Capítulo 10

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Tan solo llevamos unos días conviviendo con Aria en casa

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Tan solo llevamos unos días conviviendo con Aria en casa. Las niñas se han adaptado totalmente a ella, y parece ser que ella está muy cómoda viviendo aquí con ellas también.

Yo por otro lado estoy desconcertado, no paso por alto que ella no me es del todo indiferente y siento que me preocupo de más en cuanto a ella se refiere.

No creí que aceptara el hecho de que me escribiera cuando está por llegar a casa siempre que ella se encontraba fuera del barrio, al igual que le dije que me avisara al llegar al instituto.

No me siento orgulloso de tener ese control sobre ella, pero no puedo dejar de pensar en que en el poco trayecto que hay desde que el bus la deja a las afueras del barrio hasta que llega a casa pueda ocurrirle algo.

No cuando es un hecho que ya ha vivido.

También pensé que ella iba a estar cohibida en casa, ya que no es la suya, pero vive con total normalidad como si de su propio hogar se tratase y como si nosotros hubiéramos estado siempre en su vida.

No hace falta que tenga que decirle que haga o deje de hacer cualquier cosa porque por ella misma tiene esa iniciativa, y me gusta porque, aunque donde ella vivía con todos esos lujos que siempre la han rodeado y todas las personas que tenía para hacerle las tareas del hogar, no es del todo inútil a la hora de hacer esas cosas.

También me he dado cuenta de que es un poco mandona, incluso ha organizado un sistema para hacer las tareas del hogar, repartiéndonos el trabajo. Eso fue muy útil al principio, no lo voy a negar, porque yo tengo mis manías a la hora de hacer las cosas y ella en realidad sabía hacer pocas, pero con el poco tiempo que hemos estado conviviendo nos hemos adaptado y en este momento las realizamos como mejor nos vienen ahora. Y ella ha aprendido el funcionamiento de esta casa sin problemas.

Por otro lado, las dos noches que he pasado fuera de casa por el trabajo ellas se han quedado cuidándose las unas a las otras, y las dos veces cuando he llegado a casa las tres estaban durmiendo en mi cama.

Hoy por hoy no sabría definir o darles un nombre a cuáles fueron las sensaciones que esa imagen provoco en mí, pero si estoy totalmente seguro de que fueron todas buenas con el temor de que vayan a más.

Me he acostumbrado a ver todas sus pertenencias por mi casa, como cuando abro el armario y veo su ropa, o cuando voy al cuarto de baño y tiene todos sus productos en los estantes, sus cosas, que al principio siempre dejaba guardadas y ahora ya las tiene junto a las nuestras. Y no me molesta en absoluto, al contrario, me gusta verlas ahí.

La casa huele a ella, sobre todo mi habitación.

Y tiene el detalle de tener siempre llena la caja donde mis hermanas guardan sus kit-kat (de todos los tamaños y colores, porque antes solo comían de los normales) y el bote donde yo tengo los palos de regaliz rojo. Esos que me ayudan con la ansiedad por haber dejado de fumar.

Distrito 24Where stories live. Discover now