Capítulo 50.

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Nam terminó de vestirse en silencio, en la soledad de su habitación. La misma que se había instalado en su vida después del "accidente" de Sung Kyu. Aún si Woo Hyun sabía muy bien que aquello no había tenido nada de accidental.
Necesito que mates a mis padres.
Esa había sido la petición de Sung Kyu. Y Woo Hyun se consideraba incapaz de negarse a cualquier cosa que su novio le pidiera.
Así que lo había hecho.
Esa noche había luna llena y Woo Hyun aguardó en la carretera. Sabía que su instinto le haría atacar al primer ser vivo que viera. Y el auto de los Kim no fue la excepción.
Woo Hyun sabía que irían desarmados, que estarían indefensos...
Y todo salió según el plan. Y con todo...
El prefecto no recordaba lo ocurrido exactamente. Sus recuerdos de esa noche iniciaban justo en el momento en que Sung Kyu lo golpeó en la cabeza con una piedra.
Y Woo Hyun había visto la sangre que resbalaba por la mitad de su rostro. Lo había acorralado y había estado a punto de matarlo. Había estado tan cerca de asesinar a Sung Kyu...
Nam soltó un suspiro.
Eso era algo que no volvería a pasar. Su control en cada transformación continuaba siendo imperfecto, pero era capaz de mantenerse siendo el mismo durante periodos prolongados de tiempo.
Pero Kyu...
Y el hecho de que esa sesión de amor había sido una despedida.
—No —siseó el joven licántropo—. No vas a dejarme. Está vez no te saldrás con la tuya.
Abandonó su dormitorio, pensando de forma rápida en un plan para controlar a Sung Kyu. Y recordó lo que los alumnos de la Academia Dissander planeaban hacer. Ello significaba que todos aquellos cuya maldición de la licantropía no corría por sus venas debía abandonar el colegio. Todos los Cazadores del Gremio formaban parte, pero... todos ellos estaban con Sung Kyu. Una palabra suya y ellos morirían por él.
¿Tendría Woo Hyun alguna posibilidad contra esos chicos cuya vida estaba enteramente dedicada a erradicar a los de su especie?
Pero no tenía ni que responder a esa pregunta.
Woo Hyun ni siquiera sabía disparar un arma.
Sí Sung Kyu decidía quitarlo del camino él no podría hacer nada. A menos que...
Y el rubio pensó que estaba pasando por alto a otra persona. Alguien de su absoluta confianza, alguien que no era un hombre lobo y por lo tanto tendría que marcharse con ellos. Pero, ¿podría Woo Hyun pedirle algo tan arriesgado a alguien tan joven como lo era Tae Min? Sabía que el chico le obedecería, pero con todo...
Nam llegó al vestíbulo, viendo a Hoya y Dong Woo entrar en la Academia, hablaban entre sí. Y a el rubio le fue imposible no notar cierto grado de intimidad. ¿Sería por qué Hoya le había acompañado tras su ataque? Era posible, pues Woo Hyun no recordaba haberles visto juntos antes. De hecho Ho Won evitaba a los miembros del Gremio tanto como le era posible. Después de la "traición" de Kyu ni él ni Myung Soo se veían con ganas de volver a confiar en Cazadores.
—Hoya.
Llamó Woo Hyun, acercándose a ellos.
—Director Nam.
Respondió su amigo con una amplia sonrisa.
—No, por favor.
—Así es como te llaman los estudiantes.
—Pero...
—¿Serás tú quién dirija la batalla contra los chupasangre?
Quiso saber Dong Woo, pero fue Hoya quién respondió.
—No habrá nada que dirigir. Esto será una batalla sin sentido. Los lobos peleamos a base de instinto. Ya lo verás cuando te transformes. No es igual a cazarnos.
—Lo sé.
Pero Woo Hyun no estaba seguro de eso. Ser un Maldito no era algo fácil. Admiraba la entereza de Dong Woo. La primera vez que él entró en fase estuvo días sin saber que le ocurría, con su cuerpo preparándose para el cambio. Y cuando la transformación llegó... Pero el dolor era lo único seguro.
—De hecho iba a hablarte de eso —habló Nam—. No estaré aquí para ayudarles. Tú y Myung Soo tendrán que encargarse y...
—¿Hasta cuando seguirás poniendo a Kim Sung Kyu como prioridad en tu vida?
Gruñó una voz desde lo alto de la escalera. Los tres jóvenes se giraron, para encontraba con Mi Joo, quién venía acompañada de Myung Soo.
—Mi Joo...
—¿Hasta cuando?
Repitió la joven, con las mejillas rojizas debido a la furia.
Y Woo Hyun lo entendía. Y le daba la razón. Estaba escogiendo a Sung Kyu en lugar de a su gente, pero no podía evitarlo. Y sabía que Mi Joo no lo entendería. No sería capaz de entender que sin Sung Kyu a su lado él sería incapaz de seguir.
—No tengo porque...
—¿Darme explicaciones?—. Terminó ella—. Joder, Woo Hyun, ahora tú eres el director de la Academia Dissander y en lugar de luchar a nuestro lado te vas a correr detrás de ese.
—Déjalo, Mi Joo —habló Myung Soo, con una expresión de frialdad absoluta—. Woo Hyun es un perro entrenado. Sung Kyu chasquea los dedos y él corre a su lado. Siempre ha sido así.
El prefecto bajó la vista, cerrando las manos hasta formar puños, pero sin atreverse a replicar. Era cierto. Era el perro entrenado de Sung Kyu, dispuesto a hacer cualquier cosa que éste le pidiera.
—¿Ves? No dices nada —siguió Myung Soo—. Adelante, vete con él. No te necesitamos aquí. Nosotros sí somos una familia —y tomó a Mi Joo de la mano—. ¿Verdad?
—Sí, claro.
—¿Hoya? ¿Dino?
Woo Hyun miró a los dos chicos y notó su turbación, antes de que Ho Won soltará un suspiro.
—Lo siento, Woo Hyun, pero nosotros somos una familia. Y Sung Kyu no forma parte de ella.
Los dos chicos fueron a reunirse con los otros.
—Cuando esto terminé —siguió hablando L —no vuelvas. Ya has escogido y por desgracia no fuimos nosotros.
—Que te vaya bien con el Gremio.
Y los cuatro se marcharon.
Woo Hyun no tenía palabras para detenerles. Ellos tenían razón. Había escogido a Sung Kyu por encima de su familia. Y cuando aquello acabase... ¿qué pasaría con él?
Pero descubrió que eso era lo de menos. Era lo bastante egoísta para creer que, mientras tuviese a Sung Kyu a su lado todo iría bien.
—Te han dado la espalda, ¿eh?
Woo Hyun se volvió ante esa voz conocida.
Ki Bum y Tae Min le miraban con curiosidad.
—Yo se las he dado primero.
—Es una pena, habrías sido un buen director.
—El mejor.
Añadió Tae Min.
—Yo realmente...
—Tae y yo estamos pensando en largarnos de aquí —le interrumpió Key—. La Academia Dissander ya no es buena para nosotros.
Nam lo miró en silencio, considerando sus palabras. Y pensó en Jong Hyun, el chico por el cual Ki Bum se saltaba las clases. El chico al cual Sung Kyu le iba a dar caza...
—Escuchamos una platica interesante entre los Cazadores —siguió Key, acomodándose el cabello—. Bueno, realmente fue Tae quién lo hizo.
—¿Qué fue lo que escuchaste?
Woo Hyun se acercó a paso rápido, dándose una idea de muchas cosas.
—Hagamos un trato.
—¿Un trato?
—Sí. Un trato.
Woo Hyun le miró en silencio, considerando aquello. ¿Qué clase de trato podría querer Ki Bum? ¿Acaso...? Pero Jong Hyun...
—Tu expresión me dice que lo has comprendido —y la sonrisa que su viejo amigo le dedicó estuvo cargada de nostalgia—. Tú quieres lo mismo que yo, quieres que la persona que amas viva.
—Key, Jong Hyun ha matado a mucha gente...
—Sung Kyu también, la diferencia es que a él lo alaban como un héroe y a Jong Hyun lo tratan como un asesino.
— Key...
—El Gremio va a traicionarte, Woo Hyun —intervinó Tae Min—. Sung Kyu les ha ordenado detenerte si interfieres. Les autorizó la plata.
Aquello no sorprendía a Woo Hyun, no del todo. Kyu estaba dispuesto a todo con tal de seguir con sus locas y aferradas ideas. Pero... pero si él no se enfrentaba a Jong Hyun... no tendría que morir.
Y la moralidad de Woo Hyun entró en juego, porque Jong Hyun era un asesino a sangre fría. Merecía pagar por sus crímenes, pero Sung Kyu... su Sung Kyu...
—¿Qué... quieres, Ki Bum?
—Una oportunidad. Sólo eso. Sí funciona no volverán a vernos.
—Pero...
—Ayúdame —Key lo sujetó del brazo—. Por favor, ayúdame a salvar a Jong Hyun. Y yo te ayudaré a salvar a Sung Kyu.

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