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18 - Se libre, Chuya

Dos semanas después.

—Podemos considerar al clan Dostoievsky extinto; por generaciones, mantuvimos una alianza inquebrantable, donde los principios definían cuan "mejores hombres" éramos. Sin embargo, nuestros sucesores han tomado el camino equivocado, y con ello, sus decisiones pueden hundir a nuestras organizaciones... ¿Algo que tengas que decir al respecto, Dazai-kun? —Ayatsuji Yukito cuestionó en medio de su sermón al notar al oyabun durmiendo.

—No... todo en orden —bostezó.

—Con este nuevo tratado entre los clanes aliados, buscamos equidad. Nuestra prioridad es proteger a la ciudad en la que vivimos, no lastimar a quienes tienden sus esperanzas sobre nosotros. 

Los mafiosos reunidos aplaudieron las palabras de Ayatsuji. 

Después de la muerte de Dostoievsky, los hombres del clan se aseguraron de arrojar el cuerpo del ruso al río Neva; hasta el momento, no habían obtenido noticias sobre el hallazgo del cadaver, eso gracias al trabajo de los grupos rivales de la mafia rusa. Y preocupado por la situación en la que Port Mafia se estaba hundiendo gracias a un conflicto que se consideraba innecesario, Ayatsuji decidió hacerse presente en Yokohama para poner orden en la organización.

En su presencia, Tane tenía que devolver sana y salva a la pequeña Aoi, y hasta la fecha, aguardaban la llegada de los agentes de Europol para recibir al sucesor en turno de Dazai. Sin embargo, existía un pequeño problema con esto último, y es que Chuya se rehusaba completamente.

Cuando hubieron llegado a Yokohama finalizado el conflicto, ambos lideres de Port Mafia tuvieron una fuerte discusión. Dazai no pudo evitar sentirse celoso, las últimas palabras de Fyodor seguían atormentándolo, haciéndolo dudar de los sentimientos del omega; y lo que era peor, es que el celo de Chuya se había visto alterado, según el diagnostico de Akiko, por el uso de unas pastillas.

Así que ambos hombres no estaban en su mejor momento: Chuya quería estar solo, y Dazai quería asegurarse de que "su omega" siguiera respondiéndole solamente a él. Y es que esta fue la gota que derramó el vaso, porque entre tanto forcejeo de parte de ambos, el oyabun terminó por darse cuenta que aquel chico ya no le pertenecía más.

Y quizá si Dazai se hubiera mostrado más paciente, en cuanto a los deseos actuales de Chuya de tener intimidad hasta que ambos hubieran sanado lo necesario al punto de que el conflicto con Fyodor quedara simplemente en una anécdota, las probabilidades de poder ver a su sucesor serían altas.

Ayatsuji también estaba jugando el papel de mediador en la disputa de la pareja, y aunque las razones de Chuya para mantener a Fumiya lejos estuviesen completamente fundamentadas, no se le podía quitar el derecho al padre de ver a su hijo y asegurarse de su bienestar. Haber involucrado a Europol en asuntos de la yakuza eran ya temas mayores.

En esa ocasión, Chuya había sido invitado a la ceremonia del nuevo tratado de los clanes aliados con Port Mafia, pero ese día en especial no se sentía con ánimos de tener que verle la cara a Dazai; de hecho, desde aquella discusión después de su regreso, el omega no se estaba quedando a dormir en la casa que compartían.

En el momento en el que se celebraba la reunión entre los líderes criminales, Chuya estaba en la Agencia D.K., firmando un nuevo contrato que le daría la oportunidad de cambiar un poco su vida.

—¿Todo bien? Estás un poco distraído. ¿El desperdicio de vendajes dijo algo que te hizo enfadar?

Chuya suspiró, sintiéndose incapaz de soportar la tensión en sus hombros.

—Creo que en realidad he sido yo quién lo hizo... He tenido curiosidad —le devolvió las hojas del contrato—, ¿desde cuando conoces a Osamu?

Kunikida alzó las cejas, nunca nadie se había atrevido a preguntarle sobre su cercanía con el mafioso. Recordar aquellos días de su juventud, cuando inevitablemente se sintió atraído por ese hombre, le traía mucha nostalgia... nostalgia que se había esforzado en ocultar.