11 - Un beso que no demuestra nada

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—A juzgar por la pila de libros, tu taza de café y esa expresión en tu rostro, debes estar leyendo los libros de tu madre, ¿me equivoco?

—No, eres un genio —expresó con sarcasmo—. Explícame una cosa, ¿crees que hay una diferencia entre el "amar" y el "querer"? —su vista no la despegó del libro.

—Bueno —tomando asiento, se cruzó de brazos—... Casi todos sabemos querer, pero pocos sabemos amar. Es que amar y querer no es igual, amar es sufrir, querer  es gozar.

—¿Hah? —cerrando el libro, frunció el ceño—. ¿Me estás recitando el verso de una canción? 

—Tsk... A simple vista pareces un ignorante en cuestiones musicales, creo que te subestimé —se encogió de hombros.

—¿Y bien?

—El que ama no puede pensar, todo lo da, todo lo...

—¡Estoy hablando en serio, bastardo! —azotó el libro contra la pila sobre la mesa.

—Uy ya, perdón —desajustó su corbata—. Pongámoslo así: cuando dicen que te quieren, el sentimiento es efímero; amar, en realidad, es el sentimiento romantizado del querer, intenso, que arde hasta lo profundo de tu ser y te arrebata suspiros. ¿Lo has experimentado?

—Ciertamente contigo no —admitió.

—Hmm —torció los labios en una mueca—... Platón creía que en el amor, el enamorado no va a idealizar la belleza del exterior, sino, la belleza interior de a quién ama; lo bello de su alma, de su corazón, lo que al final lo hace humano.

—¿Amor platónico?

—No, no. El amor platónico es lo contrario, es ahí dónde amamos la belleza física. ¿Te he dicho que te vez muy sexy hoy? Eso me excita, te amo por eso —alzó una ceja.

Chuya no pudo evitar sentirse un poco incómodo. Con la explicación que recibía, estaba casi convencido de que sus sentimientos por Dazai estaban completamente alterados, y él no hacia más que contribuir a eso.

—¿Entonces debo interpretar que me amas por como me veo y no por lo que soy? —comenzó a testearlo.

—¿A qué vienen esas preguntas? ¿Las obras de tu madre te dejaron crisis existenciales?

—Sí y no. Te lo pongo así: desde que regrese, no hemos hecho nada para que esta relación funcione; creo que sólo estoy haciendo lo que debería, cumplir mi rol de madre y esposo, pero tu, ¿cómo te imaginas esto en el futuro? Un bebé viene en camino, y para ser sinceros... yo...

El pelirrojo tomó un poco de su café, dándose tiempo para pensar como confesar lo que realmente sentía. 

—¿"Tu..."?

¿Está bien si le digo que quién me "roba" suspiros es su enemigo? No, tal vez tampoco lo ame a él tanto como creo. Todo lo que me une a ellos es una estúpida competencia de "quién es el más fuerte" en la que uno de los dos terminara muerto y, si tengo buena suerte, saldré libre sin que me arrastren a su mundo de caos.

—Necesito dejar de pensar en estas cosas, ¿verdad? —murmuró para sí.

—Ya que estamos en esto —desviando su atención, tomó uno de los libros y comenzó a hojearlo—... ¿dónde estuviste anoche, Chuya?

—¿Dónde está mi hija, Dazai? —contra-atacó.

Dazai sonrió de una forma extraña, en realidad, nada sorprendente para el omega. Sin embargo, esa expresión sólo causó que su alarma interna siguiera sonando, sospechando de que algo estaba mal con el alfa. Su piel se erizó al recordar la amenaza que había recibido un año atrás, aquella donde el oyabun le advertía matarlo con sus propias manos por la "traición" de haberse acostado con Dostoievsky.

Unbreakable | Soukoku - Omegaverse | BSDWhere stories live. Discover now