Capítulo 47.

1.1K 218 33
                                    

Woo Hyun no sabía si aquel era el momento para que él y Sung Kyu hicieran aquello, pero cuando su novio lo miró de forma anhelante no fue capaz de negarse. Y de todas formas Woo Hyun dudaba que realmente fuese capaz de negarse a alguna petición de Kim. Desde el día en que le había conocido había perdido buena parte de su voluntad.
—Vamos a tu habitación.
Susurró Sung Kyu, besándolo de forma suave, pero insinuante.
Nam asintió, llevándolo por las escaleras más cercanas, observando de reojo el buen trabajo de limpieza que los chicos y los cazadores habían hecho.
La directora ya no estaba más, pero les había enseñado lo suficiente. Y ellos eran una familia, sin importar qué, lo eran.
El joven de cabellos dorados miró al Maestro del Gremio. No sabía cómo lo haría, pero se encargaría de que Sung Kyu también formase parte de esa familia.
—Woo Hyun.
El aludido se giró, sólo para sentir los brazos de Kyu en torno a él.
—Te amo.
Confesó el cazador.
—Te amo también, Sung Kyu.
Y volvieron a besarse, cruzando torpemente el estrecho pasillo que conectaba con los dormitorios de los prefectos. Pero Woo Hyun sabía que él ya no era un prefecto más.
Director Nam.
Era lo más comprensible. La directora le había preparado para ello. Ese había sido su sueño de cadi toda la vida. Por lo menos hasta que había conocido a Sung Kyu. Y entonces su único sueño había sido estar junto a él toda su vida.
Woo Hyun abrió la puerta del dormitorio con el hombro, sin dejar de besar a su pareja, manteniéndole fuertemente sujeto entre sus brazos.
Sin encender las luces y pese a lo oscura que era esa parte de la academia, Nam comenzó a desnudar a Sung Kyu, dejando a sus manos deslizarse por esa suave piel, explorando a conciencia un cuerpo que conocía a la perfección. Un cuerpo que amaba y que seguía deseando con el mismo ardor y la misma pasión del primer encuentro. De aquella vez en que habían hecho el amor tras la confesión de Sung Kyu. De la manera que había tenido Kim de demostrarle su amor.
Y Woo Hyun sabía además otra cosa. Un detalle que no importaba, pero no dejaba de hacerlo feliz.
Porqué aunque Nam no hubiese sido el primero en su vida, sí había sido el primero al que Sung Kyu se había entregado. Woo Hyun sabía que Kyu era un activo, pero con él... Se había dejado amar sólo por él.
—Te amo, Woo Hyun, te amo.
Jadeó Sung Kyu, besando de forma intensa su cuello, mientras sus manos le desvestían a él. Y Nam notó la desesperación en aquel gesto. El miedo. Mucho más grande que el deseo o la excitación.
Porqué Sung Kyu estaba asustado.
Sí las bestias aprendieran a controlarse, sería el fin de la raza humana.
Se lo había oído decir una vez a un cazador. Uno que había creído que ser licántropo te hacia estúpido.
Sung Kyu... creía que iba a morir. Sung Kyu no se veía así mismo ganando una pelea contra Jong Hyun. Pero... pero si iba con su gente... ¿no cambiaria eso algo? Y sabia que, pese a la traición, Ji Soo seria capaz de dar su vida por él. Y ni hablar de Min Ho y Sung Jong. Seguir ciegamente a Sung Kyu parecía parte de su código genético.
Y sí... ¿de todas formas perdían?
Sung Kyu atrapó sus labios, ajeno a sus pensamientos, dedicado por completo a entregarse al placer. Pero Woo Hyun no podía permitir aquello. No dejaría que Sung Kyu se resignara y creyera que esa sería su última vez juntos. Porqué no sería así.
Sujetó su mentón y lo miró a los ojos. Aún a través de la oscuridad.
Y no sólo vio el miedo, sino las intenciones. Porqué Sung Kyu no planeaba decirle nada de aquello. Era una lástima que ya no pudiera mentir como antes. Ahora era un libro abierto para el rubio.
—Te amo.
Susurró Nam, besándolo.
Iba a jugar el mismo juego que Kim.
Las piernas de Sung Kyu lo rodearon con fuerza mientras Woo Hyun iba penetrándolo lentamente, disfrutando de la estrechez de su novio, de su calor. De la deliciosa sensación que le daba sentir a su pene atrapado entre aquellos montículos de carne que nunca se cansaría de acariciar, de amasar entre sus manos ante cada estocada.
—Más... más rápido... Namu...
Jadeó Sung Kyu al sentir el miembro del rubio golpear directamente su próstata, haciéndole olvidar sus miedos y preocupaciones.
En ese momento sólo existían ellos dos, amándose infinitamente. Deseándose hasta la misma muerte.
Sung Kyu encajó las uñas en los antebrazos de Woo Hyun justo en el momento de llegar al orgasmo, sintiendo al prefecto llegar poco después, descargando su semen en su interior.
—Te amo.
Susurró Woo Hyun, besando su frente con ternura.
Y así era como Sung Kyu quería que terminara. No había sido un buen novio o un buen amante con Woo Hyun, pero al menos se merecía una buena despedida. La despedida adecuada para una relación inadecuada, para un amor que no debió haber existido nunca.
—Quédate conmigo.
Volvió a susurrar el rubio, sin despegar su cuerpo del suyo, pasando de sus fluidos y el sudor.
Y eso era lo que Sung Kyu quería... y sin embargo...
Sabía muy bien que cuando finalmente se enfrentase a Jong Hyun... porqué no existía la posibilidad de ganarle sin perder en el proceso.
—Sí, Woo Hyun — mintió—. Me quedaré contigo.
Y esa era la única forma. Iba a romper su corazón, pero al final Nam entendería que la vida estaba hecha de elecciones. Y que él había elegido morir desde hacía mucho tiempo. Porqué era la única forma en que podía saldar sus deudas.
Hubiera querido explicárselo...
Y hubiera querido quedarse con él para siempre.
—Voy a ir contigo.
—¿Qué?
—A darle caza a Jong Hyun.
—Olvídalo. Está noche hay luna llena, tú no...
—Puedo controlarme.
—Pero...
—No mientas más, Sung Kyu —le recriminó Nam con voz dulce—. No voy a dejar que me dejes.
—Woo Hyun...
—Te amo.
Sung Kyu rodeó su espalda con fuerza, pero no dijo nada. Ya ideaba posibles planes para deshacerse de Woo Hyun el tiempo suficiente. No iba a dejar que aquella cruda batalla lo arrastrara.
Y Woo Hyun a su vez ideaba métodos para obligar al otro a dejarle ir. No pensaba dejar ir a Sung Kyu y sus ideas de mártir. Porqué él no pensaba perder a Kim Sung Kyu.
No otra vez.

Academia Dissander Where stories live. Discover now