1 - No son los mismos

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—¿Podría presentarse a nuestra audiencia?

—Soy Chuya Nakahara, es un placer que me haya invitado a su programa, Takada-san. Mi madre era muy fan de sus programas.

—¿De verdad? —sus mejillas se ruborizaron—. Antes de continuar con la entrevista, quiero darte mi pésame por la repentina perdida de tus padres. Nos hubiera encantado invitar a Ozaki-sama aunque fuere una vez —sonriendo gentilmente, dijo—. Ahora, la primera pregunta, ¿cómo te sientes de vuelta en el mundo de la moda?

—Bueno —cruzó su pierna derecha—, este trabajo es realmente lo que más amo hacer. Volver me hace sentir con vida.

—El año pasado estabas a un paso de ser la imagen del año para representar a nuestro país a nivel internacional. Existen rumores, sobre que te sentiste ¿intimidado? por los competidores. ¿Cómo lidias con eso? Y si me permites preguntar, ¿qué ocurrió?

—Tengo problemas de salud —asintió—, mi mánager y el director de la agencia decidieron que lo mejor sería declinar. Hay tantos talentos allá afuera, creo que no está de más que sepan que no me rindo fácilmente.

—Hablemos de los rumores que se esparcieron hace tres años sobre tu relación con un peligroso líder criminal y tu maternidad. Recuerdo que en esa época, todo Internet estaba hablando de la noticia y tu familia se convirtió en una tendencia, ¿cómo respondieron tus padres al respecto? ¿Podrías hablarnos sobre tu relación con la mafia japonesa?

Chuya miró al auditorio, a la cámara, a la conductora y movió el pie un poco nervioso; decidido, volvió a mirar a la cámara y dijo, —Lo estoy. Estoy casado con un mafioso. Además, tengo dos preciosos hijos que esperan por mi. En cuanto a mis padres, no creo que sea correcto hablar de lo que ellos pensaban.

—¿Has sido amenazado por la mafia? —preocupada, la conducta siguió cuestionando.

—Mi esposo me ama mucho y me procura, de la misma forma en que yo lo hago con él. Ya no soy el chico de hace tres años que vivía bajo la sombra de su madre; tengo mi vida, mi familia, nada puede hacerme más feliz que eso.

—M-Mencionaste a tus pequeños, ¿que piensas que harán cuando crezcan?

—No voy a hablar por mis niños ahora —irritado.

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—¡¿Te das cuenta de lo que hiciste?! ¡Ahora esos bastardos de la prensa van a hacer lo que sea necesario para descubrir quién es el afortunado de estar contigo! —Dazai estalló.

—Para de gritar, no fue fácil —aturdido, se dejó caer en el sofá de la oficina del oyabun.

—¿En qué mierda estás pensando? A veces creo que te entiendo menos.

—No necesito que me entiendas. Por ti es que estoy metido en esto —cubrió sus ojos con el antebrazo—. Además, ¿no eras bueno jugando a las escondidas?

—Chuya, ¿Dostoievsky te pidió hacer eso?

—¿Hah? No he hablado con él desde entonces, ¿piensas que soy un infiltrado o algo así? Dios, si sigues dudando de mi voy a tener que re-considerar el separarme de ti en serio.

Ante ese comentario, Dazai se levantó y caminó hacia el omega que yacía acostado de mal humor; se inclinó hacia él, apartando su brazo con brusquedad y mirándolo fijamente, siguió.

—¿Dejarme? Oh, Chuya. Parece que olvidas que eres mío, ¿acaso quieres retarme?

—¡¿H-Hah?! Me estás lastimando —rehuyó la mirada.

Unbreakable | Soukoku - Omegaverse | BSDWhere stories live. Discover now