Capítulo 6

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Hace un par de días fuimos a buscar un kilo de droga, es el cuarto en tres meses, me dirijo a los túneles de mi casa donde me llevan directo al almacén del bar de Mali donde mis chicos ya me esperan mientras terminan de preparar la mercancía

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Hace un par de días fuimos a buscar un kilo de droga, es el cuarto en tres meses, me dirijo a los túneles de mi casa donde me llevan directo al almacén del bar de Mali donde mis chicos ya me esperan mientras terminan de preparar la mercancía.

Tanto Andy como yo somos los encargados de recoger el paquete, cada vez lo recibimos en un sitio diferente, ese es el único momento en el que me expongo trabajando en esto, pero una vez lo llevo al almacén mi trabajo solo consiste en supervisar y en hacer que todos hagan todo tal cual lo quieren los jefes.

No son muchos los que trabajan conmigo, y todos son mayores de edad, pero si es cierto que hay algunos menores haciendo trabajo de calle. Los más jóvenes nos dan información acerca de otros traficantes, como por donde se mueven y con quien más se relacionan, no tocan la droga en ningún momento, pero son hijos de familias con problemas de dinero y pocos recursos, como todas las que viven aquí y por eso les doy parte de lo que ganamos, no es tanto como los chavales que, si se juegan ir a la cárcel, pero les da para poder ayudar en casa, otra de las razones por las que todavía sigo ligado a este barrio, porque el dinero que gano con esto nunca deja de ser suficiente y ahorro menos de lo que me gustaría, necesito tener un buen fondo para tener algo de seguridad para mis hermanas.

Un margen de dinero que me ayude a cubrir los gastos sin problema hasta encontrar un trabajo en condiciones.

—¿Como vais? —les pregunto a los chicos que trabajan con los polvos.

—Como siempre Rick, vamos en tiempo —contesta John, el encargado de este trabajo.

—Mañana tiene que salir a la calle, tenemos cinco días para venderla toda —les informo a los cuatro chicos que se encargan de distribuirla, tienen todos entre veintidós y veinticinco años, son los más mayores del equipo y los mejores en esta tarea—. Ya lo hemos hecho antes, así que no me falléis ya sabemos todos como acaba esto de ser así.

—Descuida, lo de aquella vez no volverá a suceder —contesta con firmeza John.

Asiento, todos conocemos cómo acabó aquella vez que alguien le falló a los hombres de negro, muchos de los chicos que llevan tanto tiempo en esto como yo conocimos a Tommy, sabemos que lo tuvieron retenido durante tres días, nunca supimos que cosas llegaron a hacerle durante ese tiempo por no cumplir con lo pactado, pero cuando lo dejaron libre se quitó la vida. Sin más palabras escritas en una nota que decía: no se os ocurra fallarles o acabareis como yo.

Todo el recuerdo de Tommy me trae de vuelta a la cabeza a la chica.

Una vez más.

No he dejado de pensar en sí estará bien. No hemos vuelto a verla ni a saber nada de ella. No ha vuelto a dar señales de vida y eso no deja de machacarme la cabeza, no paro de pensar en todas las cosas que han podido sucederle y por mucho que intento no pensar en ella y en repetirme todas esas veces que no es mi problema, no deja de ser otra preocupación más que me añado.

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