Unbreakable | Soukoku - Omegaverse | BSD

12 - Estamos a mano, Dazai

—¿Estás seguro que esto es lo que quieres? En cuanto la yakuza se de cuenta que falta uno más entre ellos, comenzaran a desplegar todo su ejército, lo que dificultaría tu entrenamiento.

—Lorca, ¿alguna vez he fallado? Desde que murió mi padre, Mijaíl, llevé a la organización a la cúspide; la mafia rusa sobrevivió gracias a mí y mi intelecto. ¿Tomar como rehén a Chuya-san, no es acaso, un método más para poner a prueba mis habilidades?

El hombre encapuchado estaba confundido, juraba que quería proteger al omega que yacía inconsciente en el sofá de la suit. Podría ser así, pero el amor que ambos alfas expresaban por ese ser indefenso era tan extraño, tóxico y doloroso.

—Asegúrate de que su viaje a Moscú sea cómodo, me haré cargo de él en cuanto nos encontremos. Primero, tengo que pendientes que arreglar con Dazai-kun —indicó mientras ajustaba la capa sobre sus hombros, se colocó la ushanka y dejó el lugar.

Tu destino era la muerte, ¿qué deidad podrá salvarte ahora si has retado la voluntad de Dios?, sobrepuso su mano en los ojos cerrados del omega.

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—¡¿Dónde está Fumiya?! —en un movimiento rápido, Dazai tomó por el cuello a Shirase.

—¡No lo sé! ¡Hace unos días que Chuya me pidió no acercarme! ¡La habitación ha estado cerrada con llave!

—¿Estás diciendo que has estado perdiendo el tiempo en lugar de mantener tus ojos en mi hijo y en ese idiota? ¡¿Cuál se supone crees que es tu trabajo?!

—Ghh... ¡Obedecer...! ¡Obedecer a Chuya! —forcejeó—. Me trajeron aquí para protegerlo... y si tengo que morir cumpliendo su deseo, lo haré... kgh...

Disgustado por la respuesta, soltó a la oveja con brusquedad. Caminó a zancadas a la puerta de la habitación de sus hijos y en el bolsillo interno de su saco buscó un pasador.

Lo introdujo en la boquilla del picaporte y comenzó a hacer movimientos que en un instante le permitieron quitarle el seguro a la puerta; desesperado, la abrió, solo para darse cuenta que su sucesor directo no estaba ahí.

Su puño se estrelló con fuerza contra la pared e ignorando el dolor, buscó las cámaras de seguridad: ya no estaban instaladas. Eso sólo podía significar una cosa: Chuya ya sabía que el rapto de Aoi no lo había causado Dostoievsky.

Dejando la habitación, buscó a Shirase, que seguía en el pasillo recuperándose del impacto. Imposible que esa oveja supiera algo al respecto, si Chuya le encomendó mantenerse lejos, era porque no quería que nadie más supiera sobre el paradero del niño.

Cálmate, no pudo habérselo llevado tan lejos. Una vez intentó ocultarse en su casa pensando que no lo encontraría ahí. Tsk... ¡¿qué mierda hiciste, Chuya?!

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El silencio en la sala de reuniones era incómodo, los cuatro ejecutivos revisaban papeleo que Agatha Christie les hizo llegar para investigar a Dostoievsky y el mito detrás de los enigma.

No existían tales registros sobre la existencia de los enigma, en ningún país del mundo. Todo se basaba en meras leyendas, pero la que cobraba fuerza era la de un hombre de Rumania llamado Bram Stoker, cuya fuerza había logrado someter a todas las castas con la intención de crear un imperio; no obstante, históricamente, no existía algún vestigio que comprobara dicho suceso.

Tampoco se sabía mucho sobre este hombre, Bram, sólo que nació en Irlanda y se nacionalizó rumano; después de eso, no había nada más, ni siquiera un árbol genealógico sobre su descendencia directa en nuestra actualidad.