Capítulo 4.

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-Estoy reprendiendo a un alumno por saltarse clases -añadió Woo Hyun tras aquel formal saludo.

Los ojos de la anciana mujer (la directora) se posaron en Sung Kyu durante unos segundos antes de asentir.

-Hazte cargo.

Y sin más se dio la vuelta y se marchó. Sung Kyu se permitió seguirla con la mirada antes de volver a sentir la mano de Nam Woo Hyun tomarlo del brazo.

-Vamos.

-¿A dónde?

-Al aula de castigo.

-¿Qué?

Le hizo bajar de nuevo, conduciéndolo por un estrecho pasillo.

-La indisciplina merece ser castigada.

-Te he dicho lo que ha pasado -replicó Sung Kyu, sintiendo los dedos de Woo Hyun hundirse en su piel con fuerza, asegurándose de esta forma que este no se soltará, pero sin volver a hablar.

Tal vez consideraba que hablar con él era inútil, que a final de cuentas terminarían haciendo lo que el prefecto mandaba. Y Sung Kyu no podía estar más de acuerdo. Pero, ¿por qué había tenido que pillarle? ¿Qué no tenía otras cosas que hacer?

Pero era obvio que no. Era un prefecto y parecía que su única misión en la vida era joder a los otros alumnos. Como si estar en aquel sitio no fuese ya lo bastante difícil y estresante encima tenían que soportar las tiranías del rubio y sus compinches... ¿Cómo les había llamado Min Ho? Ah sí. Los tres hijos de puta de la Academia Dissander.

No tardaron mucho en llegar al sitio donde Woo Hyun deseaba. Una pequeña puerta pintada de un curioso tono verde. El color le hizo fruncir el ceño a Sung Kyu, pero no le duró mucho el gusto. Woo Hyun abrió la puerta y le invitó a entrar con amabilidad, casi con caballerosidad.

Sung Kyu no pudo suprimir un gesto de molestia ante esto. Pero pese a ello obedeció, dando un paso al frente para toparse con un aula como la demás, con un buen número de asientos y un escritorio.

Lo primero que los ojos de Sung Kyu captaron fue a un chico de cabello rubio, de un tono muy parecido al de Woo Hyun, pero con rasgos felinos. Se hallaba con las piernas encima de la mesa y una libreta abierta frente a él.

-Vaya, vaya. Ya era hora de que vinieras a sacarme del sitio, Nam Woo Hyun.

-Me olvidé de ti, Ki Bum -repuso el aludido con tranquilidad-. Tenía cosas importantes que hacer.

-¿O sea que dejarme pudrir aquí toda la mañana no es importante para ti?

-No cuando eres un infractor de las reglas-. Woo Hyun tiró de la mano de Sung Kyu para apartarle de la entrada-. ¿Terminaste?

-Si. Lo hice -respondió el chico de mala gana mientras se ponía de pie-. Me largo de aquí.

-Sinceramente espero no verte de nuevo por aquí.

-Entonces no vuelvas a castigarme -bufó Ki Bum, colgándose la mochila sobre los hombros.

-No vuelvas a saltarte clases.

-Sabes que lo haré. Haré lo que sea por ver a ese chico aunque sea de lejos.

-Entonces te volveré a castigar -Woo Hyun le señaló el pasillo vacío-. Adiós, Ki Bum.

El joven de facciones gatunas bufó de nuevo, pero se marchó sin añadir nada más. Woo Hyun cerró la puerta detrás de él. Y había en su rostro una sonrisa divertida. Pese al regaño ese chico debía agradarle.

-Toma asiento, Sung Kyu -ordenó, mientras se volvía hacía el otro chico castigado.

Kim obedeció, escogiendo un lugar en los primeros asientos.

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