labios intentando decir algo, pero no dije nada— ¡Hey! ¿Qué pasa? —su voz me sacó de mi confusión.

— Em... —tomé aire y me puse de pie. Ciro se levantó también— Mejor... vamos despacio... ¿si? —dije preocupada. Él me tomó de las manos con su sonrisa tan particular.

— Tranquila Brujita, yo te voy a esperar el tiempo que sea necesario. —me comprendió. Sonreí.

— Gracias. —le agradecí con una mirada dulce.

— ¿Por qué tu mirada es tan profunda... tan intimidante por momentos? —comentó mirándome con admiración. Solté una carcajada— Y esa sonrisa tan irresistible, tan... llena de vida. —miré hacia el parque a nuestro alrededor y me puse un poco seria. ¿Se estaba enamorando?

¡Ay, no!

— Em... tal vez, sea herencia de... ¿Mis padres? —respondí poniéndole un toque de ironía a la situación.

— Sos tan linda... —me frotó los brazos con sus manos suaves. Di un paso atrás acomodando un mechón detrás de mi oreja, evitando el contacto.

~~~

Jueves, 5 de diciembre.

Estábamos en una tienda de celulares en el centro de la ciudad con mamá, mis dos hermanos y mi padrastro eligiendo mi nuevo teléfono. El que tenía ya estaba muy viejo.

Me decidí por un Nokia Asha 302 en color gris oscuro y una funda de silicona violeta.

Salimos de la tienda y no pude esperar para sacarlo de la caja. Era realmente ¡Precioso!

—¡Muchas gracias, má! ¡Te amo! ¡Sos la mejor! —grité emocionada dándole un abrazo a mi madre.

—No es nada, hija, te lo merecés. ¡Que lo disfrutes! —ella me devolvió el abrazo.

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Mi padrastro y mi hermano se habían ido a ver unas zapatillas en una tienda deportiva. Me senté con mamá en un escalón de un centro comercial a esperarlos. Mi hermanita examinaba el triciclo nuevo en forma de patito que le acababan de comprar.

Yo revisaba mi nuevo teléfono. Era un mundo totalmente desconocido para mí. ¿WhatsApp? ¿Qué era eso? Además, tenía muchas más teclas que el anterior. Sí, era todo un desafío.

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Volvimos a casa y corrí a mi cuarto para agendar a todos mis contactos. Instalé WhatsApp, completé los datos que la aplicación me pedía y de repente, la lista se llenó. Comencé a enviar mensajes a mis amigos y ellos me felicitaron por cambiar mi teléfono, ¡Por fin!

Adiviná quién soy.

Le escribí a Ciro sonriendo con malicia.

Varios minutos después...

¿Quien sos?

No pude esperar para decirle quién era. El suspenso era mucho para lo ansiosa que yo era.

Yo: Brujita Estilo Punk, ¿te suena?

Él: ¿Cambiaste el celu? Era hora, ¿no? Jajaja

Yo: Sos la quinta persona que me dice lo mismo -_-

Dramas ParalelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora