Capítulo 11

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Para él todos los días eran una rutina, despertar primero que todos, ver el amanecer, observar al capitán tratar mal a su tripulación, el amigo del contramaestre, Declan, llevarle comida en secreto, en las noches Nammón refunfuñaba que lo había atrapado y que jamás lo devolvería al mar y cuando todos dormían Ámaro iba y le hacía compañía.

Una noche mientras hablaba con Ámaro asiéndolo reírse, sintió el mar agitarse y removerse, supo que sus soldados estaban cerca, haciéndolo cambiar de humor rápidamente.

Ámaro calmando la risa - ¿Qué tienes? ¿Por qué tu humor cambió de repente?

Connlaodh: Ya vienen y todavía no es tiempo, aún no está lista.

Ámaro: ¿De qué hablas no entiendo? – Dijo desconcertado – ¿Conna? ¡Conna! – preocupado lo agarró por los hombros y este lo miró

Connlaodh: Ya vienen por mí – dijo con temor.

Ámaro: ¿Eso no es bueno? – dijo totalmente confundido.

Connlaodh: No Ámaro, se desatará una guerra y un mal interminable – ahí cayó en cuenta de su preocupación – me dijiste que por ser contramaestre Nammón te tiene más confianza que a los demás ¿Cierto? – El contrario afirmó – pues levántalo, dile que sentiste que algo no estaba bien y al asomarte por la borda habían más como yo, intentado hundir el barco.

Ámaro: Pero nada de eso está pasando, no me creerá.

Connlaodh comenzó a llorar – debes hacerlo o pronto así será, por favor – lloró más – si no lo haces una de mis hermanas morirá y la guerra no será solo submarina sino también en contra de la superficie, no puedo dejar que eso pase – se aferró a los brazos que lo sostenían por los hombros; sintió un pecho contra su cara y un beso en la cabeza.

Ámaro: No te preocupes – dio tranquilizándolo – lo haré, te ayudaré, solo deja de llorar ¿Sí? ~ ¿En serio lo harás Ámaro? ¿Serías capaz de arriesgar tu pellejo, tu plan, todo por el tritón que está aferrado a ti? ~ Sin pensarlo dos veces supo la respuesta ~ Sí, sin importar nada, lo haré, porque me enamoré de este hermoso príncipe ~

Cuando el tritón se calmó, dejó ir al pirata; llegó al camarote del capitán agitado, ahí comenzó su actuación, lo despertó y dijo exactamente lo que el príncipe le comunicó. Para hacer un poco más creíble la actuación, el de otra especie comenzó a manipular las aguas como si tuviesen soldados debajo, esa fue la cereza del pastel, pues el capitán con un poco de miedo mandó a sonar la campana y así despertar a todos, al escuchar la campana tan entrada la noche se alarmaron, se les dio la orden de lanzar algunos cañonazos al agua, cuando esta dejó de moverse, llegaron a los oídos de Conna las palabras que tranquilizaron el corazón del príncipe.

Nammón: ¡VOLVAMOS A TIERRA FIRME!

La Venganza de la SirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora