Graduacion (parte 1)

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Pongo mis manos sobre el podíum organizando las hojas de papel en forma de fichas que tienen el discurso que he estado practicando desde hace más de tres horas. Mis dedos tiemblan, a penas puedo sostenerlas... estoy tan nerviosa como en el momento en el que me llamaron para recibir mi diploma.

Temía que mis pies se enredaran entre sí y me hicieran caer, pero gracias a Dios mi torpeza no llego a tanto.

Suspiro mientras elevo mi vista y observó a mis ex-compañeros sentados con sus togas expectantes a lo que tengo que decir... esperando para escuchar el último adiós a la secundaria.

Desde mi lugar puedo ver los sonrientes rostros de Colton y Claudia diciéndome con ello que todo estará bien.

-Estimados integrantes de la directiva, padres, maestro y compañeros graduados, buenas tarde...

Logro decir como primeras palabras llamando completamente la atención de la multitud, quienes me responden con asentimientos de cabeza y devolviendo el saludo. Muevo mis hojas entre mis dedos nuevamente y aclaro mi garganta... apenas soy capaz de mantenerme en pie. Miro hacia delante y en la parte trasera veo a los señores Stein sentados mirándome con orgullo, en otro extremo veo a Marie con el bebé Charles en brazos y en el medio a mis padres en el estado rígido que siempre los ha representado.

Suspiro aletargada y tras unos largos segundos pienso en lo mucho que ha cambiado mi vida en tan solo un año.

Me parece que fue ayer cuando mis padres me informaron que me casaría con Adam y desde entonces mi vida ha cambiado demasiado. Ya no soy la misma Keyla dócil y manipulable, además de que ahora se quienes son los que en verdad me quieren y apoyan.

Vuelvo otra vez mi vista a los rubios Lewis y les sonrío.

No sé qué sería de mí sin mis amigos, los que han estado desde siempre y los que llegaron luego para quedarse definitivamente.

Dejo mi vista nuevamente en las fichas poniéndolas boca abajo en el proceso.

No necesito leer palabras robótica de superación, hoy quiero hablar con el corazón en la mano.

Sonrío al público y bajo un poco el micrófono para ponerlo a mi nivel.

-¿Alguna vez soñaron con este día? Porque yo sí lo hice... soñé más de mil veces con el día de mi graduación, no porque pensará que la escuela es una carcel – hago una expresión de mezcla entre chiste y fastidio, eso hace que las personas rían conmigo, lo que provoca que mis nervios mermen – sino, porque iba a ser uno de los pasos más grandes de mi vida para salir al mundo real y demostrar quién soy... y, ¿les soy sincera?... ahora estoy aterrada.

Continuó diciendo sin saber realmente al punto que quiero llegar.

Las personas me miran solemnes, demasiado atentos a mis palabras. Tomo aire y vuelvo a hablar.

-Me aterra no llegar a hacer lo que tengo planeado, me aterra ir por el mundo sin la seguridad de lo que ya conocía; y no me avergüenza decirlo, porque todo lo nuevo da miedo. Y sé, que al momento de demostrar a los que me rodean de que soy capaz todo ese miedo se irá por la ventana, y ¿saben que me hará sentir segura?

Hago una pausa nuevamente, miro mis manos y luego al público.

-Recordar lo que hasta hoy mis maestros me han enseñado, sin ofender profesores, pero no solo estoy hablando de ustedes, también habló de los familiares y amigos, que paso a paso nos han enseñado invaluables lecciones. Que nos han enseñado que debemos de ser lo que queramos y que si ponemos pasión y empeño en lo que nos gusta podremos hacer lo que sea. Muchas veces la vida nos va a golpear, y nos incitará a no seguir, ¿pero adivinen qué?... No debemos de rendirnos. No dejemos que el miedo nos retenga. El cielo es el límite graduandos del Harrison High, así que abran sus alas, pónganse en posición de combate y emprendan el vuelo, porque aún les falta un largo camino por recorrer. Este no es el final, es el inicio de sus vidas; llamémosle solo un viaje de reconocimiento, ahora es cuando vamos a iniciar realmente la carrera. Espero que todos aquí tengan la capacidad de hacer elecciones concretas, mezclando lo subjetivo con lo objetivo y que busquen lo que realmente importa, que es ser feliz, porque no hay cosa más importante que eso, además de tener una existencia grata, agradable, amorosa y llena de libertades a las que sólo tú puedes disponer; así como decía Abraham Lincoln, "al final, lo que importan no son los años de vida, sino la vida de los años". Tenemos un hermoso sendero por recorrer de ahora en adelante, cometeremos errores, los enmendaremos y luego volveremos a cometerlos, espero que al momento de hacerlo solo aprendamos de nuestras metidas de patas al mismo tiempo que disfrutemos de la vista con el paso del tiempo. Vivan compañeros míos, y no se arrepientan de hacerlo, no dejen para mañana lo que pueden hacer hoy y sobre todo, vayan y conquisten el mundo.

Comprometida con Adam [En corrección]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt