𝐘𝐀𝐈𝐋| "You can hear it in the silence, you can feel it on the way home... 𝒀𝒐𝒖 𝒂𝒓𝒆 𝒊𝒏 𝒍𝒐𝒗𝒆. 𝑻𝒓𝒖𝒆 𝒍𝒐𝒗𝒆".
|| Charles Leclerc se enamora de su mejor amiga, sabiendo que es un gran paso en su camino que siempre estuvo trazado del...
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22 de diciembre de 2027
Maranello, Italia.
COMO YA ERA COSTUMBRE DESDE HACE TRES AÑOS, Charles e Isabella se encontraban en Italia en una de las mansiones que tenía Isa, provenientes de su padre, donde pasaban las dos familias reunidas Navidad.
― Mon amour ― Charles le habló bajando las escaleras con una caja enorme en sus manos. Al llegar a la sala la soltó mientras observaba a su esposa. ― Por favor dime que esta es la última caja.
Isa rió asintiendo. ― Te dije que te ayudaba y me respondiste que no.
― Es que no pensé que fueran tan pesadas ― se quejó sobando su espalda, hace poco había tenido un leve accidente en el monoplaza por lo que su espalda se había visto afectada. Nada de qué preocuparse, pero era algo que seguía estando ahí.
Charles se agacha a comenzar a sacar las cosas de decoración que usarán este año mientras Isabella empieza a jugar con Jules, ya de dos años que sonríe al tener enfrente a su madre.
― ¿Quién es el niño más hermoso del mundo?
― Yo, Jules bebé ― contesta sonriendo más al notar la mirada llena de amor que su padre les lanza desde el suelo.
Y es que no mentían, ese niño era hermoso.
Isa voltea a ver a Charles que corresponde aquella mirada llena de amor. La castaña sonríe internamente al saber la noticia que le dará el veinticuatro... aquella que Charles llevaba tiempo esperando desde que Jules cumplió un año y decidieron que era un buen momento para tener otro bebé.
― ¿No crees que Jules se merece un hermanito? ― el monegasco sacó la base del árbol mientras Jules aplaudía bajándose del sillón para caminar hacia aquella masa verde que le llamó la atención. ― Cuando crezca va a ser un joven muy egoísta si no le damos un hermano.
Isa se levantó del sillón alzando una ceja de incredulidad. ― Yo fui hija única.
― ¿Por qué crees que lo digo? ― se burló para luego quejarse por el golpe que su esposa le propinó en el hombro. ― Solamente decía.
― Ahora para que se te quite no habrá otro niño en otro año.
Charles se quejó, aunque algo dentro de él le decía que Isabella mentía con aquella amenaza.
― Vamos campeón, que tu hijo está a punto de empezar a armar el árbol por su cuenta ― Isa palmeó uno de los pectorales de su esposo mientras se agachaba para colocar la base de lo que sería su árbol.
Jules la observó sonriente y aplaudió. ― Navidad.
Isa sonrió asintiendo. ― Ya casi es Navidad, mi amor.
