Capítulo 33

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—¿Borrarle la memoria? —repitió Naia con incredulidad.

—Sí. —Su voz era pequeña, igual de nerviosa y joven que ella. Aún así, a Isaac le pareció detectar un ligero tinte cantarían, juguetón, muy enterrado por debajo de capas de miedo y vergüenza. Muyconsciente.

¿Borrarle la memoria? Isaac no sabía mucho de psicología, pero conocía lo suficiente para saber que los recuerdos de los hechos y los sentimientos y emociones provocados por estos no siempre iban de la mano. Eliminar, ocultar o modificar uno no tenía porque acabar con los otros. Aunque tratándose de magia... ¿dónde estaban los limites?

—¿Eres una bruja? —le preguntó con tanta naturalidad y tranquilidad como pudo conjurar, no quería parecer desconfiado o asustarla, más si tenía en cuenta el aspecto amenazador, peligroso o directamente demente que le conferían los arañazos de su rostro y brazos.

Le pareció vislumbrar una levísima duda en los ojos de la chica antes de que contestase exactamente de la misma manera que lo había hecho las veces anteriores. No hubo cambios en su voz o postura.

—Sí.

«Interesante».

—¿Y crees que borrarle la memoria podría funcionar? —preguntó. Necesitaba descubrir qué sabía. ¿Hasta qué punto conocía la situación de Elia? ¿De qué se había enterado? ¿Sabía algo que no sabían ellos? ¿Qué dominio tenía de la magia?

—Sí.

» Yo... puedo hacer desaparecer todo conocimiento del mundo del más allá. Puedo eliminar todos los recuerdos, como si nada hubiese ocurrido. Puede despertar como si despertase de un sueño largo y confuso pero no maligno.

Una elección curiosa de palabras y construcciones gramaticales. Sonaba antigua, poética. Concordaba con sus ropajes. Nunca había llegado a tener la oportunidad de hablar con Alma sobre Idara, tampoco sobre el lugar en que se encontraban, alejados del mundo moderno.

Isaac empezaba a recriminarse muchas cosas. Había dejado que las preocupaciones, que el miedo, que las emociones lo condujeran. Y en es proceso mucha información se había perdido, muchos detalles le habían pasado desapercibidos, muchas oportunidades desaprovechadas.

No podía permitírselo. No podía permitírselo cuando se había visto abocado a un mundo nuevo, desconocido y amenazante. Un mundo que lo reclamaba a base de violencia y miedo.

¿Qué hacía cuando una chica de la que no conocía ni el nombre le proponía borrar la mente a su hermana? En una situación normal habría sido un rotundo 'no', pero no se encontraban en una situación normal. Los estaban persiguiendo y mientras tanto Elia sufría hasta niveles inimaginables. Ayudarla, llevarla a un hospital, acabaría causando de un modo u otro más peligro, más dolor, y no solo para ellos, también para Áleix y Naia, quienes se habían visto arrastrados a todo el meollo. Puede que incluso para sus padres.

Había visto a Idara pulverizar personas, materializarlas a otros lugares, conjurar fuego y alterar mentes. También borrar recuerdos. Los agentes de la comisaria, así como sus familias eran claros ejemplos de que podía funcionar a la perfección.

No obstante, el hecho de que fuera a su hermana y un asunto tan grave lo hacía dudar. También el que fuera una adolescente desconocida de la cual ignoraba la eficiencia, la práctica y el dominio de la magia.

—¿Lo has hecho alguna vez? —le preguntó examinando cada una de sus reacciones.

La chica negó con la cabeza ligeramente.

—No. Mas he testimoniado incontables veces el proceso. No es dificultoso. Puedo hacerlo a la perfección.

Le mantuvo la vista mientras habló para volver a bajarla al acabar. No hubo duda en sus palabras. Isaac tampoco detectó mentira.

Cuando la muerte desaparecióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora