La Venganza de la Sirena

Capítulo 9

El príncipe tritón sintió mucho miedo al ser capturado, pues no sabía lo que esos rufianes serían capaces de hacer, pero al ver que solo lo colocaban en una caja muy grande de cristal llena de agua se tranquilizó un poco.

– Miren lo que tenemos aquí, un hombre pez, había escuchado de unas criaturas hermosas femeninas mitad pez, pero nunca de un hombre – se rio – pero es verdad la leyenda, es una hermosa criatura – en definitiva es cierto Conna junto a su hermana Aixa eran categorizados como los más hermosos de todo el mar, a pesar de que sus hermanos no estaban muy lejos; todos tenían una característica que los asociaba con Poseidón. Por ejemplo Diallo tiene el físico, corpulento, alto, una fuerza inigualable y unas estrategias excepcionales. Behemonth sacó su cabello azabache como el ébano más puro, con los ojos del mismo color, dotes que compartía con Diallo, la diferencia es que el menor es delgado y el más bajo entre los hermanos. Maxine por otro lado, es rubia con los ojos azules como el cielo despejado en un día perfecto, un poco más fornida que cualquier sirena, pero muy femenina y sobretodo sabia, encontraba el mejor momento para darte una enseñanza  que siempre recordarías. Pero los gemelos idénticos, como les decían, eran una réplica exacta de su padre, cabellos negros como perla más oscura, ojos azules tan profundos como el eterno mar en su intensa oscuridad, altos, con el cuerpo tan duro que podían partir la roca más fuerte; esto era debido a que el mismísimo Poseidón los entrenaba en habilidad, agilidad y sobretodo en sabiduría, casi había creado réplicas exactas de él, la diferencia entre hermanos y padre era su corazón, porque a pesar de cómo había sido criados eran bondadosos, dados y con un alma muy pura, o así era hasta el momento.

Conna estaba tan sumido pensado en su familia y su hogar que cuando sintió unos golpes en el cristal se asustó.

– Pero que malos modales tengo, no me he presentado, soy el temido capitán Nammón, dueño del barco que más terror ha causado El Gran Dorado – se carcajeó y junto a este toda su tripulación o bueno... casi toda, porque había dos hombres que no les hacía ni la mínima gracias todo eso.

Estos eran el contramaestre Ámaro y su amigo que estaba entre la multitud Declan, ellos por el contrario estaban tristes y hasta molestos. Esa fue la gota que derramó el vaso, así que comenzaron a planificar para derrocar al capitán y matar a la tripulación, pero ambos sabían que necesitarían del tritón dentro de la caja de cristal, y para eso debían ganar su confianza, lo que costaría tiempo, pero debían comenzar esa noche.