II

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— Ah, me pregunto quién será... —dije y me sorprendí de mí misma al escuchar mi voz más casual de lo que esperaba.

— ¿Lo vas a aceptar? —interrogó curioso.

— No, no sé ni quién es. —mentí.

— Dale, aceptalo. —me animó.

— ¿Te parece? —lo miré fingiendo estar indecisa.

— Sí, solo para ver qué quiere y después lo eliminás.

— Está bien. —acepté pensando en algo.

Hice clic en Confirmar. Necesitaba inventar alguna excusa creíble.

— Aaaah, es un compañero —mentí fingiendo recordarlo y solté una risita nerviosa. Las mentiras no me gustaban, pero en ocasiones eran necesarias.

— ¿No sabés los nombres de tus compañeros? —su incredulidad era muy evidente.

— Es que... es del otro turno. —silencio— Es un conocido del curso en realidad. —formulé.

— Ah... —me miró distraído y sacó su celular. El alivio se hizo presente en mi interior.

~~~

Dos semanas después...

Una noche me quedé dormida mientras él navegaba en YouTube en la computadora. En un momento abrí los ojos y lo vi con mi teléfono entre sus manos, otra vez. Entré en pánico y me senté de un salto en la cama. Todo estaba parcialmente oscuro, iluminado por unas velas. Al parecer se había cortado la luz.

— ¿Qué estás haciendo con mi teléfono? —pregunté nerviosa.

— ¡Me volviste a mentir! —me acusó levantando la mirada cargada de odio.

— ¡No, no fue a propósito! —me justifiqué.

— ¿No confiás en mí? ¡¿No decís que me amás?! ¡Sos una pendeja de mierda! —dijo furioso y revoleó mi celular, el cual golpeó mi cara con fuerza. Cubrí mi rostro por algunos segundos hasta que reaccioné.

— ¡Ay! ¡¿Qué hacés?! ¡¿Sos idiota?! ¡Acabás de golpearme, imbécil! —solté, iracunda, levantándome.

— ¡¿Por qué me mentiste?! ¡¿Por qué no me dijiste que ese tal Exequiel Di Genaro en realidad es Marcos?! —interrogó.

— ¡¿Y vos qué derecho tenés para revisar entre mis cosas?! ¿Sabés qué? Si querés, andate, borrate. Ya no me importa. Ya estoy harta de todo esto. ¡ESTOY HARTA DE VOS! —grité con fuerza.

— ¿Ya no me amás? ¿Ya no te importo? Claro, porque vos andás con él, ¿no? —se victimizó.

— Te amo, pero lo tuyo no es amor. Es control, opresión. Eso no deja nada bueno para ninguno de los dos. —argumenté con firmeza.

— Me duele que me digas esto. ¿De verdad pensás que yo no te amo? Solo quiero cuidarte. —bajó un poco el tono.

— No es la manera. —mi voz volvió a ser normal.

— Claro. Tenés razón. —miró con molestia hacia otro lado.

— Voy a buscar velas para más tarde. Ahora vuelvo. —caminé hacia la puerta y salí.

~~~

Nos quedamos sin hablar. El silencio estaba cargado de tensión. Por un largo rato no volvimos a decir nada. Mamá nos trajo unas hamburguesas caseras. Estaban deliciosas. Era una gran cocinera.

Sonó mi teléfono...

Ciro y yo giramos hacia mi celular que estaba encima de mi cama. Él le dio un mordisco a su hamburguesa observando mi reacción. Dejé mi media hamburguesa en el escritorio de la computadora. Me levanté, agarré mi móvil y miré su nombre.

Violeta

Toqué para atender.

Yo: Violeta, ¿cómo estás? —mi voz era fría. La mirada de Ciro me intimidaba demasiado.

Dante: ¡Ew, Mía! ¿No vas a venir? ¿O te olvidaste? —su voz se escuchaba más baja de lo normal. Había música a todo volumen y un murmullo de fondo. Lo miré a Ciro, con fastidio.

Yo:  No, no me olvidé. Tuve un problema en casa con mamá y no puedo ir. Estoy castigada. —mentí descaradamente.

Dante: ¿Que? ¿Castigada vos? ¿Vos que siempre sos tan correcta en todo? No, no te lo creo. Pero en caso de que sea así, ya mismo voy para tu casa y hablo con tu madre. —habló preocupado.

Yo: Dejá, no hace falta. Además, se nos cortó la luz y es peligroso. —me excusé.

Dante: Mía, estás rara. ¿Pasa algo que yo no sé? ¿Me querés contar? —su voz se volvió más cálida. No pude evitar sentirme culpable por no estar ahí con él festejando su cumpleaños.

Yo: No pasa nada. Está todo bien. —afirmé con lágrimas formándose en mis ojos y a la vez tratando de esconder esa tristeza.— que lo pasen muy lindo, hablamos luego.

Dante: Esto no puede ser una fiesta sin vos. Sos mi mejor amiga. No me podés fallar. Me prometiste que ibas a venir. Dale, te voy a buscar. —rogó.

Yo: Hablamos después. Disfrutá de tu fiesta. —me despedí y colgué. La culpa me invadió por completo. Ciro estaba frente a mí, pero ya no me importaba.

— ¿Qué pasó? —habló Ciro mordiendo su hamburguesa. Tan casual, tan inocente... que parecía una persona completamente diferente de la que había sido hacía unas pocas horas. ¿Quién sospecharía? ¿Quién además de mi mejor amigo me creería si contara lo sucedido? Cualquiera diría que yo soy la mala de la película.

— Nada. Solo... —suspiré con frustración y levanté la cabeza para mirarlo con cierto enojo— Nada. —¿Se lo debía explicar? ¿Para qué?

— Era Dante, ¿no? —dedujo con un tono de burla. Mi teléfono volvió a sonar. Esta vez solo dejé que sonara.

— Sí. —dije sin ganas mientras me sentaba. Agarré lo que quedaba de mi hamburguesa.

— Hoy es su fiesta de cumpleaños. —soltó de repente.

— ¿Y vos cómo sabés? —pregunté extrañada. El timbre del celular finalizó.

— Yo sé muchas cosas. —respondió con aire soberbio— Bueno. En realidad, lo sé porque él mismo me invitó para que fuéramos juntos. —concluyó.

— ¿Ah, si? —mi voz se escuchó antes de que pudiera darme cuenta. Un rayito de esperanza me iluminó.

— Pero... no vamos a ir. Está lloviendo y te vas a resfriar. Aparte estamos a oscuras. —agregó y la tranquilidad plasmada en su rostro me enfureció. Mi teléfono sonó por tercera vez y toqué la tecla de cortar con impotencia.

— Siempre lo mismo con vos. —comenté dejando mi comida sobre el escritorio con rabia y me levanté de mi silla en un movimiento brusco. Caminé hacia la puerta dejándolo solo.

— ¿Por qué te enojás? ¿No te alegra estar acá conmigo? —sonaba tan inocente que juro que sentí el impulso de darle una cachetada. Me giré nuevamente hacia él con el odio brotando a través de mis ojos.

— A estas alturas... estar con mis amigos es lo único que me alivia de tanta mierda que tengo que soportar. —mi tono sonó escalofriante y cruel. Me sorprendí de mí misma. Su rostro quedó totalmente aterrado y me fui de la habitación.

¡Waw! ¿Con que así se siente tomar el poder en una situación?

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Dramas ParalelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora