49. What if I told you I'm a mastermind?

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—chapter forty-nine: what if I told you I'm a mastermind?—

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25 de octubre del 2021.

Texas, Estados unidos.

GRUÑÓ DE MOLESTIA CUANDO LA ENFERMERA LE vendó el brazo, eran veinte puntos los que había recibido que le generaban dolor cuando se los tocaban, a su lado Charles la observaba fijamente y cruzado de brazos.

― ¿Por qué se queja? ¿Por qué lo está apretando tanto si ella se está quejando? ― le cuestionó a la enfermera que solamente lo observó impasible.

― Señor Leclerc, estoy haciendo mi trabajo.

― Pero ella se está quejando ― Leclerc movió su pierna ansiosa con Max a su lado rodando los ojos ante los comentarios de su amigo.

― Charlie ― Isa lo llamó al ver la primera señal de molestia en la enfermera. ― Está bien, solo me duele por el contacto que la venda está haciendo en mi piel dañada.

El monegasco la observó preocupado. ― ¿Por qué la está vendando si eso le duele?

La enfermera suspiró ante aquella pregunta, no conocía al joven, pero debía de admitir que le parecía tierno como desesperante que estuviera haciendo esas preguntas cada dos minutos.

Charles Leclerc se preocupaba al extremo, mucho más con Isabella que en su tiempo juntos nunca había estado enferma lo que lo ponía ligeramente ansioso al no saber realmente que hacer ni cómo actuar.

― Charles, por favor, siéntate y cállate ― Max le ordenó tomándolo del hombro para arrastrarlo hacia abajo, mientras Lando se lo agradecía mudamente.

Todos estaban agotados de escucharlo quejarse por el trato adecuado de la enfermera, habían pasado una noche complicada en el hospital en dónde no habían podido dormir por estar pendientes a ellos, por lo tanto se encontraban irritables.

El piloto de Ferrari cruzándose de brazos lo hizo mientras la enfermera terminaba de vendarle el brazo a su novia.

― Eso es todo, debes de tener varias medidas de precaución para evitar que se te abran los puntos, bañarte delicadamente esa zona y colocarte esta pomada para agilizar la recuperación de la piel ― le pasó el pequeño bote de esta. ― Aunque por lo visto estás en buenas manos ― observó al hombre de ojos verdes que asintió ante sus palabras.

Isa volteó a verlo enamorada, porque esa era la definición de lo que sentía por el monegasco que la observaba con precaución, como si fuera a partirla con la mirada, era un sentimiento de quemarse lentamente con solo una mirada de él.

Se sentía esperanzada y sin aliento, una necesidad de seguir viendo aquellos ojos que la hacían sentirse en la luz del día, tan dorada como feliz.

Sonrió haciendo que Charles por inercia devolviera aquel gesto.

Yᴏᴜ Aʀᴇ Iɴ Lᴏᴠᴇ || Charles Leclerc Where stories live. Discover now