6 - Acorralado

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Es cierto. La base de crianza de tus hijos es el nido, te daré la guía rápida. Dudo que puedas venir a mi consultorio ahora, ya has de estar en España y allá es de madrugada, ¿no?

—Sí.

Bien, seré breve. Nuestra naturaleza se rige bajo los instintos animales, y esto quiere decir que debemos adaptarnos a las restricciones. Los alfas y omegas son más susceptibles, de hecho, un beta tiene más control y libertad en cuanto a sus periodos de celo, digamos que, son el nivel de nuestra balanza. Y criar a las criaturas tampoco se queda atrás, necesitan del nido para sentirse incluidos en la manada... ¿Has visto como reacciona un gato cuando su hijo huele diferente? Lo excluye, porque al no detectar el olor característico de su camada, por ende, no pertenece a ellos. Tu deber como omega, es decir, la mamá leona, es alimentarlos, mantenerlos en el nido, enseñarles a cazar para valerse la supervivencia, y una vez crecen, los echas del nido para que pongan en práctica lo que les has enseñado.

—¿Y qué se supone es lo que hace un alfa? ¿Sólo dar ordenes? —se dejó caer en la cama.

¿Suena injusto, cierto? Pero incluso en las manadas de animales los machos salen a cazar y ganarse territorios; los alfas también pueden enseñar a sus hijos varones a cazar, pero tienden a ser más estrictos que la madre. Aunque su rol principal, es proteger a la madre y a los cachorros.

Chuya soltó un suspiro, estaba exasperado. Ni siquiera recordaba que su madre alguna vez lo tuviera en alguna especie de nido, de hecho, decía de sí mismo que había nacido con un instinto independiente, quizá una actitud derivada de que sus padres vivieron engañados en cuanto a su casta.

Tenerlos en el nido es un instinto protector; es como una mamá pájaro que mantiene a sus hijos a salvo mientras ella va en busca de comida y luego los alimenta. No tienes que partirte la cabeza pensando en que está bien y que está mal durante el proceso de la crianza, después de todo, somos humanos con consciencia. Hacemos lo mejor para que los niños salgan adelante a futuro.

—Ah, entiendo. Oye, debo colgar, ese idiota va a salir de bañarse. Te hablaré en cuanto esté de regreso en Yokohama. Y... gracias —susurró en la bocina del teléfono.

Ay~, no es nada. Cualquier cosa que pueda hacer para ayudarte, me dejará encantada.

Luego de compartir despedidas un par de veces, Chuya colgó el celular y cubrió sus ojos con ambos brazos. Las palabras de la doctora Akiko lo habían dejado tranquilo, se repetía a sí mismo que estaba haciendo las cosas bien en cuanto a ver por sus pequeños, sin embargo, ¿estaba dispuesto a seguir el mismo proceso con el bebé en camino?

Se dio la vuelta, y atrajo hacia sí la camisa de Dazai que se encontraba a su lado de la cama. La apretó con fuerza y la repegó en su nariz, deleitándose con la mezcla  del fuerte olor de la colonia y a Slivovitz; se quedó así un rato, hasta que sus ojos se cerraron vencidos por el cansancio. Si bien Dazai estaba a unos cuantos pasos de él, ese olor lo hacía sentirlo aún más cerca.

—Vaya~, si Chuya-kun me desea tanto no sé porque no se bañó conmigo —dijo burlón, notando al pelirrojo tan acurrucado con la camisa.

—¡¿Heh?! —despertó de golpe, sin soltar la camisa.

—¿Te desperté? —secó su cabello, dirigiéndole una mirada traviesa al omega.

—¡Y vaya que lo hiciste! Tsk... Esto... no es lo que viste, olvídalo —soltó la prenda, arrojándola al suelo.

—Pero si es lo que más ansío ver: a mi lindo omega aferrado a cualquier cosa que me pertenezca~.

—Cómo sea, para de parlotear y apaga ese maldito foco. Me muero de sueño —boca-arriba, cerró los ojos con fuerza fingiendo sentirse aturdido.

Unbreakable | Soukoku - Omegaverse | BSDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora