Capítulo 42.

1K 206 16
                                    

Cada ruido, cada crujido, cada pequeño chasquido no hacia sino alterar los nervios de Sung Kyu, al grado de hacer que el chico dudase de su salud mental. Porque tanto como sabia que estaban ellos dos solos en el bosque como sabia que no lo estaban. Podía sentir cada par de ojos sobre él, recorriendo con codicia cada milímetro de su cuerpo. Y de el de su acompañante. Woo Hyun se mantenía quieto entre sus brazos, con el rostro semi oculto contra su pecho, dando suaves y pequeños pasos.
Sung Kyu sabia lo expuestos que estaban al andar así, pero lo prefería a dejar al rubio ir por detrás, expuesto a quien sabia que cosas. Prefería esa incomodidad a ir sólo tirando de su mano, con el miedo latente de perderlo en aquella oscura noche, en aquel denso y peligroso bosque.
—Ellos... están muertos.
Susurró Woo Hyun, con sus brazos pegados a su pecho.
—No... no todos.
—¿Lo crees?
Pero Sung Kyu no lo creía. No sabía mucho sobre vampiros, pero si sabia mucho sobre Hee Chul. Su primo era un bastardo sin corazón. ¿Asesinar al abuelo? ¿Los miembros del Gremio? ¿Los estudiantes de la Academia Dissander? ¿Isabelle?
—No. Es seguro que la mayoría haya muerto.
Y fue sincero con Nam, quien asintió, manteniéndose oculto entre sus brazos. Sung Kyu sabia que en dado caso moriría protegiendo a Woo Hyun.
—¿Y los cazadores?
Esa era la otra cuestión. El Gremio les había educado para luchar hasta el final. Pero Sung Kyu quería creer que no todo estaba perdido. Aún si Yeol y Min estaban educados de esa manera ciega, Sung Jong no. El menor de los Kim tenia una mentalidad diferente al resto.
—Confió en Sung Jong.
Se limitó a responder, ciñendo más su agarre sobre la cintura de Woo Hyun.
—Creo que estamos perdidos, Sung Kyu.
Murmuró Woo Hyun al cabo de diez minutos de andar en silencio, muy lentamente para no separarse.
—Es la oscuridad que nos ha desorientado.
Y ni siquiera podían guiarse por las luces de la Academia. Esa noche no las había, porque la tragedia ya había llegado al sitio.
—Lo lamento —volvió a murmurar su novio lobo —no te soy de mucha utilidad. De hecho sólo soy un estorbo.
—No lo eres. Nunca has sido eso para mí.
Y Sung Kyu se detuvo, obligando a Woo Hyun a mirarle, aunque era casi imposible definir sus rasgos con esa oscuridad.
—Eso dices ahora, pero... —la voz de Nam era un susurro tímido—. Si algo nos pasa...
—No lo digas. No va a pasarnos nada—. Kim unió sus labios a los del chico—. Te amo, Woo Hyun. Sin importar qué, te amo. Y no voy a dejarte.
—Pero...
—No me importa el Gremio, ni nada de eso. No voy a dejarte.
Woo Hyun tiró de él, besándole a su vez. Ignorando la culpa que sentía en su interior, porque sus hermanos debían estar muertos mientras que él se besaba con el hombre que amaba.
—Voy a renunciar a ser Maestro —jadeó Sung Kyu—. Sólo quiero estar contigo.
El prefecto lo rodeó con sus brazos, a tiempo para ver al enorme hombre lobo de pelaje rojizo acercarse a ellos. Iba a apartarse, pero alcanzó a ver una larga cabellera que conocía muy bien. Mi Joo siempre se enorgulleció de su hermoso cabello.
Y después la voz.
Ji Soo.
—Sung Kyu.
Los dos se volvieron, sólo para ver a Jong Hyun, dejando sobre la tierra a las dos chicas, las dos corriendo hacia ellos en el acto. Mi Joo directa a los brazos de Woo Hyun, dejando salir el miedo y la frustración. Y Ji Soo hacia Sung Kyu.
—Muertos —jadeó—. Los ha matado...
—Sung Jong...
—Se ha unido a Hee Chul. Ya no podemos confiar en él.
Aquello dejó a Sung Kyu sin palabras. ¿Sung Jong? ¿Su hermano? ¿Su Segundo? No. Era imposible. Sung Jong jamás le traicionaría. Él no...
—¿Como escaparon?
Inquirió Woo Hyun, sujetando el rostro de Mi Joo entre sus manos, asegurándose de que estuviese bien.
—Las mazmorras...
Empezó Ji Soo, pero Mi Joo la interrumpió.
—Por el drenaje. Jong Hyun nos ayudó.
Y entonces Sung Kyu miró hacia un lado, pero Jong Hyun ya no estaba.
—Por favor —suplicó Ji Soo —olvídate de él. Tienes que ir a la Academia ahora. Aún deben quedar algunos sobrevivientes.
Pero Sung Kyu sabia que eso era imposible. No podía ir a la Academia. No podía ganarle a todos esos vampiros. No podía ganarle a Hee Chul.
Ya no.

Academia Dissander Where stories live. Discover now