𝐘𝐀𝐈𝐋| "You can hear it in the silence, you can feel it on the way home... 𝒀𝒐𝒖 𝒂𝒓𝒆 𝒊𝒏 𝒍𝒐𝒗𝒆. 𝑻𝒓𝒖𝒆 𝒍𝒐𝒗𝒆".
|| Charles Leclerc se enamora de su mejor amiga, sabiendo que es un gran paso en su camino que siempre estuvo trazado del...
—chapter thirty-seven: put you in jail for something you didn't do—
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20 de agosto del 2021.
Monte Carlo, Mónaco.
SE HABÍAN IDO DE MARANELLO EN LA NOCHE, Isabella no podía pasar otro día con su familia, con su madre, ya que su subconsciente la culpaba por todo, si tan solo ella no la hubiera alejado de su padre para su muerte tendría lindos momentos a su lado y no le dolerían tanto.
Aunque de la misma manera sabía que estaba mal culparla por algo que no había sido por su mano, ella no había matado a su padre y de eso era consciente. Otro de los motivos por los que le había pedido a Charles que se fueran de aquel lugar había sido por aquellas miradas llenas de lástima que la gente en Maranello le daba, conocían a su padre y por ende a ella, así que llegó a un punto en dónde se cansó.
Estaba cansada de todo.
Y sabía que en parte era por el duelo, y por las noticias que se difundían sobre su relación con su padre antes de morir y la manera tan atroz en que falleció.
Por ende, aquí se encontraba, sentada en la cama de su departamento con Charles meditando para poder relajarse, habían sido días complicados y seguía sin poder comprender del todo la muerte de su padre, pero lo que la ponía más mal era que se sentía como normalmente estaba acostumbrada: a no tenerlo en su vida.
Eso era el pensamiento que más estaba en su mente, lo normal que se sentía estar sin él.
Jamás fue partícipe de su vida de manera directa y ahora que no estaba era el deseo de haberlo vivido lo que la carcomía internamente.
Luego de veinte minutos se enderezó suspirando, su meditación había acabado y para ser realistas si notaba un cambio en ella, se sentía ligeramente más serena.
Charles entró en la habitación escribiendo algo rápido en su celular, cuando notó que Isa se levantaba de la cama cambió la dirección de su atención hacia ella.
La observó en silencio, notando como era tan normal tenerla aquí, tan tranquila que se veía sabiendo que estaba pasando por un martirio emocional y tan delicada que le daban ganas de abrazarla y jamás soltarla, pero, sobre todo, se veía realmente hermosa, usase lo que usase a sus ojos siempre sería hermosa.
La mirada de la castaña se alzó encontrándose con aquellas auroras boreales que tanto la cautivaban, le sonrió, por primera vez en cuatro días, una sonrisa verdadera, llena de sentimiento hacia él.
― Hola.
― Hola.
Ambos sonrieron como adolescentes en su primer amor, pero Charles se distrajo cuando su celular vibró con la foto de Chiara en la pantalla, le hizo una seña de que tenía que contestar y salió hacia el balcón.
