Otra parte de la historia: el castigo de Dios

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—Según mi informante de confianza, no hay ninguna evidencia que afirme la existencia de los enigma. Se cree que un alfa que gozaba de privilegios de parte de la Corona española lo inventó para sembrar el miedo entre aquellos que osaban meterse con él —explicó Dazai a Chuya mientras observaban como los mafiosos arrojaban al río Neva a los hombres caídos del clan ruso.

—Y funcionó, ¿cierto?

Dazai lo miró por el rabillo del ojo, y sonrió levemente, —Con el tiempo esta leyenda de los enigma fue expandiéndose por toda Europa, y Bram Stoker utilizó el mismo recurso para imponerse —suspiró—. Irónico, porque nadie en realidad reconocía la existencia de los enigma hasta que a ese hombre se le ocurrió catalogarse a sí mismo como uno. 

—¿Conozco a ese informante tuyo? —aturdido, respondió.

—No, lo conocerás después. Lo prometo.

—Entonces, estás diciendo que el hombre que "revivió" a Fyodor está mal informado sobre la existencia de los enigma. No, en realidad, creo que ese hombre estafó a Andréi Dostoievsky haciéndole creer que Fyodor tiene potencial para etiquetarlo así, ¿no lo crees?

—Señor, hemos acabado. Nos informan que han logrado ubicar el escondite de la rata —se acercó uno de los mafiosos mientras apagaba el auricular de su oído izquierdo.

Dazai dio media vuelta, todos sus hombres lo rodearon atentos en espera de más instrucciones para el ataque sorpresa a Dostoievsky; Chuya, en cambio, seguía con su vista de frente al río Neva, observando como los cuerpos de los rusos se hundían lentamente en el agua.

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El asalto al escondite principal del clan Dostoievsky se llevó a cabo con éxito al estilo de la yakuza. Un ataque sorpresa que ni los mafiosos del clan, ni el mismo pakhan, esperaron; ningún hombre japonés se adentró en el lugar, atacaron desde afuera con explosivos robados del arsenal y armas de fuego.

Todo estaba hecho un desastre, ni siquiera les dieron tiempo a los enemigos para reaccionar y defenderse; Dazai ordenó el cese del fuego cuando lo creyó conveniente y seguro, y escoltado por cinco hombres hizo su temida aparición en el lugar. Hombres caídos, algunos aún reaccionaban, pero no tenían la suficiente fuerza para moverse y escapar.

Entre el humo causado por los escombros de lo que antes era un edificio, se pudo observar a un hombre herido corriendo hacía la puerta trasera —que fue colocada estratégicamente para casos como esos— dejando tras de sí rastros de sangre.

Los hombres de la yakuza recargaron sus armas y apuntaron a la figura del hombre que batallaba para abrir la puerta mientras se sostenía la herida, pero el oyabun los detuvo.

—La rata no puede escapar fácilmente. Ejecutaremos la fase final de nuestra cacería.

Su voz hizo eco en el lugar.

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Corrió lo más rápido que pudo a través del bosque Jimki; mal herido y débil, se las arregló para llegar hasta ahí, y además, se proponía llegar más lejos así tuviera que arrastrarse. Su plan no había salido como esperaba, ese escondite era conocido entre el clan criminal ruso por ser el más seguro gracias a su capacidad de camuflarse como un edificio común y corriente en el centro de San Petersburgo.

Sólo conocía a una sola persona capaz de dar la ubicación precisa a los enemigos: Gogol.

Ante la idea, su expresión estaba malditamente distorsionada; no valía la pena quejarse ya o siquiera buscar por su cuenta al malnacido del ex bufón del clan para hacerlo callar de una vez antes de que se convirtiera en el causante de su perdición. 

Unbreakable | Soukoku - Omegaverse | BSDWhere stories live. Discover now