𝐘𝐀𝐈𝐋| "You can hear it in the silence, you can feel it on the way home... 𝒀𝒐𝒖 𝒂𝒓𝒆 𝒊𝒏 𝒍𝒐𝒗𝒆. 𝑻𝒓𝒖𝒆 𝒍𝒐𝒗𝒆".
|| Charles Leclerc se enamora de su mejor amiga, sabiendo que es un gran paso en su camino que siempre estuvo trazado del...
—chapter fifty-two: and baby, now we've got bad blood—
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23 de noviembre del 2021.
Montecarlo, Mónaco.
SE BAJÓ DEL JET SINTIENDO EL SOL EN SU ROSTRO, haciéndole hacer una mueca ante los rayos que la dejaron ligeramente ciega en lo que su vista se acostumbraba a la luz. El hombre detrás de ella suspiró ante el silencio de la italiana.
Charles sabía que sería así, que lamentablemente este día sería un día difícil para Isabella, incluso para él, y si algo sabía de ella era que tendía a guardarse todas sus emociones en una cajita para evitar dañar a los demás.
El Ferrari de Charles ya los esperaba junto al abogado que se acercó a ellos, al momento en el que ambos se colocaban los lentes de sol.
― Buenos días.
― Buenos días ― respondieron ambos al unísono, ambos se voltearon a ver sonrientes sintiendo como el otro se llevaba el dolor contrario sintiendo las chispas volar entre ellos al sonreírse.
― Bueno. El juicio inicia a las dos de la tarde, apenas son las diez por lo tanto pueden ir a desayunar para llegar media hora antes ― les sonrió. ― Encantado de representarlos, y tampoco se olviden que esto será tratado como salida de información confidencial personal que terminó dañando a dos escuderías y una empresa.
Isa asintió. ― Avísanos cualquier cosa ¿sí?
El abogado asintió alejándose de ahí dejando a la pareja sola, la castaña suspiró caminando hacia el lado de copiloto. Lo irónico de todo esto es que debería de estar feliz por el éxito de ayer respecto a su álbum, era tendencia mundial y había debutado en primer lugar de Billboard, había pasado una noche romántica con Charles dentro del jet y todo iba bien, pero claro que sus emociones con respecto a lo que venía eran negativas.
Hubiera preferido que Chiara tomara la demanda sin juicio, todo sería más fácil para ambos.
Entró al auto sin esperar a que Charles le abriera la puerta avcomo ya estaban acostumbrados, el monegasco suspiró metiéndose dentro sin arrancar.
― Necesito preguntarlo antes de que sea demasiado tarde ― habló viendo hacia enfrente. ― ¿En verdad quieres ir? Sabes que puedo hacerlo yo solo, con tu representante es suficiente.
La italiana quiso sonreír por aquel gesto, aunque el dolor en la voz del monegasco le hizo saber que estaba siendo egoísta con él, al final de cuentas esto era mucho más grande para él que para ella, la que iría a juicio contra ellos sería la ex mejor amiga del piloto.
Llevando una de sus manos a la del piloto le dio un apretón haciendo que este la volteara a ver. ― Podría decirte lo mismo, amor. Estamos hablando de algo fuerte para ti ¿tú quieres ir?
