La amarga verdad

1K 93 4
                                    

Con todas mis fuerzas le pego un rodillazo a Adam en el estómago para alejarlo de mí; él reacciona al golpe cayendo a mi lado haciendo un gran sonido de queja.

Siento como mis ojos comienzan a llenarse de lágrimas.

¿En que estaba pensando?

Me pregunto a mi misma mientras arrastro mi cuerpo por la cama y me siento en el borde peinando mi pelo que cae sobre mi rostros sin control alguno.

"Será mejor que me vaya".

Cuando ya estoy lista para marcharme Adam se levanta apresuradamente y se lanza  a lo largo del cuarto para alcanzar una puerta. Mi boca cae abierta de la impresión y sin perder más tiempo lo sigo igual de rápido, mi mano toca la madera fría por la que él se ha precipitado hace unos segundos y empujo.

La imagen que se extiende antes mis ojos es la de un Adam muy enfermo arrodillado en frente del retrete expulsando hasta los pensamientos. Mis ojos se salen de orbita y me arrodillo a su lado. Su piel luce pálida, de un color amarillento bastante preocupante.

-Tranquilo, estoy aquí contigo.

Paso una mano por su espalda, mientras uso la otra para retirar el pelo mojado de sudor de su frente.

"Dios, está helado".

Me levanto con agilidad del suelo para regresar lo más rápido que puedo a su lado, pero esta vez con una toalla. Preocupada empiezo a pasarla por su frente. Sus ojos se encuentran cerrados, hasta que dé a poco comienza a abrirlos.

-¿Keyla? ¿Qué haces? No deberías de estar aquí.

Retiro la toalla para darle un buen vistazo a su rostro.

-Estoy justo donde debo de estar Adam.

Para mi sorpresa la comisura de sus labios se elevan ante mis palabras. Verlo sonreír sinceramente, sin esa pizca de burla que parecía ser propia de él llena mi corazón de alegría. Es bueno que me sonría a mí, Keyla, no a alguien más.

-Vamos, tienes que darte un baño... apestas.

Su sonrisa se convirtió en una carcajada que no tardo en volverse una mueca de dolor.

-No vayas tan rápido campeón – digo en tono de burla, mientras lo ayudo a mantener el equilibrio para levantarse – Yo te ayudo.

Me paro frente a él con manos temblorosas e intento quitarle los pantalones, pero él me detiene.

-No puedes hacerlo solo.

-Lo sé, pero tengo que apreciar este momento – sonríe de manera ladeada. Este hombre quiere matarme – Keyla Sofía Clark me quita los pantalones después de la primera cita.

-En primer lugar, eres un idiota.

Ahora la que ríe soy yo.

-Y en segundo, lo de anoche no fue una cita. Ni siquiera llegamos a comer algo.

-Te debo una cena entonces.

No digo nada y solo deslizo mis manos por el botón de su jean, paso la tela lentamente por sus piernas, él se tambalea, tomo su mano y la coloco en mi hombro para que sepa que puede sostenerse de mí. Termino de desvestirlo evitando mirar su perfecto y tonificado cuerpo.

Ahora Adam esta parado delante de mí solo en boxes. Lo dirijo a la ostentosa ducha de su baño y muevo el pomo de agua fría. En el momento en que el agua cae en su cabeza se mueve como si le hubiesen electrocutado.

-Creo que de aquí en adelante puedes seguir solo.

Salgo del lugar para sentarme a esperarlo en uno de sus cómodos sillones.

Comprometida con Adam [En corrección]Where stories live. Discover now