Unbreakable | Soukoku - Omegaverse | BSD

2 - Reconciliación

—No es como si hubieran tenido una relación normal de todos modos, petirrojo —deslizó su dedo por la boquilla de la copa.

—¿Hah? No vine aquí para que me consueles o me digas cosas que son obvias —se cruzó de brazos.

—Petirrojo, tienes que pensar bien lo que harás. Cuando te propuse volver a Yokohama, dijiste que no harías nada que perjudicara a Dazai-kun o a tus hijos, pero tu sabes que es lo que pienso.

Chuya miró curioso a Dostoievsy, quien bebía a sorbos el vodka de tamarindo picante de su copa; alzó una ceja y rodó los ojos, ¿cómo podía beber eso sin mezclarlo con algo?

—Quieres matarlo, ¿cierto? Esto es... ¿una especie de venganza?, ¿qué hay de tus hermanos?

—Cierto pajarito me dijo que Mijaíl mató a Lyubov, eso te deja el camino libre. En cuanto a mí, no solo busco matar a Dazai-kun, mi petirrojo —alzó la copa—, quiero que seas mío.

Expulsó el aire que contuvo en su pecho, se levantó del asiento y le arrebató la copa de vodka al ruso; lo dudó un poco, pero bebió todo el contenido. Cerró sus ojos, soportando la sensación que le causaba el alcohol en su garganta, y la azotó en la pequeña mesa a su lado.

—Lo más cercano a mi que vas a obtener es un beso indirecto. Romántico, ¿no?

—Te ves muy sexy cuando hablas así...

—Vete al carajo.

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—Ha estado muy molesto últimamente, Dazai-san. ¿Todo bien? —mirando por el retrovisor, el Saiko-komon cuestionó cuando el semáforo se puso en rojo.

—Sí —suspiró—. ¿Has sabido algo de Chuya? Sigue sin responder el celular y Atsushi tampoco contesta. Debo admitir que estoy preocupado.

—Me pregunto esto últimamente, ¿todavía siente algo por Chuya-san?

—Está aliado con Fyodor, es normal que me sienta así.

—Como su consejero, debo decirle que está en un estado de alerta injustificado —tosió—. Chuya-san no sería capaz de traicionarlo, porque después de la muerte de sus padres, usted es lo que único que tiene. En lugar de sentirse amenazado por él, debería estar contento porque, de alguna forma, volvió.

—¿Desde cuándo eres tan hablador, Akutagawa-kun? —canturreó desganado.

—Nunca dije que fuera callado —se defendió.

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—¿El esposo del oyabun se divierte escondiéndose?

Interceptándolo, Paul Verlaine —miembro de la mesa ejecutiva de Port Mafia— tomó por sorpresa al pelirrojo que salía de una boutique.

—¡¿Qué mierda te pasa?! —retrocedió, tomando una posición defensiva.

—Dazai le ha pedido a los ejecutivos que te busquemos por debajo de las rocas si es necesario. No es una competencia, pero te encontré primero —ajustó su sombrero.

—Le dije que quiero un tiempo —hizo una mueca—. No tiene porque vigilarme y...

—Chuya —interrumpió—, ¿de verdad estás aliado con Dostoievsky?

—¿Huh? No... No sé que necesitan para creer que no es nada de eso. Tu me crees, ¿verdad?

Verlaine miró detenidamente a Chuya, su expresión corporal no hacia más que exponer su desesperación; su mirada, buscando confort, le convencía de sus palabras. Como ejecutivo, era su deber investigar cualquier situación que pusiera en riesgo la estabilidad de la organización y Chuya no representaba ese tipo de peligro