Unbreakable | Soukoku - Omegaverse | BSD

19 - Un cambio para bien

Se sentía fatal, los dólares de cabeza eran insoportables y a la misma hora —al levantarse— las náuseas eran las primeras en decirle "buenos días"; arrastrando los pies contra el suelo, caminó hacia el baño y le colocó el seguro.

En el botiquín, arriba del lavabo, estaba una prueba de embarazo que Gin insistió en comprarle. La tomó y miró con un poco de repulsión la caja, se negaba a usarla.

Tal vez es el estrés, escuché que puede causar vómito.

Intentó animarse; regresó la prueba al botiquín, pero su consciencia también le insistió con hacer uso de ella y quitarse las dudas de una vez por todas. Que satisfacción sentiría al decirle a la hermana menor de Ryunosuke, "¿ves? ¡No estoy embarazado!".

Rio para sus adentros.

Desde que había terminado el conflicto con la mafia rusa, podría decirse que quienes mejor la habían pasado eran Atsushi y Akutagawa; el omega se preocupó tanto, que olvidó tomar sus supresores. Así que cuando llegó el momento de su celo, era demasiado tarde para echarse a correr.

No era como si Atsushi no quisiera hacerlo, de todas maneras. Consideraba que eran un matrimonio de los más felices en todo el clan y, además, ¿por qué no obedecer un poco a su reprimida naturaleza? Estando con Ryunosuke no tenía nada que temer.

Cerró los ojos, rezando por obtener un resultado negativo en la prueba; sus manos temblaron, su respiración se agitó y cuando decidió abrir los ojos y darle frente a su realidad...

—¡QUÉ!

Quitó el seguro de la puerta y la abrió con tal fuerza que no le importó que la chapa chocara contra la pared. Luego, salió de la habitación y buscó a Gin por todas partes.

¡Maldición, por qué me pasa esto a mi!

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—Siento que estés ocupado, pero necesito tu ayuda Chuya-san —agitó el celular.

—Oe, relájate. ¿Qué sucede? Hombre, ¿es la luz o estás muy pálido? —acercó su rostro a la pantalla.

—No, estoy pálido —chilló—... A-Antes de decirte lo que me ocurre, escucha esto. He tenido intimidad con Akutagawa.

—¡¿Hah?! ¡¿Y por qué tengo que saberlo?!

—¡Porque entre amigos chismosos nos decimos todo! ¡¿Cómo estoy seguro si es real o sólo estoy teniendo un embarazo psicológico?!

—Eh, relájate —bajó la voz, y después de mirar a ambos lados del lugar donde estaba prosiguió—. Creo que le estás preguntando al omega equivocado, Atsushi. Sabes que no me gusta platicar de lo que hago con el bastardo en la habitación, pero... ¿no se supone que tomas supresores?

—¡Bajé la guardia!

—Ya veo, entonces...

La puerta de la casa se abrió, Akutagawa llegó en el momento menos indicado provocando que Atsushi se pusiera alerta, y antes de que Chuya pudiera seguir con alguna especie de sermón o burlas, el albino dio fin a la videollamada desconectándose lo más rápido posible de la red inalámbrica.

—¿Con quién estabas hablando? —cuestionó el alfa notando el extraño comportamiento de Atsushi.

—Con... ¡con un editor! Necesito ir a la oficina, parece que hay unos problemas con el manuscrito de uno de nuestros escritores. ¡Te veo en la tarde!

Torpemente tomó su maletín y salió corriendo, queriendo evitar a toda costa que el Saiko-komon siguiera cuestionándole.

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