Capítulo 36.

1.1K 204 14
                                    

Woo Hyun siguió a Myung Soo escaleras arriba, con el corazón en un puño. ¿Sería posible que algo le hubiese pasado a Sung Kyu? De todos los miedos con los que debía convivir día a día perder a Sung Kyu era el peor de todos. Pero desde que había salido todo ese rollo del Titiritero se sentía aun más intranquilo. Había alguien que odiaba a su chico al grado de asesinar por venganza, porque eso era lo que Jong Hyun había dado a entender. Y lo último… que no confiase en el Gremio, que ellos eran los verdaderos villanos. Nam jamás había confiado en los cazadores, sin embargo confiaba en Sung Kyu. Y aquello era igual que confiar en el Gremio.
Visualizaron a Choi Min Ho al inicio de las escaleras, tenía el rostro pálido y una expresión de horror se dibujaba en sus labios contraídos. Ninguno de esos chicos le había caído especialmente bien nunca, dada su relación tan estrecha con su Sung Kyu, pero no podía dejar de sentirse mal por ello.
—¿Qué ocurre?
Gruñó Myung Soo, adquiriendo su fría mascara de prefecto, esa que ocasionaba buena parte del terror que algunos estudiantes le tenían. Aunque el mismo Woo Hyun no se quedaba atrás. El único considerado como “bueno” era Ho Won. Y pensar en su amigo hizo que el rubio se preguntara donde estaría en aquellos momentos.
—Sung Kyu me ha pedido que lleve a la enfermera —y miro directamente a Woo Hyun —ha habido un ataque triple. Sung Yeol y Sung Jong fueron… algo así como drogados. Y Hee Chul… fue apuñalado. No creen que sobreviva.
—¿Y Sung Kyu? ¿Él esta bien?
Y esa era su única preocupación real. Las víctimas eran parte del Gremio y a Woo Hyun no le importaba el Gremio, ¿como iba a hacerlo si este parecía confabularse para separarle de su hámster?
—El Maestro esta a salvo.
—Myung Soo, ayúdalo con la enfermera. Iré a ver que paso.
L asintió y él y Min Ho se alejaron escaleras abajo. Pero con todo y su expresión fría, la preocupación en el rostro de Myung Soo era evidente. Y sólo entonces recordó que él y el hermanito de Sung Kyu tenían algún tipo de relación. Algo que jamás creyó posible si tenia en cuenta la política que parecía guiar al más guapo de los prefectos.
Woo Hyun frunció el ceño al notar el vestíbulo lleno de alumnos. Deberían estar en el comedor, no en sitio. Pero eso no era lo más inquietante, ni siquiera las caras largas de algunos, sino la sangre en las escaleras. Habían apuñalado a Hee Chul… pero, ¿quien? ¿Por qué? ¿Qué había ocurrido exactamente?
—Prefecto Nam.
Se acercó a él una chica de los grados superiores, mirándole con extrañeza.
—¿Qué pasa?
—Uno de los cazadores…
—No te preocupes por eso, ¿sí?—. Y el rubio se giro hacia los demás—. No se preocupe nadie. Vayan a desayunar y después vayan a clases. Todo esta bajo control.
—Dudo mucho que sea el caso —replico alguien junto a las escaleras—. Han matado a alguien en la Academia. ¿Alguien del Gremio y todo esta bajo control?
Los murmullos se hicieron presentes y Woo Hyun supo que no podría aguantar aquello mucho tiempo más. La ansiedad, el estrés. Porque Sung Kyu se equivocaba, él no había nacido para aquello. Liderar no era su fuerte, por mucho que aparentara.
—Cállate, idiota. No deberías abrir tu hocico de perro y hablar de lo que no entiendes.
Habló una voz altanera a sus espaldas, logrando que todos se volviesen. Ki Bum bajo las escaleras como si fuese el protagonista de un comercial, esquivando la sangre con elegancia.
—Key…
—En lugar de estar aquí jodiendo deberían obedecer.
—Pero el Gremio…
Empezó la misma chica que había hablado primero. Y Woo Hyun comprendió que era lo que tenia así a los estudiantes. El miedo. Porque el miedo era capaz de hacerte hacer estupideces de las cuales más tarde te arrepentirías.
—El Gremio no va a hacernos nada —siguió Key, ceñudo—. ¿No lo han pillado aun? El Maestro Sung Kyu es como otro papá para la Academia Dissander —y el chico miro a Woo Hyun—. ¿No es así, señor prefecto?
—Si. Lo es —Nam tomó aire con fuerza, debía mantener la compostura—. Lo que sea que haya pasado con los cazadores no es asunto nuestro. No habrá consecuencias contra nosotros. Todo estará bien.
Pero cada palabra que decía le sonaba a mentira, porque ya había habido consecuencias para ellos. La directora… Jong Hyun. Nada estaba bien en lo absoluto.
Los chicos no se miraban convencidos, pero tras unos minutos de silencio fueron retirándose uno a uno. Y Ki Bum aprovecho para tirar de la mano de Woo Hyun y guiarle hacia le enfermería.
—He ido a ver a Tae y me tope con algo horrible. Es más de lo que el niño puede manejar.
—¿Qué pasó exactamente, Key? ¿Lo sabes?
Inquirió Woo Hyun, corriendo detrás de él por el pasillo.
—Parece que Sung Yeol trató de apuñalar a Sung Kyu —el estomago de Nam se contrajo —pero Hee Chul intervino, recibiendo él la herida en su lugar. Sung Yeol también le inyecto una gran cantidad de sangre de vampiro a Sung Jong.
—¿Sangre de vampiro?
Me extrañé.
—Si… por lo que Sung Kyu me dijo la sangre de vampiro se utiliza por los humanos como una droga muy potente. Sung Jong tardara algunas horas en recuperar la consciencia, Tae Min no cree que exista algún fármaco que revierta los efectos.
—Y Sung Yeol…
Y la idea de que Sung Yeol fuese el famoso Titiritero pasó por la cabeza de Woo Hyun.
—Tiene signos de haber bebido algo… La verdad es que no sé, Woo Hyun. No termino de entenderlo. Tae Min dice que parece presa de algún filtro mágico y que sólo pueden esperar a que pasen los efectos.
¿Un filtro mágico? Aquello era confuso para Nam. Recordaba a Sung Kyu contándole que en Corea no quedaba ningún mago o bruja. Que habían sido exterminados en el pasado y los sobrevivientes habían huido hacia Europa, un lugar aun más intolerante en cuanto a supuestas brujerías. Pero había gente que nunca aprendía.
Dieron la vuelta en el pasillo y se toparon de frente con Sung Kyu, quien tenia los brazos cruzados, con la mirada perdida, como si estuviese pensando en algo muy importante.
—Sung Kyu.
El Maestro le miró, con la misma expresión de desconcierto.
—Woo…
Pero no termino de hablar, los brazos de Nam lo habían rodeado con fuerza, pegándole a su pecho con ternura.
—Temí que te hubiera pasado algo.
Le susurró el rubio. Amaba tanto a Sung Kyu, pero no era en lo absoluto un amor que le hiciera feliz. ¿Por qué? Porque la incertidumbre, el miedo, le impedían disfrutar de su amor correspondido por el cazador. Y el hecho de que ahora era el Maestro. Pero Woo Hyun no iba a rendirse. No sabia como, pero no iba a permitir que los separarán.
—Estoy bien.
Repuso el otro, con la mirada fija en otro sitio, sin corresponder las caricias ni la ansias de Nam.
—¿Sung Kyu?
Se separó un poco para mirarle, pero Sung Kyu se miraba confundido.
—Tengo que…
No terminó. O si lo hizo Woo Hyun no le escucho. Myung Soo, Min Ho y la enfermera habían aparecido por una de las esquinas, pasando a toda velocidad por su lado.
Ki Bum los siguió, pero Woo Hyun al ver que Sung Kyu no lo hacia se quedó en el sitio.
—¿Es por Sung Jong? ¿Estás preocupado por tu hermano?
—Si, pero…
—¿Pero qué?
—Pensé que era Hee Chul —admitió el Maestro en voz baja—. Pensé que el Titiritero era Hee Chul.
—¿Y no lo es?
Sung Kyu se mordió el labio inferior, encogiéndose de hombros antes de echar a andar por el pasillo.
—No lo sé —y giró el rostro a medias, adquiriendo una expresión feroz —pero sé muy bien quien puede saberlo, porque han sido los mismos que suministraron la pócima para controlar a Yeol.
Woo Hyun abrió la boca, pero la cerró al comprender de quien hablaba Sung Kyu.
Porque no todos aquellos capaces de hacer magia habían desaparecido de Corea.
Y Nam echó a correr detrás de Kim, sabiendo al sitio donde se dirigía. Porque los elfos se habían instalado cómodamente en los alrededores de la Academia Dissander.

Academia Dissander Where stories live. Discover now