Capítulo 27

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Devuelta al mar, eso era un gran alivio para el Capitán Declan, pues después de mucho tiempo su barco “El Dorado” volvía a surcar las olas, veía cómo todos hacían su trabajo y divisó a su amor Adara limpiando la cubierta, quería avanzar con ella, y creía la perfecta manera de hacerlo.

Capitán: ¡ADARA! – llamó su atención, esta volteó respirando profundo.

Adara: Sí… capitán – dijo entre dientes.

Capitán: Para quedarte en el barco y no ser lanzada por la borda, todos aquí deben saber combatir con un arma – Ámaro se le quedó viendo, se le acercó un poco y le dio una mirada de “lo que vas a hacer no es buena idea” – tranquilo, lo tengo controlado – le dijo en un susurro, devolvió la mirada a Adara – Así que escoge tu arma – llegó delante de ella con bastante espacio y desenvainó su espada.

La contraria tomó una ballesta que había visto cerca, era lo que más se asemejaba a las lanzas que ellos utilizaban donde vivía, pues las de su hogar eran un poco más distintas, estaban forjadas de platino, bañadas en iridio, haciéndolas las más duras y fuerte que pudieran existir tanto en el mar como en la superficie, tenía una punta muy afilada de lonsdelita, puesto que por ser más sensibles a las ondas captaban mejor los movimientos del atacante y algo que aprendieron los aquarianos es a poderse conectar con la lonsdelita, haciendo muy fácil adivinar qué haría el atacante.

El capitán se rio - ¿Tan siquiera sabes manejar eso? – Adara giró la ballesta sobre su cabeza y se puso en posición de ataque, este no dejó de sonreír – bueno… veamos qué pasa, recuerde algo esto es un encuentro amistoso.

Adara: Claro – dijo con sarcasmo – pero no limitaré mis movimientos – dijo seria, su enemigo se extrañó ante esto, pero no dejó que lo intimidara. Todos se colocaron alrededor en un círculo, dejándoles bastante espacio para que se movieran.

La pelea empezó, Declan solo esquivaba, mientras la princesa solo atacaba, de un momento a otro la pelea comenzó a ponerse más seria, pues ninguno daba su brazo a torcer, si la mujer torcía perdía, pero si lo hacía él moría, ya que para ella esa era la oportunidad perfecta para matarlo ahí mismo, eso era lo que pensaba, lo mataría, hundiría el barco dejando a algunos vivos, mataría a Ámaro y luego recuperaría su cola, pero no todo lo que pensaba se cumpliría.

Adara daba giros, golpeaba al otro, le hizo un rasguño en el brazo y él uno en el abdomen a ella, saltaba, avanzaba, de un golpe lo desarmó y justo cuando la punta de la ballesta tocó su entrecejo para clavárselo sintió el filo de una espada en su cuello.

Capitán: ¡Hey! Ámaro ¿Qué haces? ¿Por qué le apuntas? – Adara dejó de ver a su contrincante y vio al que le tenía la espada en su cuello con mucha rabia.

Ámaro: Intenta matarte y no te das cuenta, todos aquí lo vimos y tú no – dijo muy molesto, Declan miró a todos expectantes, algunos molestos, otros preocupados – suelta el arma – dijo mirándola, ella sonrió y la soltó – agárrenla, amárrenla y llévenla a la bodega – dos piratas se acercaron y lo hicieron.

Capitán: Alto, esperen un momento – los piratas estaban a punto de llevársela, pero aguardaron sin soltarla – esto tiene que ser una… - fue interrumpido.

Adara: Eres tan estúpido que aunque intenté matarte no lo notaste – comenzó a reírse mientras miraba al capitán completamente confundido, él le dio una mirada de “¿Qué dijiste?” que ella captó al instante – sí pirata – se le acercó a ella – intenté matarte y de no haber sido por tu cómplice de pacotilla lo hubiera logrado, eres un ciego que no notaste desde el primer momento que lo estaba intentando – siguió riendo como lunática.

Declan: Pero… ¿Por qué? Si yo no te he hecho nada.

La princesa se libró rápidamente de los piratas, con una fuerza brutal y se acercó a él hasta quedar muy cerca, a centímetros de su cara, todos reaccionaron y sacaron sus espadas apuntándole - ¿Te suena el nombre de Connlaodh? – Dijo seria, tenía la cara contraída de odio - ¿Te recuerdas de un tritón que estaba en cierta pecera? Que apuesto que tienes todo esto con lo que vendiste de sus lágrimas, porque sé que faltan y que te regocijaste con ellas ¿Para eso lo mantuviste allí? Asqueroso pirata – le escupió en la camisa, mientras el otro solo lo miraba estupefacto, pues eso no era lo que había pasado.

Luego la llevaron a la bodega y la encerraron.

La Venganza de la SirenaTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon