Capítulo 33.

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Fue Woo Hyun el primero en bajar al vestíbulo, abriendo la puerta principal ante un confundido Jong Hyun. Tenía el cabello el
perfectamente bien peinado y el uniforme de la Academia Dissander pulcramente puesto. Daba la imagen del estudiante modelo, fácilmente Jong Hyun pasaría por uno de los prefectos.
—Hola, Woo Hyun. ¿Ocurrió algo?
El rubio frunció el ceño con molestia, pero Sung Kyu se apresuró a intervenir.
—¿No viste nada extraño en el bosque?
—Ese bosque esta lleno de cosas extrañas.
Replicó el chico con absoluta tranquilidad.
—Deja de fingir —saltó Woo Hyun con indignación, dando un paso al frente—. Lo sabemos todo, Jong Hyun. Tú eres el asesino —el mencionado ladeó la cabeza—. Sung Kyu ha recordado todo.
—No intentes nada —habló Kim —te reduciríamos en unos segundos.
Pero el nuevo Maestro no estaba nada seguro de eso.
—¿En dónde esta Ji Soo?
—Colabora y la traidora vivirá.
Añadió Hee Chul.
—Ella no hizo nada.
—Si enloqueces la mataré —siguió el chico mayor —y sabes que hablo en serio—. Los dos se miraron de forma retadora, mientras Jong Hyun oprimía los puños con fuerza—. Ya sé que eres rápido cuando te transformas, por eso atacaste a Dong Woo y pudiste huir, pero créeme, tu hermanita estará muerta antes de que puedas encontrarla.
Sung Kyu se mordió el labio inferior, pensando en lo que podría hacer si las cosas se descontrolaban. No se consideraba capaz de vencer a Jong Hyun, ni siquiera de reducirlo. Y entonces tomó nota de haber olvidado pedirle su armamento a Sung Jong. Era parte del plan. Sus armas, su espada larga, capaz de doblarse en dos para ahorrar espacio; y la pequeña daga de plata que sus padres le habían obsequiado después de asesinar a su primer hombre lobo. Algo de lo que en la actualidad no estaba tan orgulloso.
—¿Y mamá?
Inquirió Jong Hyun, tranquilo de nuevo.
—En el mismo sitio que tu hermana.
Respondió Woo Hyun.
—Ya veo...—. Se volvió hacia Sung Kyu—. Vi a los vampiros. Vienen por ti. Los envía el Titiritero.
—¿Quién es el Titiritero?
—¿No lo sabes?—. Y Jong Hyun se encogió de hombros—. Es alguien a quien has jodido mucho... pero según sé tú has jodido a mucha gente, ¿no? Imagina cuantos buscaran venganza...
—Basta —habló Nam con firmeza—. Irás directo al Agujero mientras Sung Kyu contacta con su Gremio. Asesinaste gente inocente, la Academia Dissander no puede hacer nada por ti.
—Eres sólo un prefecto, si hablo con la directora...
—Isabelle esta muerta —repuso Sung Kyu —pero ni ella hubiera mostrado algo de compasión hacia ti.
—Muerta...
Y Jong Hyun bajó la mirada, con la furia de regreso en sus facciones.
—Jong...
—No sé quien es el Titiritero. Nunca lo vi. Sólo he tratado con el vampiro ruso. Se suponía que él no hablaría sobre Ji Soo y mamá si obedecía sus ordenes —y dio un paso hacia atrás—. Dijo que la directora no era un objetivo.
—Cálmate.
Sung Kyu dio un paso hacia él, pero el muchacho retrocedió. Y su dolor era evidente. Su agonía. ¿Como lo tomarían los otros chicos?
—Dijo que sólo le interesaba el Gremio. Por eso asesine a esos viejos, porque impedían el progreso. Porque eran retrogradas, porque... porque estaban matando estudiantes. Y el Gremio los encubría.
—Te equivocas —habló Sung Kyu con rapidez —no lo sabíamos. Nosotros nunca...
—Todos ustedes son basura. Malditos..
Pero no alcanzo a decir nada más, Hee Chul se había acercado a él por el otro lado y le había arrojado una larga y gruesa cadena de plata. Jong Hyun dejó escapar un alarido mientras caía de bruces en la alfombra. Y su piel comenzaba a quemarse. De esa forma la plata no lo mataría, pero si lo debilitaría bastante.
—Deja de ladrar, perro.
—Hee Chul.
—¿Prefieres que lo suelte? Te matara y ni yo ni tu querido Woo Hyun podremos impedirlo.
Sung Kyu sabía que era cierto. En su aspecto humano Jong Hyun era débil, pero si se transformaba... Desde el inicio del plan siempre supo que no podría vencerlo. No era apto. Y Hee Chul? Poseía un par de conocimientos más que él, pero no significaba que fuese mejor.
—Tenemos que encerrarlo, Sung Kyu —y este era Woo Hyun —es un peligro para los chicos.
—Tenemos que matarlo—. Corrigió Hee Chul, sacando una pequeña navaja del bolsillo interior de su llamativa chaqueta—. Muerto el perro se acabó la rabia.
Kim volvió a morderse el labio inferior. En el pasado habría apoyado la idea de Hee Chul, pero ahora... No creía que matar a Jong Hyun fuese la solución. Y además, por lo que había entendido, el joven lobo había accedido a todo aquello (aún si evidentemente no le había costado mucho trabajo) para proteger a Ji Soo, a su hermana. ¿No había Sung Kyu planificado todo eso, incluida la muerte de sus padres, para proteger a Sung Jong? Sí. Si había alguien que pudiese entender los motivos de Jong Hyun era él.
Merecía un juicio. Merecía ser declarado culpable y después... ¿después qué? La muerte, porque el Gremio no conocía otra solución. El Gremio no conocía la compasión y el perdón.
—No, Hee Chul. No vamos a matarlo. Yo soy el Maestro y seré yo quien tome esas divisiones.
—¿Que pasa contigo? ¿Eh? Ese tipo te ha ablandado mucho.
Pero Sung Kyu paso de él, volviéndose hacia Woo Hyun.
—¿Podrías llevarle al sitio que dices? En cuanto pueda me pondré en contacto con los demás miembros del Gremio y les pediré que vengan por él.
—¿Que pasara con Ji Soo y su madre?
—Han sido cómplices de un asesino, pero abogare por ellas para que sean indulgentes.
Nam asintió. Sung Kyu sabía que, pese a las acciones de Jong Hyun, al rubio seguía preocupándose por él. Para Woo Hyun todos en la Academia Dissander eran su familia.
—Te ayudaré a llevarle.
Habló Myung Soo, quien se había mantenido por detrás de ellos, sin intervenir, tan silencioso que Sung Kyu había olvidado que estaba ahí.
—Gracias, L.
Dijo el Maestro, mirando al chico con agradecimiento.
—No lo hago por ti —replicó —sino por los chicos. En menos de diez minutos comenzaran a levantarse, no quiero que vean esto.
Y tanto él como Woo Hyun tomaron a Jong Hyun de cada uno de los brazos y se lo llevaron, mientras Hee Chul fruncía el ceño. Pero mientras se iban, Sung Kyu no dejó de pensar en el hecho de que Jong Hyun no parecía estar poniendo resistencia. ¿Qué podría significar aquello realmente? Pero no llegó a indagar mucho en aquel asunto, Sung Jong Y Sung Yeol aparecieron por el hueco de la escalera. Los dos pálidos y agitados. Y Kim supo que algo había pasado.
—Sung Kyu.
—¿Qué?
—Es Hee Woo.
—¿Qué pasa con él?
Sung Jong tomó una de las manos de Sung Kyu con fuerza.
—Ha muerto. Llegué tarde, lo siento. Tenía la ventana abierta y los rayos solares...
—Se hizo polvo, ¿no?—. Le interrumpió Hee Chul, empeñado en su papel de persona desagradable—. Fue lo mejor. La muerte siempre será preferible a cambiar. Recuérdenlo eso a Dong Woo.
—Cállate, Hee Chul —le gruñó Sung Jong, con los labios azulados y los ojos brillantes—. Cada vida es importante. ¿Y qué si cambias? Eso significa que dejaras de ser tú? Pues déjame decirte que yo apoyaré a Dino. Para mí él siempre será Dino.
—Sung Jong...
—Hee Woo pudo haber vivido perfectamente su vida. Él pudo...
—No tienes ni idea, niño. Nunca te has enfrentado a un vampiro.
Le cortó Hee Chul.
—Ni hace falta. Ellos no escogen su condición. No merecen morir sólo por convertirse. Merecen apoyo.
—Y es por cosas como estas que tú nunca serás Maestro ni Segundo. Eres un sensiblero, Sung Jong. Más que eso, eres un tonto idealista.
—Cierra el pico —gruñó Sung Kyu —deja tu veneno a un lado.
—Sung Jong jamás sería Maestro de un sitio retrograda como lo es el Gremio —espeto Sung Yeol con altanería, tirando del menor y entrelazando su mano con la suya—. Un sitio de mente cerrada que no cree en la compasión ni el perdón y que impide el progreso.
Y esas palabras dejaron a Sung Kyu sin habla. Retrógradas. Progreso. ¿Como era qué...? ¿Acaso Sung Yeol...? Pero, ¿por qué? No tenía sentido. El alto sería incapaz de traicionarle. Incapaz de traicionar a Sung Jong...
—Y es por eso —añadió Yeol, con una expresión feroz en el rostro, soltando a Sung Jong, quien cayó inconsciente sobre el piso, con la marca de la pequeña aguja en la muñeca —que un impuro como tú no puede ser el Maestro.
Y el rostro de Sung Yeol se contrajo con rabia a la vez que se abalanzaba con el puñal en mano, listo para apuñalar el pecho de Sung Kyu, directo al corazón.
Hee Chul fue más rápido, apartando a su primo y ex amante, recibiendo en su lugar la mortal herida, todo mientras
Sung Yeol se convulsionaba y caía al piso, vomitando, con los efectos de la pócima pasando. La pócima con la que le estaban controlando.

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