5 - Conflicto maternal

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Fuente Vaqueros, España.

El viento ondeaba las hojas de los grandes árboles por aquella avenida "Paseo de la Reina"; era tarde, por lo que el sol ya comenzaba a meterse para darle la oportunidad a la luna de tomar el papel protagónico de la última fase del día. 

Los tacones de sus zapatos resonaron levemente contra el pavimento, caminaba —parecía— sin ningún rumbo fijo, hasta que más adelante de la avenida divisó a un hombre de pie que lo estaba esperando: Mijaíl y Andréi Dostoievsky se habían reunido después de algunos meses.

—¿En qué estabas pensando al perder tu tiempo aquí, eh? —el primogénito de Mijaíl cuestionó cuando se encontró lo suficientemente cerca de su hermano.

—Ya ves, es divertido salir de viaje. ¿No lo crees, Misha?

—Regresa a Yokohama, te necesito para asesinar a Fedia.

—¿Eh? —sorprendido, ladeó la cabeza—. ¿No lo has entendido aún, hermano mío? 

Mijaíl frunció el ceño, confundido, —¿Entender qué? Lo único que sé es que estás poniendo en riesgo las posibilidades de que la pequeña hija del canario lidere la organización de nuestro padre.

—¡Patrañas! —dijo entre pucheros—. ¿No te has dado cuenta que Fyodor es superior a todos nosotros? Desde ese día, las cosas han tomado un rumbo distinto... Mijaíl —su expresión se tornó seria—, ya no apoyo la idea de matar a Fyodor. Si quieres salir de vida con esto, será mejor que consideres no voltearte al lado del enemigo.

—¿Pero que mierda estás diciendo, Andréi? 

—Fyodor tiene un poder impresionante —pasó saliva con dificultad—... no nos conviene retarlo. Adviértele al oyabun.

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Sus manos tocaron con insistencia el pequeño cuerpo que se encontraba acorralado contra la pared del baño, ningún intento de resistencia era suficiente para detener lo que su calentura ya había comenzado.

—¡D-Detente, esta no es tu casa! —se quejó en voz baja el esposo del oyabun de la mafia.

—Shh... ¿No es interesante tener sexo en un baño ajeno? —travieso, sopló en el cuello del pelirrojo.

—¡No lo es, para nada! ¡Cuando te dije que te divirtieras en la fiesta, no me refería a que me emboscaras en el baño!

—Oh, vamos... Me pones tan caliente, Chuya~ —apretó los glúteos del nombrado.

Chuya mordió su labio, emitir un grito más llamaría la atención de los anfitriones de la fiesta de cumpleaños; tonto había sido en bajar la guardia. ¿Cómo es que ese maldito alfa caliente se las arregló para seguirlo sin que siquiera él lo hubiera notado?

Ahora, ya era demasiado tarde, porque el dedo índice del castaño apretaba su entrada por encima del pantalón. Lo que necesitaba ahora era suerte, que alguien tocara la puerta y cortara el instinto sexual del alfa que pronto perdería la cordura si no hacía algo rápido. Lo peor, es que él mismo estaba cayendo en ese juego, los besos que recibía en su cuello eran suficientes para atontarlo; sus manos se aferraban al chaleco del traje del alfa, apretándolo mientras evitaba soltar algún sonido que le diera ventaja a Dazai.

No puede ser... a este paso va a devorarme... Ngh...

La entrepierna de Dazai rozaba con la suya, el olor a Slivovitz ya comenzaba a impregnarse en todo su ser, haciéndolo ceder a la mala. Su mano temblorosa tomó los cabellos de la nuca del alfa y tiró de ellos hacia atrás para que parara de besarlo y le diera la cara. Chuya ya estaba dispuesto a darle el mejor de sus besos, hasta que alguien tocó la puerta (por fin).

Unbreakable | Soukoku - Omegaverse | BSDWhere stories live. Discover now