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"Mmmm... ¿Maia?"

Alexander preguntó en estado de shock, al ver a Maia, la Princesa Caballero de la Cuarta Fortaleza, que se encontraba completamente desnuda y en una posición casi sentada sobre él...

Su mirada no pudo evitar dirigirse a esos grandes pechos que chocaban contra su cuerpo, y especialmente esos pezones rosados como cerezas que le hacían un poco de cosquillas.

Levantó su mirada y se dió cuenta de que Maia estaba completamente con la cara roja, mientras lo miraba a él con aturdimiento.

"... ¿Maia?"

Preguntó de nuevo.

"..."

Ella seguía aturdida mirándolo.

Alexander entonces movió su mano y suavemente saludó justo en frente de su cara.

"¡AH!"

Esto pareció despertarla, ya que repentinamente lo miró y se dió cuenta de que se había quedado mirando la cara de Alexander desnuda por un buen rato.

...

Dos minutos en esa posición pasaron, en silencio...

"Bueno... ¿podrías decirme porque estamos así?"

Alexander habló ya que tenía dudas, y empezaba a sentir que su Dragón quería levantarse y desafiar al Cielo, pero el Cielo, en este caso, Alma Única, tenía sus impulsos fuertemente agarrados.

"... Y-y-yo..."

Maia empezó sonrojarse mucho y a marearse un poco, pero vió que Alexander la miraba con algo de preocupación en su mirada... y esto provocó que la determinación brotara de su interior.

"Yo quiero..."

Alexander la miró y quedó en silencio.

"Yo quiero ser una de tus mujeres..."

Alexander se sorprendió bastante por este desarrollo.

Alexander: "Maia..."

Ella se mordió los labios.

Y se rió con una sonrisa algo autocrítica.

Maia: "La verdad es que... desde oí que alguien como tú, un Héroe, había hecho de las Princesas Caballeros de las anteriores Fortalezas, sus Esposas, yo... yo estaba algo celosa..."

Maia puso sus manos sobre los hombros de Alexander y lo miró con seriedad, aunque claro, la posición que tenían, estando completamente desnudos, y el rostro divino de Alexander, hacían que su cara ardiera mientras no podía evitar ruborizarse.

Maia: "Desde que te ví, mi pecho comenzó a latir muy extraño... y tuve todo tipo de sentimientos, pero sabía que no era muy probable que te fijaras en mi..."

Ella hizo una pausa, respiró un poco y luego siguió...

Maia: "... Entonces aunque fue muy rápido... cada segundo que pasaba sólo hacía que este extraño sentimiento creciera en mi pecho... yo nunca he estado enamorada... nunca he sentido amor... pero, cuando me venciste en ese duelo... me di cuenta..."

Alexander sólo estaba un poco sonrojado también, porque aunque el mismo fuera muy caradura, para alguien como él, un Otaku, recibir una confesión tan honesta y desnuda no era... algo muy normal.

Maia: "No se casi nada de ti, no sé de donde vienes... y se que probablemente esta ciudad solo será una parada en tu camino... pero... yo quería decirte esto, yo... yo creo que te a-a-amo... mu-mucho..."

Maia se puso muy avergonzada y trató de enterrar su cabeza en el pecho de Alexander al terminar de hablar, y después de calmarse un poco, siguió con algo de autocrítica.

Maia: "Puede ser extraño pero... soy huérfana y a diferencia de Kaguya, Alicia o Prim, o las demás... yo no soy noble, o de linaje noble... Pero aún así, estoy seguro que te quiero... quiero que me tratas de la misma forma que las tratas a ellas... quie-... ¡Hmmnnh~¡"

Maia estaba hablando, y levantó su cabeza para mirar de nuevo a Alexander.

Y para cuando estaba terminando de hablar, ella no pudo seguir...

Pues Alexander, la había besado en su boca.

Maia puso una expresión sorprendida y rápidamente se fue convirtiendo en una de placer.

La lengua de Alexander hacía estragos en su boca, y, después de unos segundos...

"Pu~ Haa~"

Maia se separó de Alexander haciendo un leve sonido.

Su cara blanca y hermosa estaba tan roja como una manzana madura, y ella se puso la mano derecha en sus labios con un mirada algo sorprendida.

Alexander: "La verdad... es que no necesitabas decir tanto, Maia... a mi también me pareces muy encantadora y atractiva, sólo por esto, y por tu agradable y viva personalidad, es suficiente para enamorarme... pues los hombres somos así, somos criaturas muy simples, y por eso, tu también me gustas, Maia."

Maia: "Alex-sama..."

Maia se sonrojó mucho más y se puso su mano en su palpitante pecho.

Ella confirmó que lo que sentía era en efecto, amor.

Ya que las palabras de Alexander, y la mirada con que la miraba en este momento... la hacían tan feliz que ella podría fácilmente darle 10 vueltas a la ciudad, de la emoción tan agradable y rica que sentía.

Alexander: "Pero tengo una pregunta..."

Maia: "?"

Ella inclinó un poco su cabeza en duda.

Alexander no pudo evitar encontrar este gesto muy adorable.

Alexander: "¿Por qué...? ¿Por qué es que me dices esto ahora?"

Él preguntó.

Maia: "¡Ah! Es porque una amiga me lo aconsejó... me dijo que las mujeres deben aprovechar cada una de las oportunidades que se le presenten... especialmente cuando se trata de estos temas y... bueno, este es el único momento en que estabas solo... yo entré y pensaba tomarte por sorpresa pero... tu cara, me sorprendió mucho..."

Maia se encogió de hombros y habló sólo para después mirar a Alexander con una mirada muy febril en su rostro, como de una doncella fuertemente enamorada que mira a su príncipe azul perfecto.

Alexander: "Hmm, ya veo... ahora, otra cosa, eeh, Maia."

Maia: "¿Si, Alex-sama?"

Alexander: "Si seguimos en esta posición... me temo que no podré aguantarlo más... me resultas demasiado hermosa y me es difícil resistirme..."

Alexander habló y miró un poco el cuerpo de Maia desnudo, y su pene no pudo evitar contraerse.

Maia se sonrojó y miró hacia bajo, pero al notar la gran verga de Alexander, la expresión de estupefacción lleno su rostro mientras en su mente...

'¡Que grande! ¿Y alguien tan pequeña como Prim-chan soporta esto todos los días...?'

Su respeto por Prim y todas las mujeres de Alexander, crecía todavía más, y se mordió los labios, dándole un aire extremadamente erótico, el cual Alexander vió desde muy cerca, y bueno... su sano cuerpo masculino respondió...

Maia vió que el gran pene debajo de sus piernas crecer poco a poco, hasta que la tocó directamente en sus labios vaginales.

*Hummnhh*

Ella dió un gemido ahogado, y entonces miró febrilmente hacia Alexander.

Luego, con la cara roja, se acercó al oído de Alexander para susurrar...

(Alex-sama~ Por favor... no te contengas... en este momento soy tu novia, y desde ahora pido disculpas porque soy muy inexperimentada en este tipo de cosas, incluso perdí el Himen hace tiempo por el entrenamiento y no puedo darle mi primera vez normal, pero, por favor... f-fóllame mucho... reclama mi interior como tuyo...)

Ella sintió mucha vergüenza al decir este tipo de cosas, pero por alguna razón, sintió que si era Alexander, entonces merecía estas palabras y este comportamiento de ella.

Maia sabía que muy probablemente más adelante tendría mucho que hacer, y estaría extremadamente ocupada atendiendo al pene de Alexander, de su ahora novio, pero lo único que realmente lamentaba era que no podría darle su primera vez, a darle su flor, a la primera persona que alguna vez había amado.

Esto se debía a que ella misma era muy consciente de que el entrenamiento físico que llevaba, había sido mortal para su Himen.

Y aunque antes todos decían que ella era una "puta", en especial los pocos hombres de las filas mercenarias, Maia nunca había practicado relaciones sexuales alguna vez.

Tuvo a una amiga que le había enseñado algo de esto, pero debido a su vergüenza, no duró mucho la enseñanza.

Alexander la miró a sus ojos, y Maia sintió que se podía ahogar en esa mirada.

Alexander: "Nada de eso es importante... tu me gustas simplemente por ser la mujer que eres, no por más nada, y desde ahora, desde ahora en adelante, eres mi novia."

Maia sintió que una flecha llegaba a su pecho en ese momento.

Maia: "¡~Si, Alex-sama~!"

Ella sonrió y a diferencia de la otra vez, ella inició un beso con Alexander ahora, mientras se esforzaba mucho en ello...

Alexander envolvió sus manos alrededor de Maia, y tomó directamente sus grandes y suaves nalgas mientras la besaban con pasión.

Conexión.

Cuerpo Dios Yang.

Alexander activó sus habilidades mentalmente, y entonces siguió con lo que hacía.

...

Él no sabía que había pasado, no sabía porqué Maia se le confesaba tan repentinamente, no.

Tampoco sabía porqué es que en este Mundo, cuando una mujer se enamoraba de un hombre, el primer paso para ser pareja, por sobre todos los demás, era el sexo...

Pero estaba seguro de que él mismo no mentía cuando le hablaba.

Pues como hombre, una mujer como Maia caía completamente en su tipo chica, y también la hallaba muy atractiva.

Como anteriormente se había decidido a sí mismo, iría de acuerdo a sus deseos, y trataría de no tener restricciones.

Después de todo, su segunda vida era para esto.

Y de hecho, Alexander no pareció darse cuenta de algo, ya que estaba un poco concentrado en una guerra de lenguas muy exótica ahora mismo, pero más allá de la puerta lateral del baño, en una habitación continua que mayormente era para otros tipos de usos, se encontraba Eleonora muy sonrojada y suspirando calientemente mientras su mano se movía entre sus ropas inferiores, y la otra tocaba sus pechos, masturbándose al ver lo que pasaba delante de sus ojos, por una rendija en la puerta...

'¡~Uuhh~! Maia-sama~ Alex-sama~'

I am in Kuroinu? (Longchinchin)Where stories live. Discover now