Emociones reprimidas

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Transcurrieron nueve meses...

— Mía... Necesito decirte algo... Espero que puedas entender y que no te enojes... —Dante anunció mirándome preocupado.

— Decime, ¿Qué pasa? No me asustes —presioné alterándome.

— Zhara... —bajó la cabeza y se rascó la nuca.

— Dante... Zhara... ¿Que? ¿Qué tiene? —lo miré aterrada.

— Zhara... —su voz se apagó.

— Dante —mis ojos estaban fijos en su expresión evasiva— Dante, hablá. ¿Qué pasa?

— Zhara está embarazada. —soltó de repente.

— ¿Qué? —dije con incredulidad— tiene que ser un chiste. —sentí mi mundo derrumbarse lentamente.

— No, no lo es... —su mirada reflejaba dolor, angustia, una tristeza muy grande.

— Pero, ¿cómo...? —pronuncié perdida en mis pensamientos.

— Yo no quería, pero ella... ella lo hizo a propósito —intentó justificarse.

— ¿Cómo que lo hizo a propósito? Dijiste que la amabas, que querías formar una familia con ella, que-

— Sí, si, si, ya sé lo que dije. —me interrumpió exasperado.

— ¿Y ahora de qué te quejás? ¿En estas últimas semanas que no nos vimos cambiaste de opinión o qué? —comencé a caminar por el comedor con preocupación.

— Sí, porque me di cuenta de que lo que vos y mamá me decían era cierto. Esa mina es una basura y solo quiere tenerme atado a ella de alguna manera. —explicó desconcertado.

— ¿Tenía que pasar esto para que te dieras cuenta? Sos un idiota. —lo reprendí con rabia.

— Sí, soy un imbécil. Es verdad, ya lo sé. Te juro que lo sé. —tenía sus ojos puestos en la ventana y prendió un cigarrillo.

— Ahora vienen los lamentos. —lo reté y hubo un silencio— Todo esto te pasa por no escuchar y encerrarte en tu estúpida inmadurez. —me giré para mirarlo y me di cuenta de que él estaba al borde de echarse a llorar, pero sabía que jamás haría eso adelante mío. Él siempre se mostraba fuerte.

— Sii, tenés razón —soltó un poco del humo que tenía contenido en su boca.

Sonó su celular...

Lo sacó del bolsillo de su jean y revisó el número.

— ¡Mierda! —masculló y tocó para cortar.

— ¿Por qué no atendés? ¿Quién era? —pregunté.

— Zhara. —contestó con molestia.

— Bueno, supongo que ya debería irme. —deduje caminando hacia la puerta.

— No, no te vayas. —sostuvo mi brazo.

— Te está llamando... está embarazada y tal vez necesita algo —traté de hacerlo entrar en razón— No seas tan insensible. —hablé en voz baja, mirándolo a los ojos, suavizando mi expresión. Me solté de su agarre.

— Lo que necesita es tenerme a su alrededor las 24 hs. Especialmente ahora, que sabe que vos estás acá —su voz reflejaba todo el rencor y la frustración que estaba sintiendo.

Volvió a sonar su móvil...

— Hola —atendió con fastidio— Sii, estoy en la casa de mamá... —rodó los ojos— en un ratito voy para allá. Yo también te amo. —colgó.

Dramas ParalelosWhere stories live. Discover now