De vuelta a casa

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Levanto la cabeza y observo el cielo estrellado sobre mi, mientras dejo que el viendo desalvolee mi pelo sobre mi rostro.

No recuerdo la última vez que me sentí con tanta paz.

Esta semana ha sido maravillosa. Me quede en casa de los señores Stein y por primera vez ví como un matrimonio y posiblemente una familia debería de ser.

Sonrío recordando el desastre que hice cuando Eloise intentó enseñarme a hacer un pastel.

¿Quién diría que una mezcladora puede ser tan difícil de usar?

Dejo caer mi vista y veo mis pies sumergidos en el agua de la enorme piscina de los Stein moverse lentamente formando pequeños círculos que crecen hasta desaparecer.

Está es la vida que definitivamente me hubiese gustado tener.

Con padres más preocupados por mi bienestar que por lo que digan los demás. Que buscan ayudarme a ser excelente porque quieren lo mejor para mi y no porque saben que serían la envidia de sus amigos por tener una hija más lista.

Gracias a Dios mis padres decidieron no tener más hijos, porque lo más seguro es que ella o él sería tan infeliz como yo.

Alcanzo mi celular que se encuentra unos centímetros alejados para contestar el mensaje que mi mejor amiga me ha enviado, con una gran sonrisa.

Desde que llegue aquí Claudia no para de comunicarse conmigo. Le conté lo que pasó con mi padre y tras hacer una enorme rabieta y decir lo desgraciado que puede llegar a ser terminó aceptando o mejor dicho, apoyando el hecho de que me haya ido de casa.

"Tienes que demostrarles que es tu vida y que no pueden pretender disponer de ella"

Su voz sonó tan decidida que me lo trasmitió a mi y terminé quedándome todo este tiempo con los Stein, quienes me acogieron de tal manera que aún se me hace imposible de creer. Lo único que hizo que por momentos nuestra convivencia armoniosa cambiara a grandes silencios incómodos fue cuando más de una vez Rubén quiso ponerme el tema de la escuela; No quiere entender que no me importa dejar de ir siempre y cuando pueda estar lejos de mis padres. Para él es inconcebible que pierda clases y que dañe mis perfectas notas.

Definitivamente el señor Rubén no sabe el infierno que supone para mí estar en esa ciudad, en esa casa, cerca de mis padres y sobre todo en esa vida.

Siento como Eloise se acerca a mi espalda y se acuchilla quedando justo a mi lado.

-Te traje una cobija. La noche está algo fría y no quiero que pesques un resfriado.

Sonrío más que hace un rato, ante las palabras de Eloise, saco los pies de la piscina y tomo la toalla para sentarme en una silla reclinable que se encuentra cerca.

-Gracias...

Digo, aunque en realidad no tengo frío.

Eloise se queda callada por unos segundos. Su mirada se eleva al cielo igual que la mía hace un rato y suspira lentamente como si tuviera algo estancado en su garganta que no la deja respirar.

-Keyla...

-Por favor no...

Mi respuesta es precipitada. Tan desesperada como me siento, porque se lo que viene. Este tema ha sido central en esta semana.

-Tengo que decírtelo.

-Ya hablamos de esto.

-Aún así...

Comprometida con Adam [En corrección]Where stories live. Discover now