¡Que les den!

728 51 4
                                    


Nunca pensé que encontrarme encerrada por varios días en una habitación sin ver a mis amigos o ir a la escuela podría traer algo bueno, sin embargo, estas dos semanas sin salir a ningún lado fueron mucho más buenas de lo que me permito recordar. Días atrás quizás hubiese pensado que me estoy volviendo loca de remate, pero si retrocedo en el tiempo y vuelvo a la última semana vivida dentro de mi cuarto rememoro el porque de mi raciocinio.

Respiro melancólicamente deseando no tener que entrar a tomar clases.

¿Por qué tenía que terminar?

Salgo de mi auto y me despido de Filip decaída. Sabía que tenía que pasar, tenía que volver a la realidad, pero se me está haciendo difícil aceptar que no se repetirán las tardes en las que Adam se escabullía en mi habitación para llevarme una hamburguesa o simplemente hacerme compañía.

Aquel último día juntos fue el mejor de todos. Moría de hambre pero mi orgullo me impedía pedirle a Adam directamente que me trajera algo de comer, por tanto me sorprendí bastante cuando vi que traía consigo una enorme caja de pizza junto a unos deliciosos bombones de trufa. Mi alegría fue tanta que literalmente salte a sus labios y le agradecí compulsivamente por el detalle. Minutos más tarde, haciendo uso de toda mi creatividad y tomando en cuenta que no tenía nada más que aportar, coloque una manta en la parte de afuera del balcón y aprovechando que mi madre se encontraba en el spa, hice que Adam se sentará allí conmigo a devorar su perfecto regalo.

Al terminar nos acostamos hombro a hombro a contemplar el paisaje. Mientras observaba las blancas nubes no pude evitar pensar que el lugar, el ambiente, todo era perfecto y más cuando en un descuido tonto Adam tomo mi mano con tal vacilo que provocó una enorme ternura en mi.

-¿key?

-Si...

-¿Crees en el amor?

Su pregunta se me hizo demasiado extraña. No sabía qué responder, pues, era obvio que nunca había estado enamorada, así que no hice más que encogerme de hombros.

-Supongo que debe de existir.

Dije con nervios y esperando a que alguien congelará el tiempo, se acercara a mí y dejará en mi oído la respuesta correcta a tan rara pregunta.

-¿Que sientes por mí?

Ahí es cuando me quedé aún más de piedra.

¿Que se suponía que debía de contestar?

-Adam...

Dije sentándome y separando nuestras manos en el proceso.

-No pongas esa cara. Solo quiero saber hacia dónde va esto.

-Yo no soy quien tiene que delimitar eso... eres tú el que tiene una novia y una prometida. Yo estoy clara de con quien quiero estar.

Adam se sienta junto a mi poniendo sus codos sobre sus rodillas a modo de reflexión. Su pelo se movía al ritmo de la suave brisa que llegaba hasta nosotros, sus ojos miraban el piso del balcón pensativos mientras tomaba una actitud distante, sin gesticular o hacer ademán de movimientos; sentado así no hacia más que lucir como una magnífica escultura sacada desde la misma vieja Grecia. Entonces su pregunta volvió a mi mente como un flash:

Comprometida con Adam [En corrección]Where stories live. Discover now