Otra parte de la historia: declaración de guerra

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Toda la habitación estaba hecha un desastre; el respaldo de la silla fue colocado de tal forma contra la chapa de la puerta para evitar que algún alfa entrara a invadir, lo que era ahora, su espacio personal.

Su cuerpo temblaba, el calor lo estaba matando lentamente. Y aún con la temperatura de su cuerpo en aumento, estaba escondido en una fortaleza de cobijas y sábanas que sin duda podrían asfixiarlo.

Afuera, se escuchaba a un par de hombres alegando que el omega no los dejaba entrar a la habitación y que se había encerrado hace apenas unas horas, amenazando que mataría a cualquiera que entrara.

—Dejenmelo a mi —una voz suave respondió—. Retirense.

Un par de minutos después, Dostoievsky tocó la puerta, pero no obtuvo respuesta. No tenía porque fingir demencia, sabía que Chuya se encontraba teniendo su celo, aunque le parecía extraño que se ocultara en lugar de buscar confortarse en sus brazos.

—Petirrojo, ¿puedo saber por qué has decidido encerrarte en lugar de buscar mi ayuda?

—Largo —se escuchó su voz ahogada.

—Hah —rio suavemente—, sabes que no puedo hacerlo. Sé que repudias lo que eres; desearías ser un alfa en estos momentos, ¿cierto? Pero, ¿por qué no me confías a mi este deber? Si vamos a estar juntos a partir de ahora, ¿no merezco tu voto de confianza?

No se escuchó respuesta alguna, y claramente Fyodor no la necesitaba. Abrió la puerta, la silla no era barrera suficiente para detenerlo, y se las ingenió para entrar sin tener que tirar la silla.

—Que desastre. Tan pronto supiste que estás en celo, te apresuraste a armar tu nido. Que cautivador, petirrojo —se sentó en la cama, removiendo la cobija que cubría el cuerpo del omega y disfrutando de su delicioso olor a capuchino de vainilla.

Paseó su dedo sobre el cabello de Chuya, acomodando los mechones rojizos despeinados; y cuando su piel estuvo libre, acarició su mejilla hasta que posó su dedo sobre los finos labios.

Chuya abrió un poco la boca, intentando lamer el dedo del ruso.

—Vaya que tienes mucha calentura. Sabes exactamente como pedirlo, lyubov —se inclinó hacia él, depositando un beso en su frente.

—Por favor —susurró, sujetando su capa para que no se hiciera el difícil o se fuera.

Encantado por la petición, Fyodor se recostó en la cama y le ordenó a Chuya con el índice que se colocara encima suyo; sus manos recorrieron sus caderas y las apretó con fuerza mientras sentía como sus intimidades se frotaban en busca de algo más.

Esta vez Dazai no estaba ahí para impedir la planeación de su descendencia; esta vez, Chuya Nakahara le pertenecía y no desaprovecharía la oportunidad para msrcarlo rompiendo su vinculo con el otro.

Que momento más placentero para el ruso.

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—¿Así que tu cuidas de Aoi? Sospechaba que el inútil de Mijaíl tramara algo más turbio.

—No confiaba en nadie, ni siquiera en su propio hermano. ¿Veniste a matar a Fyodor?

Dazai acarició la mejilla de Aoi, que sonriente no le apartaba la mirada. No pudo evitar suspirar al saber que su hija se enontraba en buenas manos; y sin duda, ese también sería un gran alivio para Chuya.

—Sí. Esta es la parte decisiva de nuestro enfrentamiento.

—¿Pelearan por saber quién se quedará con el amor de ese omega que ven como trofeo?

Unbreakable | Soukoku - Omegaverse | BSDWhere stories live. Discover now