Otra parte de la historia: el clan Nakahara-Ozaki

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—¿Por qué mamá y papá se reúnen siempre con esos hombres malos en la oficina? —dijo un pequeño niño pelirrojo a su niñera.

—Esos hombres no son malos, Chuya-kun —respondió con su dulce y suave voz.

—¿No? —hizo un puchero—. Entonces, ¿por qué se encierran?

—Eres muy pequeño para entender esas cosas, ¿por qué no te comes tu helado antes de que se derrita?

El pequeño niño de 8 años miró el tazón de su postre mientras sostenía la cuchara; la oficina dónde sus padres mantenían esas reuniones con aquellos hombres malos estaba a unos pasos frente a él.

Ese tipo de cosas pasaban dos veces a la semana.

Durante la mañana, un grupo de cinco hombres trajeados de negro llegaban a la pacífica residencia de los Nakahara para hablar secretamente; y era así desde que el pequeño Chuya tenía memoria.

No es que le molestara en absoluto, pero era un niño inquieto y caprichoso que necesitaba de la presencia de sus padres hasta para comer helado de galleta. No porque fuera tonto, sino porque amaba ser halagado por su madre simplemente por su forma de respirar o parpadear.

Que esos hombres le quitaran la atención de sus padres por una hora lo hacía sentirse desplazado e irritante.

—Si comes el helado podrás salir afuera a hacer un ángel con los petalos de la flor de cerezo.

—¡Aburrido! —se llevó un bocado—. Ya no soy un niño pequeño, ¡soy un hombre!

La puerta de la oficina se abrió, permitiendo que el grupo de hombres saliera primero.

—¿Es su hijo? —cuestionó uno de los trajeados de mayor edad, sintiendo la mirada asesina del chiquillo que comía helado.

—¿Ah? Sí, es Chuya-kun —respondió Kansuke Nakahara.

—En ese caso —sacudiendo la manga de su traje, el hombre dijo—, considere lo que he hablado con usted. Formar parte de nuestros clanes aliados le garantizara protección no solo para esta honorable dama —señaló a la mujer en kimono a lado de Kansuke—, sino para su hijo.

—Ya se lo hemos dicho —respondió de mala gana la mujer—. Prefiero estar muerta antes de que nuestra familia tenga relación con personas como ustedes.

—Siempre tan elocuente, Koyo-sama —las palabras de la mujer no ofendieron en lo absoluto al hombre—. Estamos en contacto, Nakahara-sama.

El hombre camino seguido por su grupo, luego se detuvo a un lado de Chuya; la niñera levantó su guardia, lista para proteger al niño en caso de que ese tipo amenazara con ponerlo en peligro por la imprudencia de su señora.

—¿Cómo te llamas?

—¿Uh? Chuya —respondió en voz baja, pero lo suficientemente alto para que el hombre escuchara.

—¿Sabes? También tengo un hijo, pero él no disfrutaba comer helado de galleta, era más bien, del tipo de niño que ama sentarse y mirarte en silencio —se encogió de hombros—; ¿qué quieres ser de grande, Chuya-kun?

—¡Quiero ser escritor como mamá y casarme con una linda omega como mi niñera! —se cruzó de brazos, sintiéndose orgulloso del futuro que él mismo se prometía.

—Sin duda, tu niñera es muy hermosa —rio—. Chuya-kun, espero que en el futuro podamos vernos de nuevo. Pero esta vez no quiero verte como un niño pequeño, sino como un adulto independiente que ha publicado su primer libro.

Después de darle una sonrisa amistosa, el grupo de hombres dejó la residencia de los Nakahara.

Años más tarde, Chuya supo que aquellos hombres eran mafiosos y que por mucho tiempo mantenían esas reuniones con sus padres para convencerlos de terminar la rivalidad y unirseles como uno de los clanes más protegidos del mundo criminal.

Unbreakable | Soukoku - Omegaverse | BSDWhere stories live. Discover now